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Capítulo extra / agradecimiento a los lectores.
Volvía a Japón después de un viaje de negocios en Nueva York. Regresar a tu hogar después de casi perder tu empresa es algo reconfortante, pero saber que esa persona que tanto amaba podía no estar allí conmigo era algo aterrador. Al llegar al aeropuerto, nadie estaba allí para darme la bienvenida, claro está que me lo esperaba al no haber hecho presencia durante seis largos y ajetreados meses.
Antes de volver a casa, tuve que festejar con mis compañeros por su excelente trabajo al no dejar que la empresa fuera en bancarrota. Alcohol, cigarro, licores, todas esas cosas estaban encima de la mesa, sin embargo yo me mantuve al margen. No quería festejar si no estaba él. Regresando a casa, ya a las tres de la mañana. Encontré a mi querido albino de ojos violeta tirado en la cama durmiendo.
-Lo siento Izana, me fue muy complicado recuperar la empresa. -susurré mientras me acercaba a él para darle un beso en la mejilla.
-Vete al sofá. -su voz adormilada rompió ese escaso silencio.
-Hace frío. Déjame un sitio anda.
-Vete al sofá, estás castigada. -se tapó con las sábanas.
-¿Me vas a castigar?
-No. Estoy cansado. Vete al sofá.
-No. Yo también estoy cansada. -me tumbé a su lado. Él empujó mi cuerpo intentando que se cayera, pero no lo consiguió.
-Te extrañé. -abrazó mi cuerpo con fuerza. -Por un momento pensé que jamás volvería a verte.
-Jamás te dejaría solo. Y dime, no me habrás engañado mientras estaba fuera, ¿no?
-No, puedes preguntarle a Emma. Sorpresivamente ella lo sabe todo.
-Confío en ti.
Al final de unos minutos, ambos acabamos completamente dormidos.
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Los rayos del Sol traspasando las cortinas y el olor del té verde recién hecho hizo que me despertara. Me levanté y fui al aseo, salí del baño después de asearme y fui a la cocina, donde estaba mi peliblanco favorito preparando mi desayuno favorito.