Cap 10

243 22 5
                                    



Camino por los pasillos de la mansión dispuesta a negociar con Dennis.

Después de alimentarme me metí en la habitación y no salí.

Dennis estuvo más de una hora insistiendo en que comiera, y al final tuve que hacerlo a la fuerza, estaba cansada y hambrienta.

Después de eso me metí en la habitación y no salí, no quería volver a verle. Hasta ahora, tengo una propuesta para él.

Me paro y miro atrás, luego vuelvo mi vista al frente. Frustrada, sigo caminando sin saber a dónde voy.

Esto es demasiado grande y no me da tiempo a acordarme de todo.

No sé ni en qué piso estoy.

En eso se me ocurre una idea.

«No era que los hombres lobos tenían un oido especial?»

- Aaaaaa- grito, tratando de llamar la atención de quién sea, aunque prefiero que sea la de Dennis.

No pasan ni cinco segundos cuando Dennis aparece delante mía.

- ¿ Qué sucede?- pregunta preocupado, me examina de arriba abajo asegurándose de que no me pasa nada.

- Un monstruo- lo señalo con cara inocente.
Me mira enfadado, y respira profundamente tratando de controlarse.

«Creo que la cagué, me despido del mundo señores»

- ¿Has gritado para nada?

- ¿Qué pasa si digo que sí?- lo miro apenada y algo arrepentida, e intento ignorar los latidos de mi corazón cuando él se encuentra cerca.

- Estás acabando con la poca paciencia que tengo, Kenya.- amenaza.

«Dios, que bien suena mi nombre en sus labios»

«Oh, sus labios»

«No me interesa»

Me siento como una adolescente de quince años por estar alterándome de esta manera.

- Bueno, en realidad quería hablar contigo.- añado cuando las palabras me salen por fin.

- ¿ Y tenías que llamarme de esta manera? ¿ No podías simplemente venir a mi despacho y tocar la puerta.

Diciéndolo de esa forma me hace sentir tonta, ¿pero cómo quiere que me aprenda todos los lugares de este lugar si parece no acabarse?

- Digamos que me perdí...- contesto algo tímida.

Me agarra de la mano y empieza a caminar, yo solo lo sigo, cada segundo más perdida que el anterior.

«El día que me aprenda esta casa de memoria me mereceré el premio Novel»

Llegamos a su despacho y me siento delante de él. Lo único que hay entre nosotros es su escritorio. Que está bien ordenado, con papeles y cosas encima.

- ¿Y bien?- pregunta impaciente.

- ¿ Dices que no puedo irme a mi casa no? - pregunto y el asiente.

- No voy a dejar que te vayas.- niega decidido.

- Bueno, solo vengo a advertirte.- lo miro desafiante- solo quiero avisarte de que si me dejas en esta casa contigo, terminarás loco, pero de los que terminan en el psiquiátrico- comento tratando de sonar amenazante.

Se levanta lentamente de su silla y rodea el gran escritorio. Lo observo sonreír silenciosamente, como si estuviera pensando que solo bromeo, pero allá él... por su culpa estoy en esta casa encarcelada.

En la Boca del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora