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Jimin estaba en el salón principal cuando llegó un mensajero de Busan.

-Es un muchacho llamado Woozi , mi lord -el guardia le avisó.

-¡Déjalo entrar! -Él exclamó, deleitado con la idea de recibir noticias de su antiguo hogar. Conocía a Woozi hacía años y ahora era asistente del administrador.

-Taehyung, trae cerveza y comida para nuestro invitado. - Jimin miró a su alrededor y encontró todo en el más perfecto orden. Aunque Daegu no fuese tan bonito como Busan, bajo sus cuidados el castillo se había transformado en un ambiente agradable y acogedor, sin nada de la atmósfera lúgubre inicial. Se sentía satisfecho de poder recibir al muchacho.

-Woozi, ¡qué bueno volver a verte! -Con ambas manos extendidas, él le dio la bienvenida al viajante, sin embargo, el aire abatido del joven lo preocupó inmediatamente.

¿Pasaba algo malo en la casa?

-Su apariencia es perfecta, mi lord.

Tal vez la expresión extraña de Woozi no estuviese renovada con posibles problemas en Busan sino con el castillo de Daegu. En esos días maravillosos que habían seguido a la Navidad, había acabado olvidándose de los rumores terribles que rodeaban al Caballero Rojo y a aquellos que vivían en sus dominios.

-Cuánta gentileza. Estoy bien, gracias. Por favor, siéntate. Necesitas descansar después del largo viaje.

Woozi pareció relajarse con una jarra de cerveza y un plato de carne asada delante suyo.

El joven atacó con fervor la comida mientras Jimin le contaba sobre las mejoras hechas en Daegu y le preguntaba noticias de los amigos dejados en Busan. Solamente después de terminar la comida, las facciones de Woozi volvieron a ponerse sombrías. Jimin concluyó que no era Daegu lo que lo afligía. Algo estaba mal. Algo serio, porque Kai había preferido mandar un mensajero a escribir una carta.

-¿Qué está sucediendo? ¿Por qué viniste hasta aquí?

-Mi lord... Siento decirlo, pero vine a traer malas noticias. Lord Hyunjin se ha puesto inquieto en su ausencia. Kai cree que, en breve, probablemente cuando el tiempo mejore, él atacará a Busan.

-¿Hay algo más? -Él indagó, la voz apretada en su garganta, los ojos abiertos en una expresión de profundo horror.

El muchacho carraspeó y miró sus propias manos, sabiendo que precisaba llegar hasta el fin, por más desagradables que fuesen las novedades.

-Hyunjin afirma que su casamiento con el Lord de Daegu no es válido porque su padre lo prometió a él ...

Furioso, Jimin lo interrumpió en el medio de la frase.

- ¡Ese maldito mentiroso!

-Si, mi lord. Hyunjin dice que usted le pertenece por derecho, así como Busan.

Lleno de ira, él apretó los puños, en un gesto de impotencia y frustración.

-¡Ese hijo de puta! ¡El propio Namjoon arregló mi casamiento! ¿Cómo tiene la osadía Hyunjin de desafiar y poner en duda un decreto del rey? Tenemos que buscar a Namjoon y contarle lo que está sucediendo...

De repente, al percibir la manera extraña en que Woozi lo miraba, Jimin se dio cuenta de lo que había acabado de decir. ¿Con seguridad el joven debía estar preguntándose por qué alguien iba a incomodar a Namjoon cuando tenía como marido al caballero más temido de todo el reino?

Jimin bajó la mirada, sintiendo en la boca el gusto amargo de la derrota. Su marido ciego no podría ayudarlo. ¿Y quién lo haría entonces? Claro que estaba la alternativa de mandar un mensaje para el rey, poniéndolo al tanto de la situación. El problema era que Namjoon viajaba bastante y que no estaba interesado de modo especial en Busan. El rey y el nunca habían sido muy íntimos y con seguridad esa reacción se había vuelto todavía más fría después que había intentado engañarlo con la elección de un marido.

Married to the devil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora