Dᴏs ᴛᴜᴍʙᴀs

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- Obasan - Unas pequeñas manos jaloneaban con insistencia el delicado obi de una mujer con canas ligeramente notorias y arrugas poco visibles.

- Oh pequeño Ikoma... ¿Qué sucede? - Preguntando de manera dulce, la anciana cargo al pequeño en su regazo.

- Ojīsan... ¿Cómo era el? - El pequeño miraba muy feliz a su abuela, que miraba con sorpresa los orbes carmesí del menor.

Bajo al menor de manera delicada de sus brazos y se sentó en el pequeño tablón de madera de la enorme mansión - Ikoma, ven aquí - Dijo la anciana señalando a su lado.

- Me contaras sobre el Ojīsan...- Esta asintió a modo de respuesta, la mirada de felicidad del pequeño no tenía precio.

Sentado a su lado la miraba con atención, el aire movía los cabellos y traía con el hermosos recuerdos.

- Tu ojīsan, es el hombre más valiente que conoci - Sonrió al mirar a su nieto - Todo empezó aquí... En Konoha.

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Unos ojos de un color carmesí espeso navegaban por un mar de dudas por todo Konoha, saltaban de techo en techo buscando desesperadamente a cierto peliplata.

- Demonios donde se habrá metido ese maldito espanta pájaros - Molesta y algo acalorada, bajo de donde se encontraba y empezó a caminar de manera normal por las calles de la aldea.

- Escuche que el gran Hatake Kakashi se ha enredado con esa forastera - Todos chismoseaban al verla pasar... ¿Por que no simplemente se callaban?

Una vez llego a su destino, abrió la puerta corrediza de ese gran salón, atravesando miles de pinturas hasta llegar al pasillo que daba a las escaleras y finalmente a una amplia habitación.

- Te he buscado toda la tarde _________ Yomogawa - El espantapájaros de Konoha estaba ahí, recargado en el amplio ventanal.

- Eso mismo debería decir yo Kakashi Hatake... - Le resto importancia el echo de que hubiese alguien en frente de ella y empezó a retirar sus prendas sin mas.

- ¿Estas molesta? -

Lo ignoró.

- ¿Qué te sucede?-

- Hmp - La joven respondió de mala gana. - Dime Kakashi.

-...-

- ¿A QUE DIABLOS ESTÁS JUGANDO? -
Su voz sonaba rota, al voltear la mirada al peliplata sus ojos estaban empapados de lágrimas - Me traes aquí con La promesa de ser tu esposa, me ignoras todo el día y me tratas como una extraña...

El hombre se quedó parado en frente de ella, sin inmutarse, hasta entonces eso parecía.

Fue entonces cuando se postró de rodilla ante semejante situación.

- _________-donō... Discúlpeme si la he ofendido. Ahora _________ quiero que me disculpes por olvidar y no cumplir mi palabra, por ser un pésimo prometido pero sobre todo por ser un mal hombre para ti pero que ha pesar de todo has sabido estar a mi lado sin juzgarme, por favor te ruego me perdones pues son tu perdón no podré vivir una vida feliz y plena a tu lado.

La joven estaba conmocionada, tanto que sólo supo tumbarse al suelo y llorar de la emoción que le provocaba que el hombre que ama, supiera ganar su perdón.

- Por supuesto que te perdonó Dārin... -

Entre lagrimas, un atardecer vestido de amarillo y besos sabor a limonada, la reconciliación de una pareja daba paso a una nueva vida.

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- Kakashi... Necesito que cuides a Ayame por hoy, solo por hoy, bueno quizá mas tiempo... - Habían pasado dos años años y medio desde la boda más hermosa de toda la Alianza Shinobi, y en esos años se dieron a la tarea de ser padres de una hermosa nena de cabellos plateados y orbes carmesí.

𝓐𝓷𝓰𝓮𝓵  • 𝐇𝐚𝐭𝐚𝐤𝐞 𝐊𝐚𝐤𝐚𝐬𝐡𝐢 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora