Sirius Black, aquel hombre con un mal expediente en el ministerio será prófugo de Azkaban con el fin de conocer a su ahijado. Lo que no sabía es que conocería al raro y dinámico trio al que Harry pertenece, a ellos y a Angel Malfoy.
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Las vacaciones de Semana Santa no resultaron lo que se dice relajantes. Los de tercero nunca habían tenido tantos deberes. Neville Longbottom parecía encontrarse al borde del colapso nervioso y no era el único.
Y a Hermione Granger se le habían acabado las ideas para acercarse a la melliza Malfoy. Angel había intentado darle una explicación, pero cuando estaba dispuesta a hacerlo, Pansy aparecía mágicamente.
—¿Aburrida sin tus sucios amigos? —preguntó Pansy, quien tomó lugar aún lado de ella en el comedor.
—Parece que tienes alcantarillas por todos lados, te aparecer de la nada —evitó su pregunta tomando sus cosas para sentarse en otro lugar.
Angel, mientras tanto, tenía que combinar sus deberes con el diario entrenamiento de quidditch, por no mencionar las interminables discusiones de tácticas con el equipo. El partido entre Gryffindor y Slytherin tendría lugar el primer sábado después de las vacaciones de Semana Santa. Slytherin iba en cabeza y sacaba a Gryffindor doscientos puntos exactos.
A Draco aún le dolía el barro que había recibido en Hogsmeade, y le había puesto furioso que Harry se hubiera librado del castigo. Harry no había olvidado el intento de Draco de sabotearle en el partido contra Ravenclaw.
Nadie recordaba un partido precedido de una atmósfera tan cargada. Cuando las vacaciones terminaron, la tensión entre los equipos y entre sus respectivas casas estaba al rojo. En los corredores estallaban pequeñas peleas que culminaron en un desagradable incidente en el que un alumno de cuarto de Gryffindor y otro de sexto de Slytherin terminaron en la enfermería con puerros brotándoles de las orejas.
Harry lo pasaba especialmente mal. No podía ir a las aulas sin que algún Slytherin sacara la pierna y le pusiera la zancadilla. No fue hasta que Angel salió a la defensiva, con el pretexto de que ganarían de manera justa.
Harry se lamentaba, pues cada que se acercaba a ella para agradecerle, Angel se iba rápidamente.
La víspera del partido por la noche, en la sala común de Slytherin, se abandonaron todas las actividades habituales.
