Capítulo 6: Razones

113 8 1
                                    



—¿Qué?—sus ojos se iluminaron completamente—. ¿De verdad?

—Sí—respondió con una sonrisa de medio lado, divertido por la actitud del Kakarotto infantil—. Me gustas, Kakarotto.

—Vaya...—sonrió y se recostó nuevamente, sintiendo una gran calma dentro de sí—. Pero todavía quieres olvidar a tu exnovia, ¿verdad?

—Ya se me había olvidado su existencia—soltó una risa—. Kakarotto, quiero conocerte mejor antes de iniciar una relación contigo—el rubio asintió.

—Veg, ¿pasas la noche conmigo?—preguntó con una sonrisa. El mayor lo vio unos segundos, no era su faceta pervertida, era la faceta alegre—. No quiero sexo, sólo tu compañía—dijo adivinando sus pensamientos.

—No lo creo conveniente, Kakarotto—el menor lo miró confundido—. Debo volver a donde mi hermano, siempre cuido de él—el rubio asintió.

—Está bien—sonrió enternecido—. Vegeta, eres tan lindo. Sigo sin creer que esa chica se atrevió a cambiarte por alguien más, eres la mejor persona que he conocido... Además, tienes lindo trasero.

—Te contaré una pequeña historia, Kakarotto—dijo después de reír por el comentario acerca de su trasero, ¿apoco se lo había estado mirando durante su cita? El de ojos esmeraldas asintió—. La conocí cuando tenía cinco años, ella era del terreno vecino, a más de trecientos metros de mi casa. Acompañaba a mi padre a entregar dos cajas de manzanas, que era lo que habíamos cosechado durante esa semana. Al llegar la vi, era una niña muy bonita de ojos azules, parecía una princesa—el más volvió a asentir mirándolo con mucha atención—. Era muy insoportable.

—Jajaja—empezó a reír por el cambio brusco en su relato—. ¿Qué pasó después?

—Conforme pasaron los días, y de los negocios que nuestros padres tenían, nos fuimos conociendo. Al principio ella era muy pesada y presuntuosa, pero después me mostró su verdadero ser: una niña agradable y dulce. Se convirtió en mi amiga... Pero dejé de verla por siete años, cuando su padre la envió a casa de su hermana, o sea la tía de Bulma, en Francia.

—¿La extrañaste en ese tiempo?—a pesar del sonido de la lluvia, podía escuchar perfectamente la historia relatada por el más bajo.

—Pensaba en ella de vez en cuando, como amigos, claro. Cuando la volví a ver me llevé una sorpresa, era ya toda una señorita y, pues, se puso muy linda en ese tiempo—volteó a ver al rubio—. Me atrajo, físicamente. Y cuando volví a hablar con ella me di cuenta de que no había cambiado tanto su manera de ser, seguía siendo una dulzura de persona...—su mirada cambió a una de pesar—. El problema es que duramos un año y medio como amigos, es lo que nos tomó poder ponernos al tanto de lo que vivimos el tiempo que estuvimos separados.

—¿Fue ahí donde dejaste de verla como una amiga?—el mayor soltó aire.

—Casi. Su padre estaba haciendo negocio con un hombre acerca de exportar su producto a la ciudad donde vivía él y su familia, ese señor siempre se llevaba a su hija y, tengo entendido, pasaban noches en la casa de Bulma. Ahí es donde ellas se hicieron amigas. Malamente Bulma aprendió las mañas de esa muchacha—se agarró el cabello con frustración—. Se volvió muy coqueta y... caí bajo sus insinuaciones...

—Creí que había sido por amor su relación—el mayor comenzó a acariciar la cabellera empapada del más alto, consiguiendo que sonriera.

—Terminé enamorándome de ella, pero... yo era un caballero.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 15, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Ante el brillo de las estrellas (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora