CAPITULO 5: El sendero del amor

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Cuando Kira tenia ocho años, la noche antes de la muerte de su madre, ella se sentó a su lado y lloró. Su madre le preguntó porque lloraba, pero Kira nunca le dijo nada; entonces su madre comprendió todo y le acarició el cabello. En ese momento, no le dijo que estaba llorando porque sabia que al día siguiente moriría; que ya no estaría con sus hermanas ni con ella. 

Lloraba porque presentía un cambio mayor, un silencio en el aire que la rodeaba, donde debía haber un zumbido de insectos y el ritmo suave del aleteo de los pájaros. Kira tenia la piel de los brazos erizada. Era la primera vez que sentía algo así, pero también presentía que no sería la ultima. 

Mas tarde, le dijo a su madre las sensaciones que percibía todo el tiempo. Sobre lo que veía y lo que no veía. Su madre asintió lentamente y le tomó la mano diciendo: "Heredaste eso de mi, Kira. Sucede a veces. Hay percepciones incompletas, que no se pueden nombrar o expresar con palabras. Son casi saberes. Tu abuelo lo llamaba Yugen". Desde entonces, su habilidad continuaba siendo un enigma, pero al menos podía manejarlo mucho mejor que antes. 

Muchos antepasados suyos la habían tenido; y en los escritos que Kira pudo investigar explicaban que era una sensación latente, enterrada tan profundamente dentro del subconsciente que solo a veces salia a la superficie. 

Justo como en esos momentos. 

Sola, en medio del bosque, donde un paseo para despejar su cabeza terminó por convertirse en una sensación de ahogo. Activó sus piernas y comenzó a correr cada vez mas rápido hasta encontrarse con...Uchiha Madara. De nuevo no oyó a los pájaros trinar por encima de ella, ni tampoco a los insectos. Solo se quedó viendo como este dormitaba apoyado sobre un tronco en medio del camino. 

Kira se agachó y lo observó. ¿Porque se adentraría tan profundo en el bosque?. Lo miró con curiosidad, como si intentara buscar las respuestas al examinar su rostro. En sus largas y negras pestañas, en las ojeras que tenia por debajo de los ojos, en los finos labios. 

Entonces, de pronto, Madara abrió los ojos y la observó. 

—¿Que estas haciendo?.

Kira se ruborizó. Estaba tan cerca que su aliento chocó contra su rostro. Se puso de pie enseguida y le dio la espalda con altivez. 

—¿Tu que crees? ver si sigues con vida—respondió evasiva. y volvió a fijar su vista en el —¿Que haces aquí, Uchiha?

—Daba un paseo. Y por lo que veo, tu también—Madara sonrió con ironía—Creí que las mujeres aspirantes a líderes no podían salir de su hogar. 

 —No pueden—afirmó Kira. Luego, lo miró en forma de advertencia.

Madara rió. Una risa suave y gentil.

—Descuida, tu secreto esta a salvo conmigo. 

Kira entrecerró los ojos. 

—¿No me crees?. Espera y verás.

Kira se quedó en silencio. 

Luego, Madara le clavó la vista y se acercó a ella con una sonrisa ladina. 

—Imagino que has de encontrar tus métodos para escaparte.

—Como cualquier noble que vive encerrado en un templo—dijo ella abriendo su abanico.

El Uchiha sonrió de lado. 

—Serás una buena lider. 

—¿Por que dices eso?.

Madara le lanzó una shuriken y Kira, sin preverlo, lo detuvo con su abanico con un movimiento ágil. 

—¡¿Te volviste loco?!. 

—Eso solo me lo confirma. 

—¡¿Confirmar que?!.

—Que serás una gran líder. No solo sabes pelear, sino también actúas con rapidez y astucia ante algún imprevisto; justo como ahora. No sabias que iba a lanzarte esa Shuriken, pero tu cuerpo se movió como si supiera que hacer. Planeas la mejor ruta de escape en el menor lapso de tiempo; típico de un gran shinobi. 

Kira se quedó callada intentando descifrar su comportamiento inesperado.

—¿No fuiste tú el que dijo que era una ingenua la otra vez?

Madara alzó una ceja. 

—¿Sigues con eso?. 

—Fueron tus palabras—retrucó Kira. Madara dio un paso mas cerca de ella, tan cerca que la puso nerviosa. 

—Pero también dije que yo hubiese hecho lo mismo. Así que, en todo caso, los dos somos ingenuos. —Madara le tendió su brazo—¿Te gustaría dar un paseo?

Kira frunció el ceño. 

—¿Te refieres a un paseo romántico o solo un paseo?

—Me refiero a...solo un paseo. 

Kira tomó las telas de su kimono y pasó de largo antes de hablar:

—Buena elección. 

Acto seguido, se encaminaron por el sendero de grava hacia el claro del bosque. No hablaron demasiado, pero el silencio no resultaba incómodo. Kira mantenía la debida distancia para no chocar accidentalmente con él; se limitaba a estudiar las flores o a mantener la vista fija al frente. En alguna ocasión, a Madara le pareció distinguir una sonrisa que cruzaba fugazmente sus facciones,como si ella se acordara de un chiste que todavía no le había contado.

De vez en cuando, Madara se detenía y se inclinaba hacia delante para recoger hiervas silvestres y ella se fijó en su cara de concentración mientras las examinaba bajo la luz del sol antes de lanzar la mayoría de ellas de nuevo al suelo. Las otras las guardaba en el bolsillo, de seguro para uso medicinal. 

¡Había tantas cosas que desconocía de el!.

Cuando finalmente dieron la vuelta para regresar, Madara la detuvo del brazo.

—Lamento tener que darle fin a este paseo, pero tengo que resolver unos asuntos del clan.

Sin previo aviso, besó delicadamente su mano y Kira se puso visiblemente nerviosa. 

—¿Que crees que estas haciendo?—quitó su mano con rapidez y lo miró entre enojada y avergonzada. 

—Despidiéndome.

—La próxima vez que vuelvas a hacer eso te daré un golpe que no olvidarás, ¿Oíste?

Madara rió animado. 

—Entendido, Princesa. Nos vemos en dos días. 

Su revelación le hizo fruncir el ceño.

—¿Por que? ¿Que pasa en dos días?

Pero Madara solo le sonrió para desaparecer, como siempre acostumbraba. Kira maldijo internamente y pateó una piedrita. De nuevo, él se había ido y la había dejado con la cabeza dando vueltas. 











CHAOS ➳ MADARA UCHIHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora