Caía, caía y volvía a caer hacía la oscuridad.Me ahogaba, no podía respirar.
Pánico.
Desperté con un sudor helado en la frente como todas las anteriores noches, mi losa era demasiado pesada.
Mi madre, la mismísima Koria, reina de la isla a la que le da nombre, no había tenido el miedo a poseer el poder cuando estaba en mis circunstancias.
Siempre ha sido una mujer muy fuerte de carácter y con las ideas muy claras (sin abrir su mente a otras).
No la admiraba.
Se encontraba al mando de un reino, Koria, cuyos habitantes, tré maður o hombres árbol se encontraban a su disposición, esclavizados, por el hecho de, según ella "ser inferiores a nosotros".
Mi familía gobierna Koria, anteriormente Lanfsa (el nombre de mi abuela), desde tiempos inmemoriales.
Somos muy diferentes a los demás y por ello se nos reconoce a simple vista.
Todos los tré maður tenemos el color de la piel verde oliva y nos alimentamos a base de nuestro Sol
naranja, como nuestros hermanos vegetales, por lo que en las zonas donde el Sol siempre está presente nos encontramos nosotros, que es casi toda la isla menos las Ruinas Dnnusis, donde solo se hacen expediciones.
Todos tienen el pelo negro azabache pero en nuestra família lo tenemos de un color rojo muy llamativo. Además, algo muy significativo es que todos los tré maður tienen dentro de su cuerpo savia, nosotras tenemos eitrit o veneno, propio de plantas muy difíciles de encontrar, salvo en los escondrijos del Bosque Viejo, Gran Delaya.
Y, por si esto fuera poco, tenemos diferencias mucho más importantes, nuestras propiedades mágicas.
Nuestra raza esta conectada directamente a la tierra y entre todos estamos entrelazados por una enorme fuerza de atracción y poder que hace que todo nuestro reino sea el pulmón de Darién. Podemos hablar con los árboles y vegetales, tranformarnos en ellos y crear campos de protección para proteger nuestro reino. Nosotras, además de lo anterior, podemos hacer la tierra más inhóspita fértil o incluso provocar terremotos.
Somos muy longevas, nuestra esperanza de vida es de aproximadamente de 20 años y la de el resto de hombres árbol de 5.
Mi madre dice que estamos hechas para controlar a la población,que son 'nuestro enemigo'.
Una población que se encuentra explotada, esclavizada. Una población que nace para servir y morir. Que si comenten algún tipo de falta, el castigo es la muerte.
No sabe lo que dice.En Koria, desde siempre estamos bajo una sociedad matriarcal en la que la mujer es el centro y el hombre pasa a un segundo plano, se ha de encargar en todo momento del cuidado de los niños, no puede salir de Koria sin el consentimiento justificado de la misma reina y, aunque tanto el hombre y la mujer sean esclavos, el hombre posee menos derechos.
Nos reproducimos mentalmente en un proceso que se hace posible por el hecho de que estamos muy conectados entre nosotros pero solo puede realizarse si la mujer quiere y cuando la luna Malia se encuentra en su totalidad iluminando el oscuro cielo.
Por esto,a mis antepasadas no les ha preocupado nunca el hecho de no saber ni siquiera el nombre del padre,solo sería un esclavo con la suerte de ser elegido por toda una mujer de sangre de eitrit.
En cuanto a la religión, el reino de Koria tiene un libro antiquísimo llamado Orð gyðju jarðar o Palabra de la Diosa Tierra, en el que recoge las 'normas'para que, al morir, cada tré maður se pueda encontrar con ella.
Lo curioso del tema es que las que han escrito todo este libro fueron mis antepasadas y parece una broma el que nadie lo haya deducido. Los principios básicos son:•Gyðja jarðarinnar (Diosa de la tierra) te guía en el camino para ofrecer toda tu vida y corazón a la reina de la sangre de veneno.
-Huye de las tentaciones que te alejen de tu camino.
-Siente amor hacia tu gran diosa y tu gran superior.
-Sé consciente de que la Gran Gyðja jarðarinnar te ha elegido para ofrecer a la reina de eitrit todo lo que necesita. - Sigue con cariño el camino duro que te llevará a nuestro glorioso encuentro.Y, en el medio de todo esto, me encuentro yo. Instruyéndome para ser la reina para cuando mi madre falte y vaya al encuentro con la Gyðja jarðarinnar.
Señales de humo de roble desde palacio.
Problemas.
Salgo corriendo desde el prado de al lado del río Gty ,mi lugar para pensar con claridad donde nunca hay nadie,hacia casa.
-Anthea,otra vez?! ¿No te cansas de irte sin decirme nada? ¿Dónde ha sido esta vez?- dijo llevándome del brazo hacía mi cuarto, la segunda torre a la izquierda..
-Aquí, madre, al lado de casa.-dije disimulando mi fuerte respiración.
-Espero que llevases la capucha y el pelo como debes. Si no, cerraré el pestillo de tu cuarto por la mañana como ya te avisé.
-Claro madre. Sí,ya me avisaste- dije impaciente.
Tras sentarnos en mi mullida silla de piel de nyum, fruta muy amarga de May, dijo mi madre con mucha calma y con aires de gradiosidad.
-Lo primero, hoy has faltado a tu clase de religión. Esta tarde vas a tener que recuperarla.
Lo segundo, tengo un dolor muy grande en la espalda por el golpe, me ha dicho Arina, que me dió hace 2 lunas aquel bastardo en el mercado, ¿recuerdas?
-Claro que lo recuerdo, madre. Mandastes a ese hombre al mar donde se ahogó.
-Bien, pues bueno, cada día tengo un dolor diferente. Envejezco y no puedo hacer nada por remediarlo. Anthea, mañana vas a empezar ya en la Escuela de Gummis. Ves preparándo todo y, sobretodo recuerda lo que tienes que ordenar que dicten de memoria.
-Los principio básicos del Orð gyðju jarðar, la tengo claro, madre.
-Eso espero -dijo alzando su larga melena de fuego, saliendo despacio de mi cuarto.¿Ya?
Había esperado este momento durante muchos años y ahora,una profunda sensación de inseguridad llenaba mi cuerpo. Era el momento de instruir a la nueva generación (para los próximos 5 años), el mensaje que mi família ha trasmitido durante tanto tiempo y que mi madre trasmitió en su día.
¿Podía cambiar las cosas?
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Las islas de Darién
FantasyPor el momento, esta historia permanecerá paralizada por falta de tiempo para completarla. Disculpen las molestias.