U.A

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-¡Yelena quiere!–. Su voz áspera y arrogante fue captada por mis oídos.

-Cierra la boca, Bakugou.

-Quiero escucharlo–. Él le hizo segunda.

-¿Estas demente? no voy hacerlo.

-¿Ni siquiera por unos besos?–. Su cara no mostraba otro rastro que no fuera inocencia pura.

Sus lindos ojos heterocromáticos dirigieron su vista a mis labios, y a pesar de considerar que su rostro no mostrará evidencia de chantaje, yo y el sabíamos muy bien lo que intentaba. Quería reprocharle por jugar tan sucio, pero esa faceta atrevida de Shoto Todoroki no era algo que saliera a la luz frente a los presentes todos los días ¿Había razones para decirle que no? El siempre ganaba base a eso, era justo por que él cumplía mis caprichos también.

-Lo haré…–. Me resigne a dejarlo ganar.

Sus ojos brillaron y una sonrisa casi invisible adorno la comisura izquierda de sus labios, joder. Me puse de pie y le di la espalda, la profesora a cargo esperaba la recitación de mi poema por solicitud de la clase de literatura.

Era vergonzoso para mi por que no me importaba lo que ellos dijeran, pero el estaba allí, estaba presente y todo el valor que portaba se veía consumido por los nervios y la ansiedad que empezaba alojarse como torbellino en el centro de mi estómago, un barco a la deriva cubierto por las obscuras nubes que promovía una tormenta terrorífica no era comparado con lo que mi cuerpo sentía en esos momentos. Se supone que el poema sólo y solo él lo tendría que haber escuchado una vez saliéramos de la escuela y nos reunieran bajo el gran árbol que se encontraba en el centro del parque al que solíamos ir cada que terminaban las clases.

De fondo se escuchaban las voces de Kirishima, diciendo que era muy “varonil” la acción de Shoto al recompensarme con mimos y cariños como todo buen hombre con su mujer, ¿Mujer? Tan solo seguíamos teniendo 17 años, Denki solo me apoyaba con un típico “Vamos vamos, ya quiero escucharte” y se que sus intenciones eran realmente buenas, pero entre más cerca estaba de llegar al costado del escritorio, más tentadoras eran las ganas de salir huyendo por la puerta que daba a los pasillos de U.A.

Exhale profundo a medida que daba la espalda al pizarrón, la mirada inquisitiva de mis compañeros no ayudaba, busque apoyo en mi vegetal de cabellera verde, pero el veía a la castaña que se encontraba a unos instantes de ella, de pronto sentí la mirada carmesí de Bakuguo, el solo sonrió con egocentrismo, no estaba ayudando. Exhale por segunda vez consecutiva y deje salir las palabras…

 Quiero recorrer tu cuerpo.

Todos guardaron absoluto silencio al escuchar la primera línea de aquel curioso poema, pude ver la cara dislocada de Bakugou y un tic nervioso se abría paso en su ojo derecho. Midorya por fin dirigió su vista hacia mí, y pude jurar que sus ojos se saldrían botados como tapón de sidra. Quería desmayarme, tirarme de un puente por lo que mis labios describían a medida que mi ojos leían lo plasmado en la libreta.

..Tus ojos, ¡Oh..! Cuán hermosos son...

Uno describe a la perfección el color del mar, y deseo por segundo que sus olas cristalinas golpeen mi cuerpo de forma estruendosa. ¿Eres capaz de saber lo que provocas? El gris de tu iris define mi vida sin tu presencia, oh, no te vayas por favor, ¿Cómo soportaría la ausencia de tu cuerpo? Eres manantial de fuego, y si tuviera que pisar el infierno sería solo bajo las llamas de tus besos…

Quiero que consumas mi alma bajo las caricias de tus dígitos…

Quiero gritar tu nombre mientas recibo tu amor a través del deseo inmenso que proclamas…

FRÍOS Y ARDIENTES ESCENARIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora