Cada paso que daba se sentía pesado. Era algo que no podía explicar.Lamparas florales colgaban del techo de la sala frente a mi, la cual era algo ancha y tenía un color pálido que la hacía ver un poco más iluminada. El piso color marrón y tenía unas raras puertas en cada esquina de las paredes.
No sabía cuánto tiempo llevaba ahí. Lo único que sabía es que debía buscar algo.
Ese pensamiento había estado rondando mi mente el tiempo suficiente para que se convirtiese en una necesidad. Necesitaba encontrar algo.
Mis pies se arrastraron hasta quedar debajo de la lámpara. Ahora que la veía de cerca, estaba lo suficiente alejada del techo para que yo pudiese tocarla.
Mi brazo no dudo ni un segundo en levantarse hacia ella, mi mano envolviendo los fríos cristales. Era como si no hubiesen esperarado ninguna regla racional de mi cerebro. Como si no existiera.
No dudaron. No temblaron. No habían límites.
Mi lado racional se había esfumado, solo quedaban los impulsos.
Hale firmemente los cristales y un fuerte estruendo hizo eco por toda la sala, haciéndome retroceder y caer. Todo mi cuerpo totalmente dormido. No podía sentir absolutamente nada. Al menos no, hasta que un pergamino cayó entre mis piernas.
Era ancho y el papel un poco fino y áspero, las orillas tenian como un color marrón. Pero estaba en buen estado.
No tarde nada en abrirlo, revelando dibujos y figuras extrañas. Algunos cuerpos un poco raros y figuras de lo que parecían objetos.
Cabellos cubriendo las caras de los cuerpos. Las manos casi llegando a las rodillas, y las piernas largas y finas. Habían escritos en idiomas que no podría traducir, pero aún así acerque un poco más el papel hacia mí.
Y como si fuese automático mis ojos se nublaron, quitándome la posibilidad de poder ver más detallado. Mis manos cayendo a mis lados y mi cuerpo desplomándose. Por más que parpadeará o enviará mensajes de movilidad a mi cerebro, no podía hacer nada. Era como si estuviese desmayada.
Todo se nubló completo y lo único que pude escuchar fue mi nombre.
Emily.
Emi
EMILY
—¡EMILY!— un fuerte grito me hizo abrir los ojos, las luces dándome un fuerte mareo. La cama debajo de mí era un poco suave y una cobija estaba cubriendo mis piernas.
Cerré los ojos un momento, la luz era insoportable. ¿Dónde estaba?
Automáticamente mi atención se debió al sollozo a mi costado. —¡Dios, Emi! ¡Me diste un susto!
La castaña puso una mano en mi mejilla acariciandome ligeramente con sus nudillos. Una punzada de dolor en mi cabeza no me dejaba aún estar en la realidad, no podría pensar en algo coherente en que decir o si quiera preguntarme de que estaba hablando.
—Pensé que me culparían de asesinato.— dijo cambiando su asustada expresión por una de molestia —¿A caso nunca te han hecho una broma?
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¿QUIÉN ES -A? (EN PROCESO)
Teen FictionEmily, una chica olvidada en un pueblo olvidado. O eso es lo que piensa. Porque cuando menos lo espere, cosas misteriosas pasarán por delante de sus ojos, haciéndola dudar mucho de su estado mental. Al menos hasta la llegada de unos chicos nuevos...