cap 1

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- Que tengas un buen día- le entrego el pastel envuelto a la señora con una sonrisa amable en la cara.

- Muchas gracias, igualmente.

Suspiro agotada una vez que sale la señora, estos meses me tocará trabajar más de la cuenta. Antes solo trabajaba media jornada pero si quiero seguir viviendo bajo un techo me tocará decirle adiós a mi tiempo.

- Buenas tardes Kenya.- entra la señora Paqui acompañada de su adorable perrita.

- Hola señora Paqui, ¿ Qué tal todo?- saludo y después miro a la perrita.

- Genial todo, ponme por favor dos barras de pan y tres trozos de mi pastel favorito.

- Creo que eres la única persona que compra este pastel - comento mientras me giro para sacar las barras.

- Y también la única que tiene buen gusto, por dios, ¿Cómo no van a comprarlo? si está delicioso.- contesta mientras se acerca a la vidriera a ver qué otros pasteles hay.

- No se... la mayoría prefieren los de limón o los de frambuesa.-me encojo de hombros.

- Pues ellos se lo pierden, más pastel de zanahoria para mí entonces.- saca de su billetera el dinero parta entregármelo.

-¿ Cómo estás tú? Cariño te ves muy cansada.- me mira preocupada.

- Bueno...he empezado a trabajar más tiempo porque han aumentado el coste del alquiler, si no lo hago no podremos pagarlo.-contesto tratando de disimular mi disgusto para que no se preocupe más.

- Cariño, no quiero intervenir, pero creo que ya va siendo hora de hacer que tu madre se espabile y empiece a ser más responsable.

- Lo sé, pero ya lo he intentado muchas veces, no creo que esta vez vaya a ser diferente.-contesto algo harta sobre el tema.

Confío mucho en la señora Paqui, la conocí hace ya casi cuatro años. Siempre me ha apoyado y me ha ayudado a tomar desiciones, creo que es lo único que tengo parecido a una madre.

Además, es la abuela de Tania, mi mejor amiga, y suelo pasar mucho tiempo con ella por lo que ya se sabe todos los dramas de mi vida.

- No quiero insistir, eres libre de hacer lo que quieras- se acerca para recoger su pastel y sus barras y entregarme el dinero- Pero como siempre te repito, si necesitas dinero o cualquier cosa, no dudes en avisarme.

- Gracias- contesto realmente agradecida.

- Me tengo que ir, cuídate-se despide y me siento hasta que venga otro cliente.

Pienso en el tema de mi madre, me apena mucho que apenas se fije en que tiene una hija y que sea yo quien la mantenga, en vez de ser al revés. Es alcohólica, por lo que parte del dinero que gano trabajando se lo gasta en alcohol y en algunos otros casos en drogas.

Siempre trataba de no permitir que compre para parar su adicción, pero se ponía muy agresiva conmigo, por eso me rendí. Una vez incluso llegó a pegarme haciendo que mi cabeza sangrara. Tuve que ir al hospital sola e inventarme que me caí mientras corría por la casa, menos mal que no resultó muy grave la herida.

Tania siempre me dice que me mude a su casa y deje que mi madre se las apañe sola. Me parecía cruel, pero ahora que lo pienso creo que ya va siendo hora de parar esto, aunque me duela. Pero me duele más verla así, y aún más que me trate mal.

Yo la quiero mucho, aunque nunca me haga una muestra de amor. Como mucho me agradece que le preste dinero.

Cuando vivía con nosotros mi padre, que por cierto no se ni donde está. Hace ya casi 4 años que se fue, cuando yo solo tenía 14 años. Era él el que trabajaba, mi madre era ama de casa y yo tenía una vida normal en ese entonces, aunque nunca recibí amor de parte de ninguno de ellos.

En la Boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora