Mi madre NO me enseña a torear

4K 461 101
                                    


Mientras salía del museo la espada volvió a su forma de bolígrafo... bueno, eso fue conveniente.

Tras bajar las escaleras de la entrada decidí volver a intentar sonar despistado:

—Y... ¿qué está pasando?

—Shhh, escucha—me interrumpió Grover—. No confíes en nadie, ¿okey? No mires a nadie, ¡sólo camina!

—Que intenso—murmuré—. Y... ¿por qué te pidió Q...Brunner que me vigilaras?

—¡Porque soy tu protector!

Ah, okey, de no ser porque ya sé lo que está sucediendo esa respuesta no hubiera servido de nada. No es muy creíble viniendo del chico en muletas.

—Claro... ¿y ahora qué?

—Hay que avisarle a tu mamá—dijo—. Muévete, Percy.

Fruncí el ceño.

—¿Y cuál es la necesidad de involucrarla en todo esto?—dije—. Si más monstruos vienen a por mi, preferiría mantenerlos lejos de ella.

—Ella tiene que venir—insistió Grover—. Ahora date prisa, ¡rápido!

Vaya que esté Grover sabe cómo meter presión. No es precisamente el sátiro al que le darías la espalda y abandonarías en una estación de autobús por que te está asustando con sus palabras raras... pero vaya que daba miedo, de verdad, si no supiera que sucedía a mi alrededor estaría bastante preocupado por cómo habla y habla pero no da ninguna respuesta.

...

Lo primero que escuché al entrar al departamento fue la asquerosa voz de Gane vociferar:

—¡Sally! ¡Más cerveza!

—¡Voy!—respondía mi madre con cansancio.

Gane y sus amigotes de esa realidad estaban en la mesa jugando póker y bebiendo su estupida cerveza.

Hice todo lo posible por ignorar su olor nauseabundo y me dirigí a mi madre.

—Mamá—le llamé—. Mamá, ¡mamá! Tenemos que hablar.

Ella se volvió hacia mi.

—¿De qué...?

El Apestoso gruñó desde su silla.

—Oye, ¿qué no ves que está sirviéndome a mi y a mis amigos?

—Aggg, ¡Ya me traes arto, intento de morsa calva!

Me abalancé sobre él. El idiota hizo lo propio poniéndose de pie en su asiento, pero antes de que tan siquiera pudiera dar un paso, Grover lo golpeó en el pie con su muleta. El idiota grito de dolor, sólo para que Grover lo silenciara de un puñetazo en el estómago que lo hizo doblarse de dolor y caer al suelo.

Miré a Grover N con una nueva fascinación.

—Amigo... de repente me agradas mucho más que antes.

Sonreí y pateé al idiota en el suelo un par de veces, sólo por gusto.

—Te lo dije, soy tu protector—dijo Grover.

—Ajá... genial...

Admito que no le estaba prestando mucha atención, estaba fascinado como un niño pequeño pateando al Apestoso en el suelo y viendo cómo se retorcía de dolor.

Grover se volvió hacia mi madre.

—Sally, Percy tiene que irse. Y ahora.

—Supongo que eso significa que no habrá viaje a Montauk—murmuré para mi mismo.

Percy Jackson en... ¿Percy Jackson?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora