Segundo Aire

Capítulo 39 - Pequeñas ondas, grandes olas

Zoro tomó un largo trago de su sake y le indicó al cantinero que le sirviera un poco más. Luffy se sentó a su lado, su bebida intacta. Una cosa que Zoro había notado sobre Luffy era que nunca bebía alcohol a menos que estuviera feliz o quisiera celebrar algo. No bebía para olvidar sus problemas, ni siquiera para emborracharse (cosa que, con el metabolismo de su cuerpo y su desprecio general por la biología humana realista, apenas podía hacer de todos modos). De esta manera, era el polo opuesto del bebedor compulsivo promedio. Para Luffy, el alcohol era a partes iguales un símbolo de la vida pirata, un medio para su rivalidad amistosa con su primer oficial y una forma divertida de dejarse llevar durante una fiesta. Pero nunca fue un escape de sus problemas.

Entonces, cuando Luffy dejó su bebida intacta, fue difícil para Zoro no darse cuenta de que no estaba de muy buen humor. Los sentimientos inquietos que emanaban de él en oleadas, que no pasaron desapercibidos por la observación pasiva del espadachín, también lo dejaron muy claro. Suspiró antes de volverse hacia su capitán.

"No tiene sentido insistir en eso, ¿sabes? Hasta que nos encontremos con Robin, ni siquiera sabremos si ha estado aquí, y mucho menos adónde va". Luffy asintió, pero aún estaba desanimado.

"Solo estoy preocupado. Sé que las cosas no saldrán como la última vez, no lo dejaremos, pero el hecho de que el bastardo todavía esté por ahí no ayuda en nada".

Zoro lo miró con curiosidad. "¿Qué hubieras hecho si él estuviera aquí? ¿Provocarlo?"

Luffy se encogió de hombros. "No habría necesidad. Ya sabes qué posición busca. Si ambos estuviéramos en la isla, me habría apuntado en la primera oportunidad que tuvo". Apretó el puño. "Pero ahí va ese plan".

Zoro pensó por un momento. "Aún así, no hay tantas cabezas de recompensa que le garanticen esa posición en estos mares, y a menos que Ace lo confronte, lo cual nos dijo que no lo haría todavía, dudo que pueda hacer su movimiento en este momento". punto. No s por qu no est aqu, pero lo ms probable es que sigas siendo su objetivo principal.

Luffy pensó en la lógica por un momento. Estuvo de acuerdo con eso, pero aún no podía sacudirse la aprensión infundada en sus entrañas. Suspiró y decidió dejar de preocuparse tanto. No era realmente su estilo.

"Pero incluso si no sale según lo planeado", continuó Zoro, "prevendremos lo peor. Si de alguna manera se intensifica hasta ese punto, lo seguiremos hasta Marineford si es necesario". Miró a Luffy significativamente. "Todos nosotros."

Luffy no pudo evitar sonreír. Cogió su vaso. "Mientras tanto, asegurémonos de que no lo haga", dijo antes de tragar. Es cierto que estaba de mucho mejor humor después de esa tranquilidad. Incluso si las cicatrices en su cuerpo hubieran desaparecido una vez que llegó al pasado, las cicatrices en su mente siempre persistirían hasta cierto punto. No quería asaltar Marineford de nuevo, y no creía que tuviera que hacerlo, pero si se trataba de eso, lo haría, y la idea de que no estaría solo era agradable.

Luffy y Zoro escucharon el sonido de las puertas del bar abriéndose detrás de ellos, acompañado por la sensación de un aura más fuerte que el promedio entrando. Eso solo por lo general no los haría pestañear. Fue el hecho de que reconocieron instantáneamente la presencia lo que los tomó por sorpresa. Intercambiaron una mirada, ambos haciéndose la misma pregunta. ¿Estaba aquí la última vez?

Luffy luchó contra el impulso de darse la vuelta en su asiento y esperó mientras ella caminaba hacia el mostrador y se sentaba en el taburete a su lado.

"¡Camarero! Tomaré una copa de vino aquí", dijo la voz familiar. Luffy la miró a escondidas y fue asaltado por recuerdos que casi lo hicieron retroceder con culpa cuando se encontró con sus ojos inquisitivos.