Capítulo 2.
Pasaron tres años y mis padres estaban más ausentes, aunque mucho más insistentes con mis notas. Según ellos, si no era inteligente, no tendría futuro en su empresa y contratarían a alguien más para sustituirme como jefa en algún futuro. Mis notas eran excelentes, entre los profesores, era la mejor alumna que nunca hubieran tenido, sin embargo, en las calles se me conocía con mala fama. Algunos pandilleros que se me acercaban, les partía alguna que otra costilla antes de que posaran una mano sobre mi, otros me tenían miedo por los rumores entre pandillas. A mis once años de edad, era lo mejor en todo lo que hacía y me proponía.
A esa misma edad, Izana y yo buscábamos reclutas para nuestro reino, hasta el día que él fue golpeado por un grupo de personas mucho más mayores que ambos.
—¿Quieres que haga algo con ellos? —le pregunté a Izana con un tono más serio de lo usual. Él era nuestro rey y como súbditos, teníamos que obedecer al pie de la letra todo lo que decía.
—No os preocupéis. Yo mismo me encargaré de esto.
Varias semanas después, apareció en las noticias que unos jóvenes de dieciséis años fueron abatidos en sus casas. Supe desde ese momento que había sido Izana, él era capaz de matar a alguien a golpes, como yo misma. En esos días, visitaba a Izana en el orfanato, y jugábamos con otro chico llamado Kakucho. También hacía de las mías por las calles. Cuando sentía la mirada de los hombres posándose sobre mi como si fuera un juguete, hacia que se arrodillara ante mi, haciendo que suplicaran por sus vidas ante mi mísera presencia. Al final, me gane cierto respeto por las calles junto Izana.
—¿Quién es ella, Izana? —un niño más pequeños que nosotros estaba detrás de él peliblanco. Este último intentaba hacer que el de la cicatriz saliera de detrás de él. Yo solo observaba con cara de asco la escena, sinceramente me molestaba mucho las personas poco valientes, es decir, casi todo el mundo me desagradaba.
—Soy Nirigana Tsumugi. —dije con el mismo tono desagradable de siempre. Eso hizo que el pequeño siga escondiéndose detrás de mi rey. Me rendí y simplemente cogí la mano de Izana y me alejé del lugar hacia el patio trasero del orfanato, sin embargo, el pequeño nos persiguió hasta el lugar.
—¡Espera Tsumugi! —frene en seco y me giré para ver la cara de Izana. Él estaba enfadado, el de la cicatriz corría detrás de ambos. —Te dije que vinieras para que conocieras a Kakucho, no para que te molestaras con él.
Sus palabras me calaron en el fondo de mi corazón. Después de eso, solté la mano de Izana y me acerqué a Kakucho.
—Kakucho, ¿cierto?
—S-si.
—Bien, ven. —cogí su mano y lo lleve conmigo al patio, Izana estaba siguiéndonos y los otros niños y niñas del orfanato se asomaron a ver que sucedía. —¿Qué te gustaría hacer, Kakucho?
—¿Podemos jugar a esconderse? —su voz temblaba del miedo.
—Claro. ¡Izana! ¿Quieres jugar con nosotros? —le grité a Izana de manera no ofensiva para que el resto de niños no me tuvieran miedo. En ese momento, Izana, junto los demás niños se encontraron alrededor de nosotros.
Posteriormente, me dispuse a elegir al que buscaría. Todos pusimos la punta de nuestros pies juntos para que fuera mejor a la hora de jugar e Izana empezó a contar y cantar la canción.
—Zapatito blanco, zapatito azul. Dime cuantos años tienes tú. —su dedo toco la punta de mi zapato.
—Diez.
—Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, ¡diez! —su dedo se posicionó en la punta de su zapato. —Me toca a mi, esconderos todos. No quedará ni uno sin pillar.
Cuando Izana comenzó a contar, cogí la mano de Kakucho y nos fuimos a esconder a una de las habitaciones del piso superior. Observamos por la ventana como Izana terminaba de contar y se disponía a buscar a los demás.
—Y, ¿cómo conociste a Izana? —me preguntó el pequeño a mi espalda.
—Me perdí y él y su hermano me ayudaron a regresar a casa. —conteste de alguna manera cierta. Abiertamente esa mentira podia ser correcta desde el punto de vista del hermano de Izana. —¿Y tú?
—Yo... Mis padres fallecieron en un accidente recientemente, por eso tengo esta cicatriz. —señalo su cicatriz con los ojos aguados. —Y cuando le estaba haciendo una tumba a mis padres aquí en el orfanato, él apareció y me hizo su siervo. —las lágrimas brotaron de sus ojos.
Me acerqué para abrazarlo y consolarlo y nos quedamos algunos segundos en esa posición. Quise separarme, pero el pequeño me lo impedía, así que le dije que nos sentáramos en una de las camas presentes y accedió a sentarse a mi lado, aún abrazándome. Se quedó así hasta quedarse dormido en mis brazo. Después de eso, perdí la noción del tiempo y también caí rendida ante el sueño. Había sido un día algo largo. Mi profesora me enseñó mucho sobre la historia y matemáticas avanzadas. Me encontraba realmente cansada.
—Os encontré. —la voz de Izana me despertó poco tiempo después de caer dormida. Este acarició mi cabeza y se fue de la habitación. Cuando me di cuenta, Kakucho y yo seguíamos abrazados, el apoyado en mi pecho. Lo aparte cuidadosamente y me fui con Izana, este ya había encontrado a más de la mitad de los niños que jugaban. Arreglé mi cabello y mi vestido un poco y ayude a Izana a encontrar al resto de los niños. En realidad, ese día fue uno de los mejores de mi vida, Izana me enseñó a como caer bien a las personas. Él me había enseñado tantas cosas que tenia que recompensarle de alguna manera, pero no sabía como.
Buenos días/tardes/noches (灬º‿º灬)♡
No me encuentro emocionalmente bien, pero estos pensamientos me sirven para seguir escribiendo mis historias, así que no dejaré de escribir .·´¯'(>▂<)´¯'·.
Lo de arriba me sonó a la canción está de "off with your head". Es divertida :)
Bueno, tened un feliz año nuevo por si no subo nada (つ≧▽≦)つ
Hasta otro día, no os olvidéis de comentar, votar y seguir leyendo ( ◜‿◝ )♡
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Tenjiku's Queen - Izana Kurokawa
Fiksi Penggemar-Dime algo Izana. -¿Qué? -¿Acaso sentiste algo por mí?¿O todo fue parte de tu estúpido plan? ★ Izana x Fem!Reader ★