'Vives tu vida pacíficamente. Fructuosamente. Al margen de una sociedad abusiva, homogénea y amaestrada. Sueñas con ser alguien y te conformas con ser el reflejo de otras miles de personas. ¿Por qué?.
Porque un hombre te señaló con el dedo. Y tú, al verle subido a una escalera, creíste que era un dios.''-Reflexión de América.50 años atrás....
-Todo comenzó con una explosión, mi pequeña flor de Loto. Todo, comenzó a partir de Terkeris. Ella nos acogió en su seno, amamantándonos como aquel a quienes adoptan los lobos. Nos enseñó a ser humanos, y a la misma vez, a no serlo, pues carecemos de imperfecciones como dichas criaturas mortales, pero amamos tanto como ellos.-
Las palabras de la mujer que la cuidaba eran sus primeros recuerdos. Ella siempre había preguntado más de lo debido, más de lo requerido. Todo esto lo atribuían a haber nacido justamente en el primer Plenilunio de Terkeris del año.
La pequeña América no era nada más ni menos que una niña. Una joven de la isla de May, cuya vida se resumía a hacer travesuras por la noche y esconderse del calor por el día.
Era algo simple y a su vez bastaba para sobrevivir cómodamente en un trozo de tierra sobre el mar. Hablando del mar: era la única parte que le gustaba de toda la dichosa península. No le gustaba el calor abrasador, ni la arena fina y áspera. Anhelaba vivir entre bosques, ninfas y duendes de cuentos lejanos. Era una ilusa, pero...
¿Quién no lo era a los 13 años?Donde la inocencia es un modo de vida, y las virtudes solo se demuestran en juegos y cuentos.
América era sencilla si la contemplábamos del lado del linaje y las riquezas. Poco tenía, mas ella era feliz danzando alrededor de las hogueras y discutiendo con muchachos de lo que no recordaba el rostro a la mañana siguiente.
La llamaban ''oso''. ¡Pero claro, ella no tenía la culpa de tener mucho pelo!. En Puerto Púrpura, la gente solía afeitarse la cabeza, para que el calor fuese más llevadero, aunque Am (diminutivo de América) mantenía que aquello solo haría que nos quemásemos con más rapidez.
Ella tenía el cabello tan largo...por la cintura. O más, no la recuerdo muy bien. Era menuda y esbelta: Aún no se había desarrollado. Aunque eso era una ventaja ya que si no, debería haber contraído matrimonio con algún joven estúpido y lascivo. Tampoco recuerdo bien su rostro. Hace tantos años de aquella historia... pero si sé que era hermosa. Su piel, como la de cualquier purpúreo original, era blanca, con trazos repletos de agua (que compararé con tatuajes tribales) que les daban alguna que otra ventaja a la hora de habitar en el desierto, en comparación con la gente común.
Sus ojos eran azules. Como los lagos de los cuentos de hadas: ''un azul cristalino, un azul profundo donde podías bucear hasta las profundidades del alma''.Sí, quizá esa sería una buena descripción.
América danzaba todas las noches, por lo que su cuerpo aún lo recuerdo elástico y delicado, contoneándose lenta y suavemente, acompasada por los tambores de los ancianos, y por la ceniza de la hoguera que tras ella daba calor y luz a su figura.
Pero esta no era su única actividad diaria. (Aclaremos esto, América era un ser de costumbres, todos los días hacía acciones similares, ya que así estaba enzarzada su sociedad.
Y como mencioné anteriormente, ella solo era una niña)Todas las tardes marchaba a las orillas de Puerto Púrpura, donde lavaba su rostro, cuello y muñecas en el agua fría y violeta que rodeaba nuestra isla.
Sin embargo una tarde, ella comenzó a entrar al mar.
Yo no lo comprendí porque... Era muy joven, y mi entretenimiento se basaba en vigilar a la pequeña hija de Terkeris.Aunque poco después me dieron la información que me faltaba para saber lo que pasaba: a lo lejos, se pudo oír una dulce voz que incitaba a la locura. Una dulce voz, que se llevaba a la joven más hermosa que hube visto, y a su vez, mi sueño de retratarla. Inmortalizarla.
No se supo nada más de América.
No se supo nada más de danzas alrededor de la hoguera. Se prohibió adentrarse en el mar, y yo envejecí sentada en la roca donde había memorizado el ritual de la joven hacía 50 años.
Cara, cuello y muñecas.
¿Qué podría significar aquello?
Recuerdo la palabra perfección, que abundó en mi niñez. Recuerdo sus cabellos azabaches que olían siempre a azahar. Pero recuerdo su explicación sobre el ritual, aunque sí que estaba relacionado con el mar.Un día, sentada en el mismo lugar, pude ver a lo lejos una silueta.
Tenía curvas. Era alta. Era hermosa. El cabello negro y una sonrisa maquiavélica en sus jugosos labios rojizos.
Y sin duda supe que aquella sonrisa sería lo último que vería. Luego, simplemente, me ahogué en el mar azul que sus ojos me mostraban.Un movimiento, un corte, un pequeño cántico....y la sacerdotisa del ''Dios del Mar'' puso fin a mi espera. Y a mi vida en general.
Por eso a partir de hoy, sentada al lado de Terkeris, podré relataros la historia de América.
Podréis saber qué fue tras mi muerte, cómo metió el miedo en los corazones humanos, predicando que el fin llegaba.
Al menos no se equivocaba.
¿Mi nombre?
No hace falta, ya que un narrador no tiene nombre, ni rostro.Sino voz.
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Las islas de Darién
FanteziePor el momento, esta historia permanecerá paralizada por falta de tiempo para completarla. Disculpen las molestias.