<<Dumbledore confía en Snape>>, <<Dumbledore cree en él>> <<Si Dumbledore lo dice>> Dumbledore, Dumbledore ¡Al carajo con Dumbledore! Cunado Sirius Black le pregunto a la orden del fénix, por qué el grasiento y tenebroso Snivellus era parte de ellos todos le respondían exactamente lo mismo, o a lo suma variaban algunas palabras, pero al final todo se reducía al mismo punto, al juicio que su líder tenía. Y Sirius no sabía si eso lo aliviaba o no ¿Podría alguien ser tan listo como para engañar a Dumbledore?
Sus ojos grises estaban fijos en el movimiento circular de la copa entre sus dedos, esa era quizás la quinta vez que se servía de aquellos licores que su padre tan bien escondía en su despacho, su mente no dejaba de dar vueltas sobre el tema de su nuevo aliado, sospechaba que no era el único que no confiaba en él, pero de seguro si era el único en pensar de manera tan constante en ello. ¿Snape? Entre todos los aliados que podrían tener ¿Tenía que ser ese enano oscuro que estaba no tan distante en su memoria?
─Bueno, ya no puedo decir que es un enano, aunque sigo siendo mas alto que él─ Sirius no tenía realmente nadie con quien platicar, pero era mejor hablar solo que dejarse ahogar por sus pensamientos─ Creció bastante, pero sigue siendo igual de feo...─ Su rostro se contrajo en una mueca mientras que su mente lo bombardeaba con imágenes del pálido mago; cuando lo había visto de nuevo esa noche en la casa de los gritos, sus posteriores encuentros en su morada cuando ocurría alguna reunión. Sus gestos al menos hacia él parecían contener todas esas emociones que los unieron en los que fueron quizás sus mejores años, cuando James estaba con él y cuando Remus...
Un nudo se colocó en su garganta, eran demasiados años, demasiados años para creer que todo podría ser como antes, tomó todo el contenido de la copa sintiendo como el golpe de alcohol actuaba rápidamente en su sistema, se sintió mareado y se sujeto fuertemente la cabeza. Creyó escuchar un leve llamado a la puerta, pero lo relaciono con su estado actual, su mano temblorosa se colocó de nuevo sobre la botella que ya se encontraba vacía, pero él no se percató hasta ese momento.
Se levanto y se movió hasta el anaquel en que su padre guardaba el licor, sacó una nueva botella y se dispuso a retomar su actividad anterior; la puerta del despacho se abrió, chirriado de una forma particular.
─Kreacher─ Pronunció el hombre, mientras llevaba la copa a sus labios─ ¿No tienes cosas que hacer? ¿Por qué vienes aquí a molestar?
─Molesto amo Sirius─ El elfo pronunció aquello con sumo desagrado, con su gesto acusador en el rostro─ El mestizo Snape se encuentra en la sala, me ha informado que tiene asuntos que tratar con usted.
─ ¿Conmigo? ─Se mofo─ ¿Qué asuntos tiene ese idiota conmigo?
─El mestizo no se lo dijo a Kreacher, a Kreacher solo le indicaron que debía anunciarlo.
Un suave gruñido escapó de los labios del mago, dejó la copa sobre el escritorio y se levantó para abandonar el salón, cuando estaba por entrar a la estancia en que se encontraba su inesperado (y para nada deseado) invitado se giró para dirigirse al elfo que lo seguía de cerca.
─Kreacher, te prohíbo que escuches la conversación que voy a tener con él, tampoco puedes entrar allí y mucho menos decirle a alguien que él ha venido a verme.
─Por su puesto amo─ Dijo el elfo con un tono de burla─ Kreacher hará lo que el amo ordene.
El elfo se alejó del hombre y cuando se perdió de su vista, Sirius ingresó a la habitación.
─Snivellus─ Llamó al hombre que se encontraba dándole la espalda, con la mirada fija en una pintura vieja en la que salía él de niño con su familia─ ¿Tu madre no te enseño que es de mala educación llegar a un lugar sin avisar?