Luego de la Campaña al sol, Wei Wuxian esta herido de gravedad, Xue Yang se encarga de cuidarlo.
Durante tres años disfruta de tranquilidad pero Wei no puede vivir en el exilio, necesita volver.
Un encuentro no previsto con un Jade y termina esp...
Tres años pasaron en esa vida tranquila, hasta que un día por culpa de una maldición en una aldea, Wei fue interceptado por un grupo de discípulos del Clan Lan , estos eran liderados por Lan Xichen quien a pesar del camuflaje lo reconoció casi de inmediato.
Wei Wuxian se encontraba rodeado y Xue Yang había desaparecido de la vista.
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-Es interesante volver a encontrarlo Joven Wei- dijo Lan Xichen mirando fijamente a este.
-¿Qué me delato?- fue la pregunta del otro.
-Su sentido de justicia- contesto el jade.
-¿Podemos hablar en privado y de forma más amena?- pregunto Xichen.
-Por supuesto, Zewu-Jun- dijo Wei indicándole el camino.
El Jade envió a sus discípulos a hacer diligencias y los despidió. Luego se volvió hacia Wei Wuxian y comenzaron a caminar en dirección hacia la cabaña.
-Wanji aún no pierde esperanza de volver a encontrarlo- comento el jade. Wei Wuxian se paró en seco.
-¿También el correcto Han Guang-Jun desea vengarse por algo o es solo mi camino desviado que lo tiene preocupado?- dijo Wuxian con clara molestia en su voz
-No es eso joven Wei. Pero es algo que deberían hablar entre ustedes. Creo que las situaciones luego de su muerte se pusieron confusas al igual que su existencia. No soy yo quien debe arreglar estos asuntos por esa razón este encuentro solo existirá entre nosotros pero debería considerar que hay muchas cosas que deben aclararse, por el bien de las personas que aún le importan. Y porque usted merece vivir en paz.- dijo Zewu-Jun, hizo una reverencia y se fue dejando a un Wei Wuxian muy pensativo.
-Tu no crees que debamos volver- dijo muy seguro al llegar a la cabaña y ver el semblante sombrío del otro joven.
-Volverán a traicionarte- dijo mientras se levantaba del lugar y salía de allí.
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Muchos días pasaron mientras Wuxian pensaba una y otra vez las cosas. Él no quería vivir escondido, no deseaba que la gente lo odiara, tampoco el desprecio de las personas que quería pero si volvía debía hacerlo bien porque podría ser encarcelado o peor, con tantas mentiras hasta querrían una segunda muerte.
