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Un Izuku que no podía controlar el alcohol, un Katsuki que no le gustaba beber.

Y de igual forma, ambos se pusieron tan borrachos que ni sus propios amigos podían ayudarles.

–Será mejor que se queden aquí. -Dijo el anfitrión de la fiesta.

–Alguien deberá avisarle a sus madres.

–El celular de Bakugo no tiene contraseña, mandemos un mensaje a su madre y que le diga a la de Midoriya, se conocen, ¿No es así?

–¡Sí, es verdad!

×

Al día siguiente por la mañana, el primero en despertar fue Katsuki, tardó en reaccionar hasta que todo vino a su memoria de golpe.

–¡Mierda! -Se quejó audiblemente en lo que se incorporaba.

Su cabeza dolía como si estuviera a punto de morir. Maldito el momento en que decidió tomar para desahogarse.
Echó un vistazo a la habitación donde estaba, unos dos chicos más estaban por ahí tirados en el suelo, mientras él e Izuku en la cama. Lo observó por un buen rato, se sentía tan mal, y no por la resaca. Su corazón palpitaba lento por dolor, se sentía la peor persona por querer que el ojiverde terminara con su novia. Volvió a acostarse, esta vez se acercó más a el cuerpo de este, si solo era un poco no estaría mal, ¿Verdad?

No dañaría a nadie si lo abraza solo un poco, solo eso.

×××

Cuando Izuku despertó, lo primero que vió fue a Katsuki abrazándolo. Lo curioso era que él también le regresaba el amistoso abrazo, porque nada pasó entre ellos, ¿Cierto?

Estaba demasiado borracho así que solo recuerda muy poco de anoche.

El aroma de Katsuki llegó a su nariz, en lugar de alejarse, se acercó más a el cabello de este. Hace tiempo que no había estado tan cerca de él, se le olvidó lo tanto que le gusta ese olor que solo proviene de el cenizo. Se escuchó un quejido por parte de Katsuki, Izuku dejó su cabello para mirar su rostro, algo varonil, maduro, pero suave, sus pestañas no eran largas, sin embargo, a Izuku le gustaban, pero lo que más le gustaba de Katsuki eran sus ojos, mismos que ahora estaban cerrados. Se dispuso a ver más de cerca el rostro de su amigo; los labios de este eran como los de cualquier otro. Volviendo el tiempo a atrás, nunca le había puesto especial atención. Ya no hay alcohol en él, está totalmente sobrio, y sin embargo, sigue acercándose más hasta que puede sentir la respiración de Katsuki chocando con la suya.

Como si una fuerza invisible lo alentara a hacerlo, cerró el pequeño espacio que había entre ellos dándole un beso a el ahora despierto ojirubí.

Se separó a la misma velocidad que se fue acercando, o sea, lentamente. Ni él sabe qué fue aquello.

–Buenos días, Kacchan. -Dice tratando de disimular.

–¿Qué hiciste? -Le pregunta Katsuki confundido.

Izuku no responde, ya no lo mira, pretende que no ha pasado nada, que su acción fue algo normal. En otras condiciones, Bakugo no se quejaría, pero ahora su amigo tenía una novia, ¿Por qué lo besó?

No quiere alegrarse por algo así.

–¡¡Despierten!! -Gritó el dueño de la casa entrando a la habitación. –Oh, ustedes ya despertaron. Ayúdenme a levantar a estos bobos, mis padres llegarán pronto, no pueden saber de la fiesta.

–¡...Ah, claro! Gracias por dejar que me quedara y perdón por las molestías. -Se levantó rápido de la cama dejando a el cenizo con la duda.

–No es problema, pero, ¿Seguro que estuvo bien quedarte? ¿Tu linda novia no se molestó?

Katsuki talló su rostro y salió de la cama pasando de ellos, “Te veo después" le dijo a el pelinegro.

–¿Es solo presentimiento mío o Bakugo parecía algo molesto? -Preguntó a el ojiverde que seguía intentando despertar al otro chico.

–Le dolerá la cabeza...

–Cierto, cierto. ¿Y qué tal tú? ¿Necesitas algo de agua?

–No, estoy bien... Supongo.

×××

La culpa no dejaba tranquila la conciencia de Izuku, y con razón. Mandó mensaje a Hatsume diciéndole que pasó la noche en casa de su amigo, pero que no había bebido mucho, no quería preocuparla, y hacerle pensar exactamente lo que sí había pasado. Luego escribió muchas veces en el chat de Katsuki pero al final no mandaba ningún mensaje, no estaba seguro de qué tenía que decir, quizá debía disculparse, pero no quería.

¿Una disculpa de qué?

No le hizo nada malo.

¿O sí?

Aún no lo tiene muy en claro.

En cuanto llegó a su casa, Inko, su madre, le llamó la atención por no avisar con tiempo que se quedaría en casa de alguien más, después del regaño, ya en su habitación, se puso a pensar sobre lo qué había hecho. No le gustaba Katsuki, nunca lo había visto con otros ojos que no fueran de mejores amigos, era la única relación que ambos tenían.

¿Qué estaba mal con él? ¿Por qué hizo eso?

Una notificación llegó a su teléfono, se fue a sentar en la silla frente a el escritorio, miró la pantalla de el aparato y leyó: “¿Podemos vernos hoy?"

Un mensaje de su novia.

¿Y ahora cómo podría verla a la cara después de lo que sucedió? Pero eso se merece por actuar sin pensar, tenía que decirle o... ¿Tal vez podría quedarse callado?

Realmente quiere decirle, explicarle que fue un impulso, que no era su intención besar a su amigo, que debió pensar en lo que ella sentiría, pero, es solo un beso, un corto y pequeño beso, ¿De verdad es tan malo?

“Si ella besara a una amiga... Supongo que no me molestaría, pero, ¿Si fuera un chico? ¿Si hubiera besado a un chico me enojaría?"

–Qué diferencia hay en ello, maldición. Perdiste la cabeza, ¿Izuku? ¡Estúpido, eres un estúpido! -jaló su cabello con desespero.

El teléfono sonó, probablemente era su novia que, al ver que este no respondió el mensaje, decidió llamarle.

Y sí, era ella, pero de nuevo el ojiverde no se atrevía a contestar.

Terminar con Hatsume después de un mes, solo por algo que no puede explicar, que broma de mal gusto.

Justo ahora, su atención estaba en ella, tenía que responderle los mensajes, verla, hablar con ella, ese tipo de cosas llegarían en cualquier momento, pero, hablando con la verdad, lo que más le preocupaba era cómo se sentiría Katsuki.

Primer Amor - [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora