CAPÍTULO NUEVE

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Recibir los latigazos en su espalda era mejor que recibirlos en el frente. La polla de Hyunjin no estaba expuesta esta vez, y sus nalgas amortiguarían los golpes por los dos. Pero más allá de eso, el castigo era insoportable. Él tenía algo de sangre dentro, pero más o menos por la mitad de su castigo, no tenía suficiente para empujar el dolo lejos. Era un infierno.

Después del castigo, lo dejaron colgado, su cara y su pecho presionando contra la pared, y sin sangre por días.

Despertó un mañana desencadenado y tirado en el suelo. Se sentó para ver a Hueningkai acercándose a él.

—No me ofende si me das algunos tiros, serás castigado por eso y yo lo superaré, pero si golpeas a uno de mis compañeros otra vez, mi misión será hacerte de tu vida tan miserable como sea posible hasta el resto de ella. Y si crees que lo que he hecho hasta ahora es malo, solo espera hasta que tú me ofendas. ¿He sido claro?

—Sí, Emperador. —Hyunjin respondió rápidamente para evitar molestar más a Hueningkai.

Hueningkai miró fijamente a Hyunjin, finalmente asintió, satisfecho con su respuesta.

—Párate.

Hyunjin se empujó hacia arriba. Mirando alrededor de la habitación, notó que el Gran Rey no estaba ahí, y que no tenía sus pantalones. Parecía que había logrado perder ese privilegio después de un solo día. Se rio.

—¿Algo divertido? —Hueningkai preguntó.

—Solo me preguntaba a quién debo chuparle la polla para conseguir algunos pantalones, Emperador.

Hueningkai sonrió con suficiencia.

—De todas las comodidades que te quitamos, ¿los pantalones están arriba en tu lista?

—No me importaría algo de sangre, una ducha, y, Emperador, si se siente generoso, algo de sexo. Pero ya que usted no me ha ofrecido nada de eso, me conformaré con los pantalones.

Hueningkai bufó divertido y llevó su muñeca a su boca.

—Soobin, estoy listo para ti —bajó su brazo—. Y quiero dejarlo claro, Hyunjin, prefiero a las mujeres y odio a los no muertos. No estarás sobre mi polla. Nunca.

Un contorno de luz verde apareció, siendo remplazado por un cazador teletransportándose en una fracción de segundo después. El cazador, Soobin, lucía como una estrella de rock, usaba una camiseta sin mangas y pantalones negros.

Había tatuajes cubriendo casi cada pulgada de su piel, salvo su cara, donde tenía piercings en el labio y su oreja.

Los tatuajes visibles eran los plateados que tenían todos los cazadores, pero de diseños más coloridos, cada uno una obra de arte. Su oscuro cabello estaba rasurado a los costados y largo y desordenado arriba. Era uno de aquellos estilos en el que alguien gastaba una gran cantidad de tiempo haciéndolo lucir como si no hubiese desperdiciado ese tiempo en el peinado.

En su cinturón había una sola estaca y dos dagas de plata. Para ser un cazador, él no llevaba muchas armas con él. Colocó una hielera de poliestireno y una pequeña caja metálica. Hyunjin podía oler la sangre en la hielera y dio un paso adelante.

—Esto es fácil, Hyunjin. Si te comportas, pronto obtendrás sangre —dijo Hueningkai.

Quiero-ser-un-rockero Soobin llevó la caja y la hielera cerca a la mesa.

—¿El Rey dijo qué calibre quería?

¿...calibre?

—Nop, usa tu mejor juicio —dijo Hueningkai.

Hyunjin veía como Soobin abría la caja y sacaba paños desinfectantes y los colocaba a un lado. Vio a Hyunjin de arriba abajo mientras se ponía unos guantes azules para un chequeo.

Broken (Beautiful Monster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora