CAPÍTULO CINCO

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El sol apenas se había puesto y el cielo estaba brillando en un rosado y naranja dramático, pero Hyunjin no lo notó. Su atención estaba puesta en Hueningkai y Seungmin, quienes lo estaban mirando desde arriba como un par de científicos malvados a punto de iniciar un experimento.

—¿Dónde lo quiere, Su Majestad? —preguntó Hueningkai, sosteniendo algo en su mano. Hyunjin no podía ver qué era.

Seungmin pasó sus dedos a través de la piel de Hyunjin, recorriendo sus abdominales hasta que se detuvo justo debajo de su pelvis. El Rey movió sus dedos al lado izquierdo de su cuerpo y golpeteó el área izquierda de la cadera de Hyunjin.

—Aquí.

Hueningkai sostuvo algo que parecía ser un bloque de metal del tamaño de un ladrillo. En un lado de él, tenía un tipo de diseño en relieve, como un estampado. Hueningkai lo bajó al área donde Seungmin lo había señalado.

El diseño era plateado... era una marca. Carajo, ellos iban a marcarlo. Hueningkai sacó unas correas de cuero y las usó para asegurar el diseño en su lugar. Luego sacó una ampolleta con un líquido café, olía como dedalera, como un gotero. Soltó el líquido en los agujeros en la parte trasera del diseño.

Hyunjin no estaba seguro de qué podría causarle una real cicatriz a un vampiro, pero parecía ser que lo descubriría de propia mano. No se molestó en pelear. Si lo hacía, probablemente terminaría siendo castigado antes de que simplemente, empezaran una vez más. En cuanto al dolor, no era tan malo, mientras ignorara el olor de la carne quemada que cubría el aire.

Las siguientes noches pasaron en silencio con Hueningkai regresando cada pocas horas para verter más líquido en los agujeros. Hyunjin estaba esperando poder tener algo de sangre pero no tuvo tanta suerte. Tal vez un poco de sangre ayudaría a la marca a formarse en la piel.

Seungmin pasó las noches sentado en una silla, mirando hacia las afueras de la ciudad. Era un extraño comportamiento. Rara vez dejaba la habitación y Hyunjin nunca lo vio alimentarse, tal vez lo hacía durante el día. Y, al ser un íncubo más antiguo, no necesitaría mucho sueño.

Hyunjin encontró el silencio escalofriante pero era mejor que el azote del látigo o los gritos. Pensó en tratar de hablar con Hueningkai pero cada vez que abría su boca, el Emperador le lanzaba una mirada de advertencia. Así que en su lugar, Hyunjin usaba el tiempo perdido en memorizar los pequeños detalles de la habitación.

Muchos de los libros estaban en idiomas extranjeros y casi todos se veían antiguos: escritos a mano y hechos de materiales viejos. Los libros que estaban en español, la mayoría eran clásicos: Brontë, Fitzgerald, Dickens, Austen...

Hyunjin casi rio cuando divisó Drácula en el estante.

Fue la estatua de Sunmi, lo que llamó su atención por más tiempo. La odiaba. La estatua le recordaba a Felix, quien le sirvió con lealtad. Quien murió tratando de proteger a Hyunjin de su destino.

Se imaginó los amables ojos miel de Felix y cómo se había sentido tremendamente sereno cada vez que veía dentro de ellos. Y ahora nunca los volvería a ver.

—¿Contemplando a los dioses? —preguntó Hueningkai, sacándolo de sus pensamientos.

Hyunjin apartó la mirada de la estatua.

—Algo así, emperador.

Hueningkai, el asesino de Felix, retiró el diseño de la marca del cuerpo de Hyunjin, la piel se desprendió violentamente de él. La marca era la imagen de un escudo con un diseño de una joya en el centro y una corona sobre ella. Una línea gruesa, que terminaba en una punta, se torcía alrededor del escudo, la cola de un íncubo. Era el símbolo de la Casa de Seungmin.

Broken (Beautiful Monster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora