Capítulo 5: El sueño de Ami.

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Llevaba horas caminando por aquel bosque, se hacía de noche. No sabía qué hacer, ni a dónde ir. Nunca había salido del orfanato desde que llegué, con dos años. Ahora, catorce años después, decidía huir. ¿Pero por qué? no lograba recordarlo.
¡Ay! Acabo de chocar con alguien. A la luz de la luna es un poco difícil ver si se trata de un guiriciano o de algún otro ser extraño de los que habitan nuestro bosque.
- ¿Hola? - Una garra me respondió arañándome, haciendo que cayera a la húmeda tierra- ¡Au! -¿estaba atacándome?
- ¡Lo siento! -me respondió una dulce voz ayudándome a levantarme- -creía que eras algún ser extraño... no pretendía herirte, ¿estás bien?- preguntó asustada.
Al incorporarme nuestras alas se iluminaron tanto que pude ver la imagen de una chica muy parecida a mí.


Me desperté. Todo parecía tan real. Llevaba ya quince días soñando lo mismo. Ya había empezado a pensar incluso que tenía una hermana. Me arreglé y salí a desayunar. Era un poco pronto. Solo Dana, la dueña del orfanato, estaba despierta. Llevaba ya tantos días soñando lo mismo, debía contárselo todo a ella.

-¿Una hermana? ja, ja, ja... ¡pero que cosas tienes Ami! -se reía Dana- Ya te he dicho mil veces que no encontramos a ningún superviviente en aquel accidente, a parte de ti. Además, tus padres sólo tuvieron una hija y esa eres tú.
- ¡Pero Dana, tienes que creerme!- insistí- ¡yo sé que la tengo!
- Lo siento, Ami, pero no puede ser.- sentenció Dana entrando en su despacho.

Me llamo Ami, soy alta, de ojos morados y pelo castaño claro, liso y muy, muy largo. Como todo guiriciano tengo unas grandes alas que adornan mi cuerpo, una piel muy blanca que brilla si tocamos el agua que rodea las islas y un don.
Vivo en la península de Guir. Aquí sólo hay una aldea porque es una zona pequeña. Esa aldea se llama igual que la península, Guir.
No sé nada sobre mis antepasados y, aunque me gustaría, nunca he salido del orfanato y mucho menos de Guir. Aquí, en el orfanato, no tengo muchas amigas, me consideran un poco rarita por pasarme el día entre libros, investigando sobre las lunas: Aro, Malia y Terkeris; sobre las islas y el agua que las rodea. Me gustaría saber por qué nuestra piel tiene ese brillo al tocar el agua, por qué las islas flotan, me gustaría saber utilizar el don de los guiricianos, saber nuestra historia y la de las islas. Me gustaría aprender tantas cosas...
Hace una semana que, debido a mis extraños sueños, he pensado en huir. Irme de aquí. Pero me da miedo que todo sea producto de mi imaginación, que Dana tenga razón y esté completamente sola en este mundo.
Inmersa en mis pensamientos llegué a la biblioteca del orfanato y decidí seguir mi estudio sobre el don de los guiricianos, cuando vi que el sueño se estaba repitiendo demasiado decidí empezar a investigar. Yo ya sabía que nuestro don era intuir cosas que iban a pasar o algo así. Nunca lo utilizamos, por lo que el don se está perdiendo.

- Ami, tengo que hablar contigo. -me dijo Dana- He estado pensando sobre ese sueño que me has contado y creo que puede ser una señal. Verás, tú conoces nuestro don y a lo mejor tienes razón y tienes una hermana. No sé cómo porque nadie me ha informado sobre que tus padres hubieran tenido dos hijas.
- Entonces, ¿es posible que tenga una hermana? -Pregunté con alegría.
- Sí, es posible, -ahí ya estaba ascendiendo al mismísimo cielo- Pero debo advertirte que a veces nuestro don engaña - y ahi fue cuando me hizo aterrizar- aunque ese sueño se está repitiendo tanto... -Volvió a darme esperanzas.
- Gracias, Dana.
Cuando Dana se fue me quedé pensando, ¿es posible que pudiera tener una hermana? Me costaba creerlo, pero aún así ya lo había decidido. Mañana me iría de aquí y buscaría a mi hermana.

Las islas de DariénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora