Prólogo

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Una prostituta es una mujer que ofrece favores sexuales a cambio de dinero u otros beneficios, solía verlas todo el tiempo por el barrio, paradas en la esquina entre la tienda del señor Alberto y la panadería cuando me dirigía a la escuela cuando era niña.

Me llamaba la atención la ropa corta y ajustada que vestían, detenían con un guiño y una sonrisa a cuanto hombre o automóvil que por allí pasará. Las observaba con cierta curiosidad, preguntándome cómo podían hacer algo como aquello. Todas las señoras las criticaban, las veían por encima del hombro llenas de prepotente. Hubiese llamado mentiroso a cualquiera que me dijese que yo me convertía igual en una de ellas, una prostituta.

Mi nombre es Samantha Sánchez, pero siempre preferí que me llamarán Sam o Sammy aunque sólo mi padre solía llamarme así. Creí en un barrio de clase humilde pero trabajadora al oeste de la ciudad de esos donde todo el mundo conoce a todo el mundo y la gente se ayuda de frente y se critica por la espalda.

Mientras era niña nunca me faltó nada. Mi padre, Thomas Sánchez era mecánico y siempre se esforzó por darme todo lo que estuviese a su alcance, pero tenía un defecto, un gran problema que lo llevó a la muerte. Era alcohólico.
No podía estar sin tomar ni un minuto y ella, esa mujer a la que se suponía debía llamar madre, nunca lo ayudó a salir de aquel mal hábito, de ese hoyo negro en que lentamente fue cayendo hasta su inminente perdición. ¿Cómo podría hacerlo si ella misma tenía sus propias adiciones?. El juego y las drogas. Pasaba la mayor parte del día dopada hasta la médula en quien sabe Dios que alucinógenos.

Tenía unos doce años cuando mi padre murió, su hígado no soportó más maltrato , fueron dos semanas de hospitalización muy difíciles pero al menos pude decirle que lo amaba y que lo extrañaría.
No bien pasó una semana, mi madre ya tenía el reemplazo para mi padre. Mi tío Benjamin. Aún recuerdo cuando los encontré teniendo relaciones sexuales en la cama donde ella solía dormir con mi papá, como ella gritaba y gemía cual perra el nombre del hermano de su difunto marido. Jadeaba y arqueaba el cuerpo estremeciéndose entre sus asquerosos brazos. Ambos al verme se detuvieron, fingieron vergüenza por unos diez minutos. Un par de hipócritas.

Reclamar y gritarles no sirvió de nada. Solo me lleve una cachetada en todo el rostro y un mal sabor de boca. Mamá lo recibió en casa menos de cuarenta y ocho horas después.
Intenté ignorarlos lo más que pude. Cursaba
la escuela por las mañanas y mataba el tiempo en la calle toda la tarde. Benjamín era mecánico como mi padre y trabajaba en un taller cerca a la escuela, el único lugar donde sentía algo casi parecido a la felicidad.

Me gustaba mucho estudiar, leer, embarcarme en una aventura nueva con cada historia, una vida diferente en cada párrafo y platicar con la maestra Jones quién siempre me daba ánimos para salir adelante a pesar de todo. Ella era la única que me hacía levantarme cada mañana con ganas de seguir aunque tuviese una vida de mierda, ella y Josh Thomson.

Josh, el más alto de la clase, de ojos azules y cabello rubio, guapo y encantador. Todas las niñas del salón, de la escuela completa sin importar el grado morían por él, pero él solo tenía ojos para una sola chica, una niña de cabello rizado llamada Sam.
Aún recuerdo la primera vez que hablamos cuando nos tocó hacer un trabajo de literatura juntos, yo ya me había leído todo el libro cuando él apenas llevaba dos páginas. Le reclamé y lejos de enojarse me sonrió confundiéndose. Me robó un beso frente a toda la clase, le abofetee y no hablamos por un mes hasta que coincidimos en otro trabajo. Está vez quién lo besó fui yo.

Habíamos sido novios a escondidas por unos meses cuando en una de nuestras escapadas a los baños abandonados de la escuela, las cosas se calentaron a un punto donde ninguno de los dos quisó, ni fue capaz de parar.

—Ohh Sammy…te deseo — susurró a mi oído mientras apretaba con ambas manos mi trasero.

—No me llames Sammy…— reclamé porque solo mi padre me podía llamar así.

Marcada: Propiedad de Drake Jacobs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora