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—Vamos, amor, vamos a comer, luego bailaremos un poco. —Movió las cejas. — Después podemos volver a nuestra habitación y follar como conejitos.

Una de las cejas de JiMin se alzó. 

—Qué gracioso.

YoonGi se rió entre dientes.

—Eso pensé.

El pelinegro disfrutó la cena mucho más de lo que habría pensado. Normalmente odiaba las cenas del Consejo, a las cuales tenía que asistir, como el representante de su clan. La charla constante del conejito y su deliciosa naturaleza, casi habían hecho que todo pareciera mucho más divertido. 

—¿Qué hay en esta ensalada? —Preguntó
JiMin, antes de poner otro tenedor repleto en su boca. Pareció olvidar dónde estaba su boca y comenzó a perseguir el tenedor con sus labios hasta que lo atrapó.

El pálido frunció el ceño. 

—No estoy muy seguro, pero supongo que podemos descubrirlo. 

—Es mar-maravilloso.

Sus cejas se alzaron. ¿Su pareja estaba arrastrando las palabras? Rápidamente miró el vaso de vino de JiMin, pero estaba vacío. Una mirada aún más rápida a su alrededor demostró que el extraño comportamiento del menor no había sido notado por nadie más... todavía. 


—JiMin. —Susurró el dragón, mientras se inclinaba acercándose al oído de su pareja. —¿Has estado bebiendo? 

—Nooo. —JiMin soltó una risita y cubrió su boca. —Yo n-no bebo, odio el alcohol. 

—Tal vez alguien puso vino en tu copa o algo.

La cabeza del peliblanco pareció rodar, mientras se volteaba para mirar su copa. Seguidamente, la agarró y la volteó hacia abajo. 

—Nop, no hay vino.

El de ojos oscuros tomó la copa y la colocó en la mesa. De repente, casi saltó de su silla cuando sintió la mano de JiMin agarrando su ingle, por debajo de la mesa un momento después. La agarró velozmente debajo de la mesa y se la apresó, pero no antes de que el más joven desabrochara sus pantalones y metiera su mano dentro. 

—¡JiMin! 

—Oh, estás enojado conmigo. —El de ojos violetas le apoyó su cabeza contra su hombro. —. Vas a... a... — JiMin frunció el ceño por un momento, luego una gran sonrisa se extendió por su rostro. —¿Vas a nalguearme?

Gruñó, cuando varias cabezas se voltearon en su dirección. Su pareja no había sido muy silencioso con esa última declaración. Todos los que estaban cerca los había escuchado. Así que quería meterse en un agujero. 

—¿Hay un problema con tu pareja, YoonGi?

Por favor, ¿donde está ese agujero cuando lo necesito?

Se preguntaba el de tez nívea, mientras se giraba para mirar al Anciano Hwang, quien estaba sentado a unos cuantos pies más allá. Tratando de sonar confiado, respondió. 

—No, no le pasa nada malo a mi pareja. 

—Parece un poco... —El Anciano frunció el ceño. —Ebrio.

El pálido hizo una mueca. Podía oír la desaprobación en la voz del mayor.

—Creo que sólo fue algo, que no acordé con él. —Comentó, mientras trataba de capturar la mano vagabunda de JiMin. No fue fácil. Se sentía como si el conejo tuviera miles de manos, todas apuntando hacia su ingle. 

—¿Hay manzanas en su ensalada? 

—¿Manzanas?

El Anciano sonrió. 

Escamas y algodón | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora