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Sin lugar a dudas, JungKook estaba cabreado, y pasó el resto del día, distraído por ello. Cuanto más distraído estaba con las pequeñas interacciones personales entre SeokJin y él, más se enfadaba. Tenían un asesino que encontrar y JungKook tenía la muerte de un hermano que vengar, no necesitaba ser absorbido en esta pequeña aventura que habían puesto en marcha. Y ni siquiera podía gritarle a SeokJin para liberar la frustración. No parecía justo después de lo que había pasado entre ellos. No estaba acostumbrado a estar enojado sin una salida, y le estaba agobiando.

Por fin habían regresado al Plaza Federal y entregado sus informes de lo sucedido con el ordenador explosivo. Les habían interrogado sobre los moretones que ambos hombres mostraban y sobre por qué habían abandonado la escena cuando sabían que tendrían que ser interrogados. JungKook se había visto obligado a llamar a Dick Burns con el fin de quitarse de encima a los investigadores descontentos y se les dijo que se largaran.

El resto del día lo habían pasado en el hotel, peinando los archivos y notas en búsqueda de un hilo.

Empezaba a llover una vez más y las gotas golpeaban la ventana del hotel perezosamente cuando JungKook dejó los papeles y apoyó los codos sobre la mesa. Se frotó la cara con las manos y gimió lastimeramente.

—¿Comimos el almuerzo? —preguntó malhumorado.

—No —respondió SeokJin distraídamente Por fin había logrado hundirse en los informes de la autopsia un par de horas, y ese tema era más que suficiente para anular cualquier impulso físico: sexo, hambre u otra manera.

—¿Podemos comer ahora? —preguntó JungKook con sarcasmo. SeokJin tiró el bolígrafo con un suave suspiro.

—Claro.

JungKook se echó hacia atrás en su silla, observando atentamente a SeokJin como si fuera un león en el zoológico. Estaba irritado con él, por más razones que el hecho de que le hubiera hecho salir de su sitio inicial. Sobre todo, JungKook estaba irritado porque ahora cuando SeokJin hacía algo, él se preguntaba por qué.

Dejando a un lado las carpetas de los expedientes antes de apartarse de la mesa, SeokJin se estiró una vez que estuvo de pie, con los brazos por encima de su cabeza y los ojos cerrados mientras giraba el cuello. Había estado tenso durante toda la mañana, y estar sentado encorvado sobre los expedientes toda la tarde no había ayudado.

—¿Quieres terminar por hoy? —preguntó JungKook neutral.

SeokJin arqueó la espalda y sonaron varias vértebras. Se relajó con alivio antes de abrir los ojos.

—Estaré bien después de un descanso. Toda esta mierda está nadando a mí alrededor ahora mismo —murmuró con un gesto de la mano a la cabeza.

JungKook se limitó a asentir, mirando con impaciencia a SeokJin. SeokJin le devolvió la mirada impasible.

—Entonces. ¿Servicio de habitaciones? ¿Salimos? —La idea de un cigarrillo era tranquilizadora, ya que no parecía que fuera a follar pronto. El hecho de que JungKook estuviera cabreado era bastante fácil de descifrar.

JungKook apretó los labios con fuerza y ladeó la cabeza hacia un lado, pensativo.

—Salir podría ser arriesgado —observó en tono plano—. Todavía no he localizado a nuestra cola, pero eso no significa que no la tengamos.

SeokJin asintió distraídamente y se acercó a la cómoda donde había tirado el libro del hotel con el menú. Había pensado que JungKook querría salir y pasear un rato, viendo lo inquieto que era el hombre. Pero ayer había aprendido que no había manera de saber qué haría JungKook. Tratar de anticiparse a él era un esfuerzo inútil, que a menudo producía dolor de cabeza. Hojeó el libro dónde había caído sobre el mueble. Los ojos de JungKook permanecieron fijos en él mientras se movía. Parecía estar esperando algo. El silencio se estiró mientras SeokJin hacía todo lo posible por ignorarlo.

•Cortar&Correr• || JinKookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora