Despertar cada mañana con su carita pegada a mi pecho, sus tiernas manitas y su aroma dulce era lo más hermoso en mi vida. Escuchar las risas y llantos de mi hijo, mi Drew, me llenaba el corazón. Me sentía como un monstruo cada que recordaba cuanto lo mal dije dentro de mi vientre y le rogaba que algún día me pudiese perdonar.Decir que Drake había cambiado era mentir de la manera más tonta, él nunca sería una buena persona, pero se había empeñado en fingir que lo era. Sacó a las chicas de la mansión y las mudo a una casa cercana, en el mismo barrio. Remodeló toda la mansión e instaló una sala de juegos para Andrew así como un columpio en el patio.
Al llegar a casa Drake tomaba un baño e iba a jugar con Drew. Verlos uno al lado del otro, como dos gotas de agua me causaba escalofríos. Andrew sería como Drake?.
—Sabes que dia es mañana?— me preguntó Drake mientras me alistaba para dormir. Hacía meses que me quedaba en el cuarto con Drew.
—Martes— contesté aunque sabía que no se refería a eso.
Drake rió, se acercó a mí y me retiró el cabello de mi hombro.
—Mañana se cumplen seis años desde la primera vez que te vi— dijo tomándo me por sorpresa.
—Llevas en cuenta ese detalle?—
—Yo llevo en cuenta cada minúscula cosa Sam. Aun recuerdo tu hermoso rostro, eres una niña, tenías dieciocho años. Quizás fue por eso...—
—Quizás fue por eso qué cosa?— pregunté de inmediato.
Drake colocó sus manos sobre mis caderas apretando su cuerpo contra el mío.
—Que cometí el error de ponerte a trabajar para mi en vez de ser mujer— dijo a centímetros de mi boca.
—Debo ir con Drew...— dije pero Drake me besó colocando sus manos en mi trasero y apretando lo. Podía sentir su erección contra mi. Drake colocó su mano sobre mi cuello;
—He sido muy paciente estos meses Sam...pero ya no puedo más.—
Drake me lanzó a la cama, acto seguido se subió sobre mi arrancando mi pijama. Separó mis piernas y justo cuando creí que me penetraria se detuvo.
—¿Qué...pasa?— pregunté agitada.
—No lo quiero así. Quiero que tu me lo des. Que me lo des todo como si me amaras Sam— dijo.
Dejó la cama, se abrochó los pantalones y salió de la habitación. No comprendía qué estaba pasando, Drake me tenía donde quería, no estaba ofreciendo resistencia pero aun así no hizo nada.
Al día siguiente no le vi desde la mañana. Aproveché que la niñera cuidaba de Andrew para salir a comprar algunas cosas. Poseía tres tarjetas de crédito ilimitadas a mi nombre. Tenía mi propio auto sin seguridad ni molestos guardias siguiéndo me a todas partes al menos de que llevase a Andrew conmigo, supongo que Drake sabía que no me iría a ningún lado sin mi hijo.
Gastaba mucho en joyas y ropa de diseñador que nunca usaba, todo para molestar aunque sea un poquito a Drake pero lejos de eso mejor se sentía contento por ello.
Al volver a casa por la tarde, Lino me indicó que debía ir al jardín ya que Drake me esperaba.
Al salir escuché disparos. Drake estaba disparando le a latas.
—Princesa mia. Ven acá— dijo sonriendo al verme.
—¿Qué pasa? Esto va a asustar a Andrew, Drake— dije molesta.
—Está en su habitación. No pasa nada. Ven. Esto es para ti— dijo.
Colocó una pequeña caja de madera en mis manos, la abrí y era una pistola plateada, algo parecida a la de Drake.
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Marcada: Propiedad de Drake Jacobs.
Teen FictionSamantha Sánchez ve su mundo cambiar al conocer al poderoso Drake Jacobs, su jefe en el negocio de la prostitución. Es en aquel mundo donde conoce Leo Stewart de quien se enamora perdidamente rompido así la regla numero uno del negocio. Drake pasará...