El coraje y la fibra de Jimin de poco ayudaron. Aunque Hyunjin ya no lo amenazaba con la espada, no había nada que pudiese hacer a no ser aferrarse a las crines del caballo mientras huían en disparada. Si cayese, sería pisado por los otros animales.
Al entrar en el bosque, Hyunjin disminuyó la velocidad del galope e hizo una señal para que el grupo de hombres se dispersase. Sorprendido, el se dio cuenta que el barón había planeado cada detalle de la operación y que, a pesar de todos los cuidados tomados, debía temer a los soldados de Daegu porque continuaba corriendo como un loco.
La esperanza de ser rescatado pronto se hizo muy pequeña y a pesar de esforzarse, no conseguía pensar en un plan, para escapar de esa situación. La proximidad del cuerpo de Hyunjin le causaba nauseas terribles, impidiéndole razonar con claridad y cada segundo que pasaba lo dejaba más distante de Daegu.
Cerrando los ojos, Jimin intentó relajarse hasta que, finalmente, la imagen de su marido le vino a la mente trayendo un poco de orden al caos interior. Al pensar en Yoongi y en el amor que él tenía, sintió la calma invadir sus sentidos sobresaltados, como si, por un milagro, la fuerza de Min lo amparaba en medio de tanta desesperación.
Más sereno, Jimin concluyó que nada podía hacer por el momento, o por lo menos, hasta que parasen para descansar. Tal vez ahí... lograse escapar. Hyunjin era cruel sí, sin embargo, no era tan inteligente como él. ¿Sin embargo, su intelecto podría prevalecer a la fuerza de las armas?
Finalmente, Hyunjin se detuvo, los oídos atentos, y la espada otra vez contra su cuello. Jimin contuvo la respiración. Pero, más allá del ruido de las hojas y del canto de los pájaros, no se escuchaba nada. Nadie los perseguía. Los otros tres caballeros que los acompañaban se rieron, llenos de confianza. Pronto dejaban atrás el bosque y entraban en campo abierto, directo al encuentro del pequeño ejército, fuertemente armado, que los aguardaba.
Por un breve instante Jimin sintió que sus esperanzas se renovaban hallando que la tropa venía de Daegu. Sin embargo, pronto se volvió obvio que esos hombres no pertenecían al castillo de Yoongi ni a Busan. Eran soldados de Hyunjin, quien ahora se reía y gritaba, entusiasmado por la fácil victoria.
Amargado por el descubrimiento, Jimin intentó no entregarse a la desesperación mientras el barón lo colocaba en el suelo y le amarraba las muñecas con una cuerda.
—¿Qué es esto, mi lord?—indagó uno de los hombres. —Pensé que había venido a salvar a un doncel.
—Él doncel precisa de un poco de persuasión —Hyunjin respondió secamente. —Él está hechizado por ese demonio de Min.
Tan pronto el nombre de su marido fue mencionado, Jimin se dio cuenta de la serie de murmullos que la reputación de Yoongi levantaba.
—¡Él caballero rojo! ¿Este es su doncel?
Uno de los soldados preguntó.
—Ya oí hablar del barón Min — habló otro hombre haciendo la señal de la cruz. —Dicen que tiene un pacto con el diablo.
—Tonterías. —Para mostrar su completo desdén, Hyunjin escupió en el suelo, junto a los pies de Jimin.
—El Caballero Rojo no es más que una sombra y sólo Dios sabe hace cuánto tiempo no ha sido visto por alguien. O está muerto o es un viejo débil, incapaz de aguantar el peso de su propia espada.
—Pues te digo que él es joven, fuerte y poderoso más allá de tu imaginación —Jimin habló con mucha calma. —Con seguridad ya sabe lo que hiciste y va a perseguirte implacablemente.
—¡Él no sabe nada! —Hyunjin levantó la mano para abofetearlo y desistió, comenzando a reír. — Voy a tomarte tantas veces, y con tanto ardor, que pronto te olvidarás de la existencia de Min.
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Married to the devil
FanfictionJimin de Park es un doncel bello y orgulloso que no necesita a ningún hombre en su vida. Ha manejado con éxito el castillo de su familia por un año, pero el rey ha declarado que él debe casarse con uno de los caballeros del reino. Determinado a most...