Capítulo 5

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Pov Calle.

Horas atrás.

Enchiné mis ojos posando un dedo bajo mi barbilla, pensando. Todo estaba muy sospechoso y no sé por qué siento cierta aura de tensión extraña a mí alrededor.

Lila y Verónica se daban miraditas, era cómo una guerra entre ellas, yo era la espectadora chismosa.

Estábamos en la mesa de la terraza, Vero había llegado para hablar conmigo, pero por alguna razón se sentó, miró a la Lila y empezaron sus guerritas de miradas. Cameron había desaparecido del mapa por la mañana.

— Lila, ¿estás bien?— Inquirí curiosa.

— De maravilla. — Replicó con una sonrisa.

No sabía si era sarcasmo o verdad, miré a Verónica y pude ver el atisbo de una sonrisa fantasma.

¿Si me pongo más tiesa que un pan me olvidarán?

Bueno no, tenía que quedarme para saber qué está pasando con estos dos individuos con miradas inquietantes.

— Vero, ¿estás bien?— Pregunté a mi manager.

— De maravilla. — Contestó la pelinegra.

Ay no.

¿Por qué responden lo mismo?

¡Yo quiero chisme no respuestas más secas que un limón!

Me limité a asentir con mi cabeza sin entender, entonces el contacto visual se rompió porque Lila apartaba la vista viendo a su costado, Verónica sonrió.

Las indirectas gay eran raras.

— Por cierto, hoy vamos a contactar a la chica de la revista. — Arrojó Verónica. — Están haciendo el contrato.

— ¿Qué?— Solté perpleja.

— So. — Acotó Verónica riendo.

— rra. — Añadió Lila viendo a mi mánager.

— Aaah con que mamoncita. — Replicó Verónica a mi mejor amiga.

Lila cómo la infantil que era le sacó la lengua a mi mánager arrugando la nariz con molestia.

Que tierna.

— Cuando acepté tu propuesta no pensé que fuera tan rápido. — Comenté interrumpiendo a las otras dos.

Sí, ya sé que dije que no iba a aceptar en mil años. Pero nunca me crean nada de lo que digo, soy muy... ¿Cómo decirlo? No lo sé. Cambiante, quizás.

Verónica me dijo todos los pros y contras y había más pros que contras, por lo cual esos pros traían dinero y con dinero podía tener un yate en Dubái o camellos, Damon siempre quiso una vaca, nadie sabe.

— Los negocios son así. — Respondió alzando sus hombros.

— ¡Déjame respirar!— Exclamé tapando mi cara.

— Si lo hiciera no tuvieras este departamento. — Puntualizó, abrí y cerré mi boca, Verónica rió. — Además, solo necesito tu presencia, una firma y nada de escándalos.

— ¿Qué tiene que ver los escándalos?— Cuestioné arrugando el gesto.

— Vas a tener horarios. — Explicó, fruncí el ceño. — En esos horarios entrará tu novia falsa, publicidad, directos y más con ella.

— Ni siquiera la conozco y quieres que conviva con ella. — Expresé cruzándome de brazos.

— Se conocen en ese camino, sean amigas. — Comentó Lila.

Así coincidimos || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora