La búsqueda

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Casita

La mañana siguiente

Camilo solía ser siempre la última persona que se levantaba en las mañanas a pesar de que Mirabel pasaba tocando todas las puertas para despertarlos, un rol que su prima había tomado por su propia iniciativa para tratar de ayudar a la familia, pero esta vez el muchacho levantó más temprano de lo habitual y se vistió para bajar al comedor. Quería tener una oportunidad de hablar con Mirabel antes de que el resto de la familia bajara a desayunar.

"Espero que ya se sienta mejor y esté dispuesta a hablar", pensó el muchacho.

La tarde anterior no fue un buen día para ellos. La arruinada cena de propuesta de Isabela y Mariano había puesto a todos de mal humor, y el rumor de que Mirabel iba a destruir la magia del Encanto había recorrido a todo el pueblo gracias a la chismosa de la señora Guzman y la reacción explosiva de la abuela.

El muchacho nunca había visto a tía Julieta pelear con la abuela. Después de que Mirabel se encerró en su habitación y que Julieta habló con ella, sus tíos fueron directo a hablar con la abuela para reprenderla por haberle gritado así a Mirabel y peor, por haberla culpado de lo sucedido cuando ella había estado advirtiéndoles que había grietas en la casa desde el día anterior.

En cambio, Camilo había pasado toda la noche tratando de formular un plan para mejorar las cosas, y quería hablar con Mirabel para que los dos trataran de convencer a la abuela de que hiciera un control de daños ese horrible rumor sobre su prima. La abuela no solo era la matriarca de la familia sino también la líder del pueblo, por lo que no era imposible de que la gente la escuchara y dejaran a Mirabel en paz si ella se los pedía.

A pesar de que apoyaba incondicionalmente a su prima, Camilo no sabía qué pensar después de haber visto esa horrible visión de Bruno. ¿Esa sería la razón por la que su tío había desaparecido? ¿Bruno había visto que la magia estaba perdida y había decidido huir antes de que eso ocurriera? No, porque Dolores había escuchado a dos hombres atacarlo la noche después de que esa visión fue hecha, pero después de ello su tío desapareció sin dejar rastro. ¿Iba a huir de casa cuando fue atacado?¿O todo fue una coincidencia?

No tenía idea, pero de eso también quería hablar con su prima.

Mirabel había sido la persona más cercana a él desde que eran niños, sobre todo porque tenían la misma edad. Él era el primer niño de su generación y nunca fue muy cercano a su hermana o a sus primas mayores, pero desde siempre Mirabel y él fueron compañeros de travesuras, antes de que él tuviera su don. Había visto a Mirabel deprimirse por no haber obtenido uno, había tratado de animarla lo más que pudo y fue testigo de su transición entre su actitud desesperada de buscar una manera de conseguir un don y cuando finalmente se resignó a ser ella misma.

Camilo bajó al comedor y lo encontró completamente vacío, con la mesa aún sin estar puesta.

"Extraño", pensó él "Mirabel siempre esta primera que se levanta en las mañanas para poner la mesa. Quizá me levanté muy temprano"

Sin saber qué más hacer mientras esperaba, Camilo comenzó a poner los platos sobre la mesa y a hervir agua para el café del desayuno antes de sentarse en una de las sillas. Mirabel se encargaba de eso desde el día en que se había resignado a no tener un don, tratando de sobresalir sin tener un don especial.

El muchacho pensaba que aquello era tonto, Mirabel no necesitaba un don para sobresalir. Sus manos obraban magia cada vez que se sentaba frente a la máquina de coser o tomaba hilo y aguja, además de que tenía la habilidad de ver a alguien triste e inmediatamente encontrar una manera de hacerlos sentir mejor.

Sí, su prima no necesitaba magia para ser especial. Pero aún así, se esforzaba para que la abuela la notara y estuviera orgullosa de ella, algo que él sabía que era imposible de conseguir.

Lejos de CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora