Esa misma noche todo el mundo estaba celebrando, aún con armaduras puestas.
Era raro que incluso el equipo rojo estuviese celebrando, pero no me quejaba. Si en esta realidad los campistas eran tan buenos perdedores quizá pudiera librarme de alguna que otra mala pasada en el futuro.
Por otro lado, me moría de hambre. Y esos animales que se rostizaban sobre el fuego se veían bastante bien,
Mientras todo el mundo vitoreaba alrededor de la hoguera, Grover empezó a gritar:
—¡Disculpen, disculpen, damas y caballeros! ¡El hijo de Poseidón va a pasar! ¡El héroe va a pasar! ¡A un lado!
Un hijo de Ares hizo una mueca mientras Grover lo empujaba, el sátiro le apuntó con un dedo.
—No, no nos mires así. Basta ya.
Fruncí el ceño.
—Ya basta, Grover—le pedí, para luego volverme hacia ese campista—. Lo siento...
—Oye, Percy—me llamó alguien a mis espaldas.
Me volví, encontrándome con tres chicas con copas en las manos.
—Va a haber una fiesta en nuestra tienda más tarde—empezó a decir una.
—Nos encantaría que pudieras ir.
Hice una mueca mientras retrocedía lentamente.
—Gracias, pero... tengo novia, ¿saben? Y es tirando a posesiva.
Grover, quien parecía bastante interesado en eso de la fiesta, se volvió rápidamente hacia mí.
—¿Qué tú qué? ¿Tienes novia y jamás me dijiste?
Retrocedí ligeramente más rápido.
—Es... una larga historia—murmuré—. Todo empezó cuando tenía doce años y...
—Vamos, será divertido—insistieron las chicas—. Por favor...
—Largo, ninfas—ordenó Annabeth, espantándolas.
Grover se fue detrás de ellas, diciendo cosas sobre que le interesaba la fiesta y que estaba disponible. Yo estaba más sorprendido de que no había podido distinguir de entre esas ninfas de humanas cualquiera. No había ninguna característica física que me lo hubiera indicado.
Recién allí caí en cuenta de quien las había espantado en primer lugar.
—Mierda...
Esta Annabeth se paró a mi izquierda, a una distancia que me resultaba incómodamente cercana.
—¿Te sientes como un héroe?—preguntó.
—Más bien como si un trío de ancianas chifladas me hubieran arrojado al inodoro cósmico y luego tirado de la cadena.
—Es... una curiosa forma de sentirse—dijo ella—. Me esperaba más un ego inflado.
—Soy hijo de Poseidón, no de Apolo—me encogí de hombros—. ¿Vas a decir por qué estás aquí o seguirás haciéndote la interesante? No te caigo bien, eso lo noto.
—Es posible que no me simpatices—respondió—. Nuestros padres se detestan.
—Si te soy sincero, ¿a mi en qué Hades me afecta una pelea o dos que tuvieron milenios antes de que cualquiera de los aquí parados naciera? Para este punto Atenas no es que sea muy importante, ¿o sí?
—Supongo que tienes razón—se encogió de hombros—. Y definitivamente siento algo hacia ti, sólo que no sé si es algo positivo o negativo.
—Si es negativo, te recomendaría que te fueras preparando mentalmente para otra paliza—dije como quien no quiere la cosa—. Si es algo positivo... te voy advirtiendo de una vez que tengo novia.
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Percy Jackson en... ¿Percy Jackson?
Hayran KurguPerseus Jackson, héroe del Olimpo, protagonista de hasta el momento cinco libros y tres historias complementarias, termina en un mundo distinto al suyo... un mundo que se conoce en los rincones más oscuros de la realidad como "adaptación cinematográ...