CAPITULO DOS

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En lo que Hyunjin solo pudo describir como una experiencia divina, la vida inundó su boca. Deliciosa, celestial y restauradora, la sangre se filtró por su lengua y bajó por su garganta. Estaba demasiado débil para abrir sus ojos, pero absorbió fuertemente de una especie de tubo que penetró sus labios.

La sangre dejó de fluir, seguida de un fuerte sorbido. El tubo fue arrancado de su boca y él dejó salir un quejido. Necesitaba más.

Dentro de él se concentró en sanar su cuerpo. Sus músculos estaban débiles, sus sentidos embotados, las bolsas de sangre colapsadas e incluso tenía algunas fracturas, especialmente donde sus muñecas estaban encadenadas.

—¿Cuánto va hasta ahora? —preguntó un hombre, de pie cerca suyo.

Probablemente la persona que lo estaba alimentando.

Un hombre diferente respondió.

—Dos galones, señor ¿Quiere que vaya a buscar más?

—Sí. Los está terminando rápidamente. Trae otros dos y ponle una sonda.

¿Ya iban dos litros? La sangre quemaba dentro de él mientras se curaba. O por lo menos así se sentía. No estaba realmente seguro de cómo su cuerpo se deshacía de la sangre física. Seguro como el demonio que no la orinaba. Tendría que preguntarle a alguien algún día como funcionaba todo eso.

Sonrió para sus adentros. Era un íncubo viviente que se alimentaba de sexo y sangre y aquí estaba, buscando una clase de explicación científica. Próximamente querría saber cómo los guardianes volaban con alas hechas de sangre o cómo los cambia-formas ganaban masa cuando se transformaban...

Dios, estaba siendo absurdo en esos momentos, pero se sentía tan endemoniadamente bien volver a tener sangre. Estaba vibrando de placer y comenzó a ronronear.

—Alguien está feliz —dijo el hombre que estaba más cerca.

Hyunjin abrió sus ojos de golpe y los forzó a centrarse.

La celda, no, tacha eso, la jaula ahora estaba iluminada por las luces del techo. Él estaba encadenado en medio delo que parecía una enorme jaula para pájaros. Barrotes dorados se levantaban desde el piso de cemento y se curvaban por encima de él.

Alrededor de la jaula había un espacio vacío, luego una pared de concreto circular con runas resplandecientes pintadas en ella. Una trampa de vampiros.

No había ventanas y sólo una pesada puerta plateada que se veía como si perteneciera a una base militar. Varias cámaras colgaban del techo, junto con un único cabezal de ducha posicionado arriba de la jaula.

Hyunjin notó que había una sección de barrotes que se veían recientemente soldados. También había sangre seca por doquier. Y marcas de garras en las paredes fuera de la jaula, sobre el propio cemento. Algo grande y fuerte había roto los barrotes e intentado escapar de la habitación. Hyunjin estaba noventa y nueve por ciento seguro que había sido él, a pesar de no recordar haberlo hecho.

El Emperador Hueningkai estaba de pie delante de él. Líder del Cuerpo de Cazadores.

El guardaespaldas personal del Gran Rey. Según los rumores, él tenía más de mil años de edad, pero se veía más joven que Hyunjin; como de veinte y pico.

Llevaba puesta su usual armadura de cazador: un diseño griego con una pechera esculpida, gruesos protectores de brazos y piernas y una falda hecha con tiras de cuerpo que se vería estúpida en cualquier otra persona, pero a él le quedaba bien. Cuando Hyunjin lo había visto en el pasado, siempre llevaba su casco puesto, ocultando sus rasgos. Ahora no lo tenía, y dejaba al expuesto su cabello corto, su barba prolija y su nariz recta.

Broken (Beautiful Monster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora