♡ primer mes.

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JiMin no entendía que es lo que tenía que ver en la ecografía que se había hecho, sinceramente parece que tuviera solo eso, una foto de una pasa inexistente. ¿Se supone que el retoño debería ser invisible o por qué no estaría viéndolo ahí? ¡O por Dios! ¿Se lo habrá comido él? ¡Ay, qué asco! Aunque no creo que sea así, porque ahora tiene hambre todo el tiempo. Las náuseas se les fueron, el único problema es que tenga casi todo el tiempo hambre y lo odiaba.

—¡Basta! ¡No quiero comer más! —Se pone una almohada en la cara y da un grito. Naranja, a los pies de la cama, levanta la cabeza con sus orejas en alerta viendo a su dueño— estoy bien Naranjita... —soltó un suspiro— es que ya no doy más, ¡Voy a dormir! Eso me quitará un poquis el hambre. —sonrió, dejó el paquete de chocolates en la mesa de luz y se limpió la cara para poder dormir, Naranja fue hasta él y se colocó en su pecho ronroneando. JiMin ríe moviendo sus pies tiernamente— que lindo estar en casa, solito... —habló tranquilamente.

—Te escuché.

Abre uno de sus ojos y ve a JungKook entrando al cuarto, hace un puchero poniendo la almohada en su rostro y girando el cuerpo para darle la espalda a su novio. Sin embargo, algo interrumpe su hora de sueño, una mano en su pancita y como esta se eleva y él, aún con la almohada en su cara, suspiró para tratar de volver a dormir, pero unos besos lo sacan de su sueño grandioso que estaba por tener.

Iba a reprochar, pero entonces JungKook lo vuelve a interrumpir, tomándolo por sorpresa.

—Hola, bebé. —Habló. JiMin levanta la almohada y divisa a su novio mirando su pancita, sus ojitos enfocados en esta misma mientras sus dedos rozaban con la piel del menor, que se erizó. Bajó la almohada cuando JungKook levantó la vista en su dirección, oyendo su risa para seguir hablando con su futuro retoño—. A papi no le gusta comer mucho… —comenzó. ¿¡Por qué este hombre lo conoce tan bien?! ¡Lo amodiaba!— porque piensa que puede engordar, y... me frustra, porque estar gordo no es malo. Además, si lo fuera, sería igual de perfecto como ahora. —dejó un beso en la pancita, JiMin se sonroja, queriendo disimular la sonrisa que quería presentarse— quisiera que lo sepa, pero al parecer, no se puede evitar el bajo autoestima. Aún así, él es la persona más linda del mundo. Es tan lindo, tan bello y tan bueno. Él es el amor de mi vida, ¿Cierto, nene? Tú lo sabes.

—Sí, lo sé. —Rió, abrió sus ojos sorprendido y se quitó la almohada de la cara para ver a su querido novio— ¡Oye! ¡Eso no se hace! ¡Estaba por quedarme dormido! —hace un pucherito, JungKook se acerca y le da un suave beso.

—Oyendo conversaciones ajenas, eso es malo, nene. —Soltó una risa, JiMin le pega en el hombro— ¿Quieres hablar? —alzó una ceja.

—¿De qué?

—De tus inseguridades, amor. —Pasa su brazo por la cintura del menor y lo alza sin hacer esfuerzo. Ambos quedan sentados en la cama, con el embarazado en las piernas de JungKook, que rodeó su cintura con sus brazos tatuados.

—Estoy bien, Kookie.... —Suspira.

—No. Me gustaría saber porque tienes tantas inseguridades sabiendo que yo te amo tal y como eres, nene. Nunca dejé de hacerlo y menos ahora que formaremos una familia.

—Mmm. —Hace una mueca, dudoso. Asintió rendido, abrazó a JungKook y este quedó con su rostro a centímetros de la pancita del mismo y no tardó en dejar pequeños besitos— me siento feo y gordo. No ahora, si no desde antes de que te conociera, creé mis propias inseguridades, veía a todas las personas felices que creí que iba a ser infeliz toda mi vida. Me veía feo en el espejo, dormía mucho por el cansancio, iba y venía, llegaba a las cuatro de la mañana y comía poco. No es que no me guste comer, me encanta, pero hay límites. Odiaba todo de mí. Bueno, odio, pero es que tú llegaste. —susurró— me hiciste ver que valía la pena seguir con vida, gracias a ti estoy aquí ahorita formando una familia contigo. —repitió sus palabras.

NUEVE MESES 嬰兒 kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora