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Harry se levantó, más que asustado, curioseaba.

-Tengo mucho frío...

Severus miro a Harry, el pequeño no sabía que era un Dementor y no iba a permitir que conociera uno, no de esa forma.

-Quedate aquí, iré a hablar con el maquinista ¿De acuerdo? Si estas muy asustado escondete.

Harry asintió y el hombre salió de la cabina, caminando rápidamente por los pasillos del tren, todo estaba en completa oscuridad y se sentía cada vez más triste.

Cuando llegó a cabina de control no encontró al hombre, en cambio, las ventanas estaban abiertas de par en par.

Los dementores habian logrado entrar y se habían llevado al maquinistas.

Ahora solo eran ellos dos contra quien sabe cuantos dementores.

Un grito infantil le hizo cruzar todos los pasillos que recorrió a una velocidad inhumana, cuando llegó a al compartimento Harry no estaba.

No tuvo tiempo de buscarlo pues un dementor apareció detrás de el, estaba acorralado y el frío era más intenso, estaba apunto de desmayarse cuando el patronus de un gato atigrado entro en el compartimento alejando la dementor.

Severus estaba sorprendido y aliviado, cuando volvió la vista a la puerta vio a Minerva, cargando a Harry quien estaba asustado y se aferraba a la túnica de la mujer.

—Mucho gusto Severus, te vi en el castillo hace unas horas.

El hombre no dijo nada, cuando el pequeño escucho el nombre de su "padre" dejo de aferrarse a Minerva y empezó a llorar y a extender los brazos hacia Severus.

—Gracias, Minerva. —La mujer le entrego el niño a Severus y este le empezó a dar pequeñas palmadas a Harry para que se calmara, mientras que el pequeño solo se aferraba a su túnica, hipando. —Dumbledore me habló de ti.

—Me alegra saber que los dos están bien, por ahora tendremos que quedarnos aquí. —La mujer miro su patronus que estaba costado en el suelo. —Avísale a Dumbledore que el tren se quedó sin maquinista y unos dementores intentaron atacarnos.

El patronus se levantó y se fue corriendo por los pasillos, Severus se sentó en la silla y vio como poco a poco la capa de hielo que cubría la ventana se derretía.

—Gracias por la hospitalidad y agradezco que hayas cuidado de Harry.

—Es lo que cualquier persona hubiera hecho Severus.

—Pero cualquier persona no lo hubiera hecho por mi.

El silencio reino en el ambiente y Harry ahora estaba dormido, de repente, el tren se empezó a mover.

—Una pregunta, Severus.

El hombre dirigió su mirada fría hacia su interlocutora, que no se inmutó ante la manera defensiva con la que actuaba el contrario.

—¿Te gusta el te de manzanilla o el de rosas? Es una pregunta muy importante.

Un silencio volvió a reinar, Severus acomodo al pequeño en su regazo para luego contestar.

—Me gusta el te de rosas. —Soltó una carcajada. —Pero ¿Por qué la pregunta?

—Mera curiosidad. —Dijo la mujer que en la mirada se notaba un brillo de orgullo y felicidad.

~

Severus abrió la puerta de la mansión y Harry entró corriendo, quitándose los zapatos y subio a su habitación, el adulto fue a la cocina y empezó a preparar la cena, mientras que revisaba el correo que le había llegado.

Harry bajo con dos mochilas, una más grande que la otra, y con dificultad se subió en el sofá y se sentó, esperando que su papá terminara de cocinar.

Una ves terminaron de cenar, Severus entro al cuarto de Harry y agarró las prendas favoritas del pequeño, agarro dos pares de zapatos y una pijama de ciervo.

Traía unas cartas en la mano y una de ellas era un vociferador, cuando bajo al salón y terminó de empacar las cosas con ayuda de Harry, se sentó en la mesa de la cocina y abrió la carta.

—SEVERUS SNAPE NO CREAS QUE TE DEJARÉ DORMIR EN MI CASA, TE HE DICHO MIL VECES QUE NO TE DEJARÉ QUEDARTE Y ES MI PALABRA FINAL.

Severus empezó a reír mientras Harry se asomaba curioso, el hombre simplemente quemó el vociferador y mando al niño a la cama.

~

Ya era un nuevo día en la mansión Malfoy y Draco desayunaba como de costumbre su fina comida de millonario, solo faltaba que su comida estuviera bañada en oro para terminar de presumir sus miles de galeones.

El pequeño no era estúpido y sabía que alguien iba a venir hoy, el único problema era que no sabía quien.

Cuando término su desayuno se arreglo lo mejor posible y se encerró en su habitación, agarro uno de los muchos libros que tenía y se sentó en su escritorio, fingiendo leer.

Obviamente se asustó cuando alguien entró en su habitación de manera escandalosa, sin tocar la puerta, sin avisar o siquiera pedir permiso.

A Harry Potter le enseñaron modales, pero Severus Snape le gusta joder a sus anfitriones.

—¿Harry?

—¡Draco!

Mientras los dos niños se abrazaban y conversaban Severus estaba recostado en el lumbral de la puerta, y hubiera estado así todo el día de no ser por Lucius.

—Creo que te había dicho que no te quería en mi casa.

—Si me hechas a mi, hechas a Harry, y no creo que Draco se quede de brazos cruzados ¿Cierto?

El hombre lo miro con rabia antes de marcharse escaleras abajo.

—Quita esa cara Malfoy, estoy seguro que envejeciste 10 años al verme. —Y soltó un fuerte carcajada.

Lucius, por obvias razones, intento ignorar el comentario, pero por dentro con todas sus fuerzas deseaba tirarle un cruciatus.

Saco esa idea de su cabeza cuando una sombra paso por uno de los ventanales del vestíbulo.

Los dos contra el mundo ~Severitus~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora