۫ ˑ ᳝ ࣪🍓ღ🍋❟┆ Una semana dedicada a este par de gays que ocupan un lugar enorme en mi corazón; el fan de Crimson Riot y amante de los crocs, y el pomerania gritón que se duerme a las 8 pm.
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➩ Portada hecha por mí. Crédi...
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Ambos sentían que no podían tener una vida más plena en esos momentos.
Sus sueños de convertirse en estupendos héroes se habían cumplido y aún iban en ascenso. Tenían al amor de su vida a su lado, siempre apoyándose el uno al otro. Compartían un hogar que, pese a ser algo reducido, les era más que suficiente para ambos.
Sin embargo, las aguas no podían mantenerse calmas durante mucho tiempo con este par. Y esta vez se debía a una inquietud que había surgido en el pelirrojo hace poco.
En un día como cualquier otro, en el cual inconscientemente repasó la rutina que llevaban él y su pareja desde hace ya un tiempo, se "dio cuenta" (o más bien, lo recordó con más magnitud) de cierto detalle en específico, del cual no se había preocupado mucho antes.
Katsuki era el único de los dos que se encargaba de alimentar a ambos en aquel departamento.
A pesar de que parecía ser que al rubio no le molestaba aquello (ya que, si así fuera, muy probablemente se lo hubiese dicho desde hace mucho), Kirishima sentía que debía ser de más utilidad en esa vivienda; pese a que en realidad ya se repartían los quehaceres del hogar de manera justa y entre otras cosas.
Por lo que, un día, despertó aproximadamente a las 5 de la madrugada, dispuesto a preparar los almuerzos y desayunos de ambos; como había notado previamente que hacía su pareja, prácticamente, a diario. Al salir de la cama que compartían, procuró no llegar a despertar al cenizo en ningún momento, y afortunadamente lo logró. También se encargó de apagar la alarma del otro la noche anterior, para que aquel estruendoso sonido no lo despertara por él.
Cuando por fin estuvo en la cocina, frente al refrigerador y la estufa esperando a ser utilizados, tuvo que poner cierto esfuerzo en pensar qué sería lo que prepararía ese día. Y estar aún algo somnoliento, pese a haberse lavado la cara y cepillado los dientes, no ayudaba.
No pasaron más de 10 minutos cuando finalmente pudo decidirse: prepararía gyozas para el almuerzo y tamagoyakis de desayuno. Debía tener ambos platillos listos para antes de las 6 y media como máximo. ¿Qué tan difícil podría ser?
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