Impaciente

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Casa de los Ramirez

Poco después

Mirabel parecía estar tranquila en su exterior, pero en su mente sentía toda una tormenta, casi como su tía Pepa durante su boda. Después de todos esos años sin siquiera pensar en lo que había dejado atrás en el Encanto, Mirabel justo ahora se encontró cara a cara con su primo. Al principio creyó que Camilo solo había sido atacado igual que ella, pero jamás había imaginado que su presencia le daría la posibilidad de regresar a casa.

Pero ella no quería regresar. Su hogar era ahí, no lo que había dejado atrás. Su familia eran Bruno, María, Diego y ahora Sebastián. No iba a dejar atrás a ese sitio donde la amaban y apreciaban por quien era para regresar al sitio donde solo era la Madrigal sin poderes, solo la hermana fastidiosa de la hermosa Isabela.

Salió de sus pensamientos cuando Sebastián puso sus manos en sus hombros.

-¿Te encuentras bien?- le dijo él en voz baja.

-Por supuesto que estoy bien- dijo Mirabel automáticamente. El muchacho solo sonrió levemente y la abrazó por la espalda.

-Mmm... ver a tu primo después de todo este tiempo te sacudió mucho- dijo Sebastián en voz baja después de unos momentos.

Mirabel hizo un puchero y se giró para mirarlo de frente, para después apoyar su frente en el pecho de su prometido, gruñendo en voz baja y haciendo que Sebastián comenzara a acariciar su cabello.

-No sufras por esto, no tienes que decidir inmediatamente lo que quieres hacer- dijo Sebastián rodeándola con sus brazos y besando sus cabellos cuando ella no se movió- yo te voy a apoyar en lo que decidas, mi amor-

-No necesito decidir nada, estoy segura de mi decisión- dijo Mirabel con seguridad sin levantar la mirada- no me voy a ir de tu lado-

El joven la miró por un momento sin decir nada, solo acariciando su cabello, hasta que finalmente suspiró antes de volverse a la señora Ramirez.

-Mamá, Mirabel y yo vamos a salir un momento, regresamos después de un rato- dijo Sebastián en voz alta, obteniendo una breve respuesta de su madre. Puso una mano sobre la de Mirabel- vamos-

Sin saber qué era lo que su prometido estaba planeando hacer, Mirabel tomó su mano y dejó que la guiara hacia el exterior de la casa. Los dos comenzaron a caminar en silencio mientras Sebastián la miraba de tanto en tanto como si quisiera preguntarle algo. Después de unos minutos los dos llegaron al lago cercano al pueblo.

-¿Recuerdas la primera vez que tuvimos una cita aquí?- preguntó Sebastián tan pronto como llegaron, sentándose con ella en la orilla del pequeño muelle.

-Claro, recuerdo que me defendiste y terminaste con una costilla rota- dijo Mirabel apoyando su cabeza en el hombro de él. No sabía a qué venía esa conversación, pero pronto se dio cuenta de que el muchacho estaba intentando animarla.

-No que lo necesitaras- dijo el muchacho con una sonrisa traviesa- ah, recuerdo que me enamoré de ti tan pronto como noqueaste a esos dos tipejos que pretendían meterse contigo. Y después me torturaste contándome chistes-

Mirabel sonrió y le dio un golpecito con el codo antes de mirar hacia el agua cristalina de lago. Tomó aire antes de comenzar a hablar.

-No es que no me dé gusto volver a ver a Camilo después de todos estos años, en serio- dijo ella en voz baja, más para convencerse a sí misma que a Sebastián- o que no me guste la idea de poder volver a ver a mi familia, es solo que... no quiero regresar a la vida que tenía antes, cuando nadie me veía ni me apreciaba. Y no quiero perderte-

Lejos de CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora