La noche siguiente

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Lugar desconocido

La noche anterior

Mirabel había estado sumida en un sueño intranquilo, y había tenido una horrible pesadilla en la que ella estaba corriendo por la selva y de repente vio un jaguar. Pensando que era Parce, se acercó a ver si Antonio estaba con él, pero se trataba de un jaguar salvaje. Mirabel corrió para ponerse a salvo pero los dos sujetos que la habían lanzado la atraparon y la detuvieron frente al jaguar hasta que éste mordió su pierna y la arrastró por la montaña hasta lanzarla hacia el exterior del Encanto.

Despertó asustada y respirando agitadamente viendo aún la sombra del jaguar en ese espacio entre soñar y estar despierta. Parpadeó varias veces y el jaguar desapareció. Una vez despierta, Mirabel trató de tranquilizarse al darse cuenta de que solo se trataba de una pesadilla.

"Solo fue un sueño, solo fue un sueño...", se repitió mentalmente tratando de normalizar su respiración "todo está bien"

Se giró en la cama y hundió su cara en la almohada respirando hondo como siempre solía hacer, pero se detuvo al sentir un aroma que definitivamente no era el suyo.

"Ay, Dios, ésta no es mi cama"; pensó asustada, y su respiración comenzó a agitarse de nuevo mientras se giraba sobre su espalda al recordar lo que había pasado, recordar a las personas que la empujaron "oh no, no puede ser..."

Sus ojos se abrieron de golpe, encontrándose mirando hacia el techo. Éste estaba pintado de color verde y cubierto de muchas estrellas amarillas (o eso suponía, no tenía sus gafas y no podía verlas bien), como si fuera la habitación de un niño pequeño. Eso la hizo recordar cuando ella era pequeña y pintó mariposas en su habitación. Aún estaba pensando en ello cuando sintió que alguien se estaba moviendo sobre la cama, demasiado cerca de ella como para sentirse tranquila al respecto.

-Aaaah...- trató de gritar, pero su voz no le salió. Podía sentir la adrenalina fluyendo por sus venas y de alguna manera desentumió sus músculos. Apoyó sus manos en la cama y a punto de intentar levantarse y echarse a correr pero un par de manos pequeñas tomaron su rostro por sus mejillas, haciéndola quedarse inmóvil por la sorpresa.

-Oye, no te asustes, solo soy yo- escuchó la voz de un niño a su lado que hizo que respirara hondo y se sintiera un poco menos asustada, pero seguía estando alerta.

Mirabel se volvió hacia el bulto a su lado y en efecto vio a un niño pequeño con cabellos alborotados a una corta distancia de ella, al parecer sentado en la cama y mirándola con curiosidad. Su voz sonaba muy parecida a la de Antonio, pero eso no era posible, esa definitivamente no era la habitación de su primo.

-¿Antonio?- dijo ella sin aliento. Lo siguiente que escuchó fue una risita.

-¿Quién es Antonio?- dijo el niño, Mirabel lo vio sacudiendo la cabeza- no, yo soy Diego. Soy tu primo-

Mirabel parpadeó. Ella no tenía ningún primo llamado Diego, sus únicos primos eran Camilo y Antonio. El niño se levantó de la cama de un salto y encendió la luz antes de poner sus gafas en manos de Mirabel quien se las puso y miró al pequeño, confirmando que era una persona diferente a la que había creído en un principio. Usaba una pijama de dos piezas y tenía cabellos castaños ondulados muy alborotados, a diferencia de los rizos cerrados de Antonio, y el color de su piel era más parecida a la de su familia que a la de sus primos.

-Yo no... creo que me estás confundiendo con alguien más...- comenzó a decir ella, pero el pequeño sacudió la cabeza con firmeza como si estuviera seguro.

-No, mi papá me dijo que tú eres mi prima, Mirabel- dijo Diego volviendo a meterse en la cama.

La muchacha no sabía qué decir después de haber escuchado eso. No había manera de que ella tuviera un primo que no conocía, y mucho menos fuera del Encanto. También era posible que la persona que la rescató en la selva haya inventado esa historia al ver su nombre bordado en su falda. Y hablando de su falda...

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