VI - A kilómetros.

1 1 0
                                    

—Ni te atrevas a acercarte a ella.— dijo el chico, amenazante.

Un rayo de luz pega directamente a su iris claro y el otro chico pudo visibilizar bastante seriedad y preocupación en ellos. Sabía que si lo hacía en cualquier momento iba a impedir sus planes.

Lejos de inmutarse sonrió y se dirigió lentamente hacía él.

—Tranquilo, amigo. Sabes que de igual forma no podré.— dijo sosteniendo a su amigo de los hombros, tratando de convencerlo.

El otro chico se quedó callado.
Lastimosamente para su amigo, esos intentos de convencer no funcionaba con él. Esa era una ventaja de sus habilidades, solía ser muy cauteloso y analítico.

Tambien sabía que había una manera de acercarse, incluso siendo de diferente especies. Sabía que existía una variable que podría llevarlo directamente hacia ella. Y rezaba para que su amigo no lo supiese.

Aunque todo eso se destruyó cuando después de impedirlo varias veces, el chico llegó con la mirada perdida y una disimulada sonrisa en su expresión.

La había atrapado.

Y ya no podía hacer nada.

-×××-

La iluminación en mis ojos se intensificó y pude sentir un agudo pitido en mis oídos antes de poder abrir mis ojos.

Seguía escuchando voces a mi alrededor. Estaba demasiado aturdida para poder escuchar algo más. Una parte de mi cerebro enviaba un montón de impulsos pero ninguno parecía hacer efecto. Mis brazos y mis piernas estaban demasiado dormidas para funcionar.

Al abrir mis ojos la luz se elimino drasticamente quedando todo oscuro, lo único que podía ver eran unas perlas que se distribuían desordenadamente a mi alrededor. Perlas que se fueron distorsionando poco a poco hasta enfocar mejor. Eran estrellas.

Un grito ahogado salió de mi garganta y mi respiración se aceleró drasticamente.

Mis brazos y piernas respondieron a los impulsos enviados hace rato y pude ponerme de pie de inmediato. La tierra se pegó en mis palmas y pude sentir fuertes pinchazos en mis pies.

Era algo extraño.

Tenía un mar de pensamientos y voces interiores/exteriores que me estaba mareando y carcomiendo. Sentí cosquilleos en mis brazos y la brisa chocar con mis piernas desnudas.

Sentí pánico, que luego se intensificó cuando todo paró.

El pitido y las voces cesaron y poco a poco pude ubicar mi entorno. La brisa fría de la noche chocó contra mi cuerpo y unas hojas hicieron cosquilleos en mis pies. Una bata cubría todo mi cuerpo hasta mis rodillas.

¿Qué pasó?

Antes de poder pensar en algo más un mareo me desnivelo y de inmediato unas ramas se empezaron a partir detrás de mi.

—¿Emily?— Una voz masculina pronunció muy cerca de mí. Traté de decir algo pero las palabras se ahogaron y perdieron en mi garganta. El chico asomó la cabeza por detrás de un árbol y se acercó rápidamente hacía mí.

—¡Emily!— sus ojos se cruzaron con los míos y pude saber de quien se trataba.

No pude responder. El mareo parecía volverse cada vez más intenso.

—Emily, llevo horas buscándote. ¿Como llegaste hasta acá?—El sonido de su voz hacia eco en mi cabeza, ya no podía soportarlo. Él, al darse cuenta, soltó un par de cosas que llevaba en sus manos y de inmediato se acercó a mí — Ven.

Paso su brazo por debajo de mis rodillas y su otro brazo quedó sobre mi espalda.

En otro momento, quizá, había considerado eso como algo pasado de mis límites, pero mi mente aún no estaba conmigo y mi conciencia parecía haberse ido.

En un pestañeo ya no me encontraba en aquel lugar boscoso. Solo podía oír aquel cantar de grillos a lo lejos y sentir como una oscuridad intensa se posaba en mis ojos. Solo pude sentir un roce suave y delicado en mi brazo antes de que el cansancio me consumiera.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 21, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¿QUIÉN ES -A? (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora