ɴᴇɢᴏᴄɪᴏs ᴏ ¿ᴀᴍᴏʀ?
"Ella y él estaban decididos a centrado únicamente en los negocios, sin espacio para el amor. Sin embargo, el destino les depara sorpresas inesperadas en su búsqueda de éxito. ¿Serán capaces de resistir la tentación del amor en med...
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TN había sido requerida para un nuevo negocio, uno que prometía no solo hacer crecer su carrera, sino también catapultar la empresa a nuevas alturas. Mientras revisaba los documentos en su oficina, uno de los clientes mas importantes de BAE entró, mostrando una evidente preocupación.
—TN, ese señor no da el brazo a torcer —le decía el señor con tono serio y exasperado—. Hemos intentado de todo. Eres nuestra última esperanza para ganar este caso.
Ella sonrió con una seguridad inquebrantable.
—Tranquilo, señor Chan. No solo ganaré yo, sino que también ustedes lo harán —le guiñó un ojo, transmitiendo una confianza arrolladora—. Necesito la dirección para empezar con este asunto cuanto antes.
El señor Chan vaciló un momento antes de preguntar, su voz temblando ligeramente:
—TN, ¿puedes viajar a Corea del Sur?
La miraba con una mezcla de esperanza y temor, temiendo que ella pudiera rechazar la oferta.
—¡Ja! ¡Claro que iré a Corea del Sur! —dijo ella, sonriendo ampliamente, aunque internamente sentía una leve inquietud.
—¡Mil gracias, TN! ¡Te debo la vida! —exclamó él, abrazándola efusivamente. Ella se quedó rígida, sin disfrutar del contacto.
—Sí, sí, no hay de qué —se separó rápidamente—. Bueno, señor, ha sido un gusto hacer negocios con usted —estrechó su mano con firmeza y salió de la oficina con su asistente, Jin, siguiéndola de cerca.
Una vez fuera, su mente comenzó a divagar. "¡Ja!, ¡¿Por qué tenía que ser Corea del Sur?!", pensó mientras caminaba hacia su coche.
—¡TN! —la llamó Jin por sexta vez, sacándola de sus pensamientos.
—¡¿Qué?! —respondió finalmente, con una mezcla de irritación y sorpresa.
—¡¿Te das cuenta de que veremos a tu amor platónico?! —dijo Jin con entusiasmo. TN le dio un codazo en las costillas, haciendo que Jin se quejara.
—¡Auh! —se quejó Jin—. Qué ruda...
—¿Crees que cuando me vea me mate en ese mismo instante? —preguntó TN, con un destello de miedo en sus ojos.
—¡Ja!, ¡¿Bae TN teniendo miedo?! —rió Jin, divertido—. No creo que te reconozca. Han pasado más de 11 años y has cambiado mucho. —La miró de pies a cabeza, evaluando su transformación.
—Bien, saldremos mañana a primera hora hacia Seúl. Compra los boletos en primera clase y renta un departamento cómodo —ordenó TN mientras subía al coche, y Jin se acomodaba en el asiento del copiloto.
Tendrá que enfrentar mi pasado...
Mientras tanto, en otro lugar, un joven caminaba con determinación por los pasillos de su empresa. No saludaba a nadie; para él, parecían no existir. Llegó a su oficina y se sorprendió al ver a una mujer sentada, dándole la espalda, con los pies cruzados sobre el escritorio.
