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YoonGi se paseó ida y vuelta entre su escritorio y la ventana. Estaba perdiendo la cabeza. JiMin estaba enfermo, y lo sabía. Demonios, todos lo sabían. Sólo pretendían que no estaba pasando nada. Incluso el doctor.

Esa visita, por si sola, hizo que quisiera gruñir y triturar algo con sus puños.

El peliblanco se negó a ser examinado por el doctor con él en la habitación. Había protestado, pero éste había apoyado a su pareja. Cuando el doctor salió, le había anunciado que JiMin estaba saludable y en buen estado, sabía que ese no era el caso de su pequeña pareja -quién continuó vomitando incluso después de que el doctor se fue, y eso había sido hace días.

Nadie le decía qué estaba mal con su pareja. Apenas tocaba la comida que traía. El menor se levantaba por una hora de vez en cuando, pero nunca el tiempo suficiente como para que pudiera cuestionarlo de verdad.

Ni siquiera los trabajadores de al lado, haciendo toneladas de ruido, mientras remodelaban el lugar y lo convertían en un jardín botánico parecían molestar a JiMin. Él simplemente dormía todo el rato. Si no conseguía algunas respuestas pronto, iba a lastimar a alguien.

—¿YoonGi?

Se dio la vuelta, frunciendo el ceño, cuando se dio cuenta de que no había oído entrar a nadie.

—HoSeok.

—Ya llegaron las cosas de JiMin. ¿Dónde te gustaría colocarlas?

—Puedes traer los artículos personales para acá. Todo lo demás, puede ser colocado en el depósito, hasta que JiMin decida qué quiere hacer con eso.

Los labios de su amigo parecieron retorcerse, por un momento, mientras el pálido fruncía el ceño ante el gesto.

—Sólo hay cuatro cajas, YoonGi. No hay nada que poner en el depósito.

—¿Cuatro cajas?

El contrario asintió.

—Yo también estaba un poco sorprendido. Supongo que todos los muebles venían con el apartamento. Sus pertenencias personales, cabían todas en cuatro cajas de cartón, y apenas. No había mucho qué empacar.

—Tal vez mantiene algunas de sus cosas en algún otro lugar o algo así. — Tenía que haber una explicación, del por qué JiMin no tenía más cosas para empacar en su viejo apartamento. —YoonGi, hay una caja de ropa, una caja de libros, y dos cajas de esto y aquello. —El castaño se rió un poco. —Y cuando digo esto y aquello, quiero decir esto y aquello. Colecciona algunas cosas de lo más raras.

—Bueno, entonces sólo tráelas aquí. JiMin querrá sus cosas cerca de él, cuando despierte.

—¿Sigue durmiendo?

—Sí, y no sé por qué. El doctor sigue diciéndome que está bien, pero yo sé que no. Nadie vomita y duerme tanto, a menos que estén enfermos. Si alguien no me lo dice pronto, quizás llame al Consejo y pida su ayuda.

—¿Le has preguntado a JiMin?

—¿Cómo? —Espetó secamente. —Siempre está durmiendo. Se despierta el tiempo suficiente para comer un poco, lo cual nunca es mucho, y tontear por ahí, y luego vuelve a dormir de inmediato.

Las cejas de su amigo se alzaron, hasta la línea de su cabello.

—¿Se despierta para tontear por ahí?

—Sí.

—¿Y tú lo dejas?

—Parece ser la única cosa que evita que vomite. Si me niego a salir a dar una vuelta con él, se molesta y luego corre al baño y vomita. Parece que es más fácil salir a dar una vuelta con él, después de que come algo y luego lo dejo ir a dormir, en vez de discutir con él al respecto.

Escamas y algodón | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora