Capitulo I: Manos torpes.

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-¡Mira los fuegos artificiales!

-Es tan espectacular.

Todos en la sala estuvieron de acuerdo con ese comentario, todos excepto él. Con la mirada perdida y sin notar que le llamaban se dio cuenta que la taza en sus manos ya estaba rota por la presión aplicada involuntariamente dejando que el contenido en su interior se derramará, quemando sus manos. No hubo reacción por parte del mencionado.

-Su alteza, sabemos que pasó recién, nadie podría haber predecido estos acontecimientos inesperados -hablaba mientras trataba con el pequeño accidente de las manos distraídas de Xie Lian- pero por ello no debe atormentarse por lo sucedido, no fue su culpa, no es una razón para que usted se descuide. Bueno tampoco estoy diciendo que olvide y finja como si en el mundo no...

-Suficiente.

Fue interrumpido por Feng Xin. Era un hecho que Mu Qing no era bueno con las palabras y mucho menos en momentos para consolar, pero, ¡hey! Al menos lo intentaba y lo hacia con las mejores de las intenciones aunque el resultado fuese lo contrario.

-Cierra mejor el hocico, no vez que estás empeorando el estado de ánimo de Dianxia.

Mu Qing batallaba consigo mismo para no partirle la cara al que le daba un sermón tras otro. Hacía lo posible para no formar un puño o apretar sus manos ya con el simple hecho de que sus manos aún atendía las heridas de las manos de Xie Lian vendandolas firmemente pero con delicadeza a la vez. Así que solo se limitó darle una mirada de desprecio, por supuesto, fue ignorado por el otro.

Feng Xin se acercó y echó un ojo a la mano izquierda de Xie Lian que estaba ya finalmente vendada mientras su otra mano seguía siendo limpiada eliminado los restos de té.

Con una expresión que pareciese que iba a poner los ojos en blanco. -Maldita sea, su alteza; sus manos, no las había visto en ese estado desde aquella vez que decidió tejer un cinturón para...

¡¡¡PUM!!!

Cerró los ojos y se frotaba el área en donde fue atacado. Fue fuertemente golpeado en la cabeza, sin abrir aún los ojos escupió maldiciones dirigidas a ya sabes quien.

-¡Maldita criada, como te atreves a siquiera tocarme!

Mu Qing daba una última examinada a las manos vendadas de Xie Lian y solo cuando estuvo satisfecho con el resultado final las dejó ir ya solo se sacudió las manos viendo de reojo a Feng Xin con una mirada gélida.

(Como este idiota se contradice a si mismo sacando un tema relacionado con la Lluvia Carmesí que cualquiera evitaría debido a las circunstancias).

Se escucho una risa seca llamando la atención de ambos peleoneros.

-Comprendo y agradezco sus esfuerzos para sentirme mejor. -Su vista se dirigió en ambas manos que estaban vendadas solo dejando a la vista la mitad de sus hermosos y largos dedos abriendo y cerrando sus dedos que estaban ilesos de cortes-
-Gracias Mu Qing.
El mencionado asintió en respuesta.
-Pero desde que llegue solo me ha perturbado este escándalo.
Después de mucho de permanecer la mirada en un lugar fijo, movió su cabeza hacia arriba dirigiendo su mirada al cielo azul con las estrellas con el acompañamiento seguidas de luces explotantes de distintos colores llamativos llevándose toda la atención sobre de las estrellas, más bien, opacandolas.

-Su alteza, entendemos, pero desde...-buscaba las palabras correctas- ese incidente ha estado más distraído llevándolo a descuidarse, no solo en su rutina también en usted mismo. -Señaló las manos y algunos cortes en el rostro de Xie Lian-.

Esto lo sabían muy bien Mu Qing y Feng Xin y uno que tanto más oficiales celestiales. Se veían múltiples heridas y raspones en el cuerpo de Xie Lian ¡No es lo que creen! ¡Xie Lian no se había convertido en masoquista!

Xie Lian no sabía si reír o llorar ante estos comentarios.

Desde aquel incidente Xie Lian estuvo acompañado por quienes alguna vez fueron sus sirvientes más fieles, aún lo eran pero no sirvientes, le acompañaron un par de días, a veces eran ambos, otra ocasión Mu Qing y otras veces Feng Xin. También le visitaba a menudo Shi Qing Xuan; el ex- Señor del Viento, Ling Wen, aunque rara vez dejaba su puesto de trabajo las pocas veces que aparecía Xie Lian se mostraba con un aura distinta, era más torpe y distraído, iba a misiones, en su labor volvía mal herido que de costumbre, así que se le fue dado para que fuese a descansar,
cosa que no era desapercibido por los otros oficiales celestiales. En conclusión, Xie Lian se había vuelto descuidado en cada cosa que hiciese y esto causaba que se lastimara involuntariamente, le hacía honor a su nombre "El dios de la Desgracia".

-Me temo que hasta aquí les acompañaré en esta velada.

-Su alteza, ¿no sería mejor que le acompañemos? -Al unísono lo dijeron a la vez Feng Xin y Mu Qing-.

-Está bien, Feng Xin, MuQing, quiero estar solo si no es molestia.

Con duda estos asintieron y le recordarán que siempre estarán disponibles al llamado de su alteza.

Xie Lian sonrió y asintió y se despidió con una breve reverencia juntando sus manos, Mu Qing y Feng Xin repitieron la misma acción.

Se escuchó el sonido de la puerta abrir del templo Puji crujir y a cerrarla, Xie Lian quedó de espaldas en la puerta y se deslizó hasta terminar sentado en la helada y dura madera del suelo, nada de eso importaba. Giró su rostro hacia la puerta, sus dedos acariciaban los contornos y detalles de la puerta recordando la historia de su creación.
De un momento a otro Xie Lian se tiró al suelo, ahora dejando que su cuerpo tuviese contacto total con el suelo y empezó a derramar lágrimas de manera seguida.

Una de sus manos se dirigió hacia su pecho, siguió avanzando hasta llegar entre su cuello y clavícula. Su mano se movía de aquí y allá, como si estuviese buscando algo.
Entre las solapas, su mano agarró y se enredó firmemente entre esa cadena, Xie Lian la sostenía temiendo de que se la arrebatasen, faltaba algo en esa cadena llamada collar, no estaba el anillo que alguna vez poseyó.

Xie Lian quería caer en el sueño eterno después de esa experiencia que seria irónico después de las perversidades del pasado que tuvo que enfrentarse, uno de los primeros y más grandes desafíos fue el Reino de XianLe, lo perdió todo pero después se recuperó, fue atravesado por cien espadas y lo superó, sin mencionar todo lo que tuvo que sentir y pasar para mejorar. Así que, una pérdida que fue el amor de su vida con el paso del tiempo sería aliviado... Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja, como sí se tratará de un simple romance.

Xie Lian se limpio las lágrimas con su manga y se sentó con la vista puesta en ese collar con una pieza faltante, frunció el ceño. En su interior el anhelo se hizo cada vez mayor. Xie Lian estába firmemente determinado.

Hará lo imposible para salvar a Hua Cheng.

No Esta Vez, Viaje Al Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora