Capítulo #15

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Los sueños son tan magníficos y sorprendentes que incluso hacen recordar a esas personas que ya se tenían olvidadas, eso es lo bello de soñar cada noche. Abrimos una puerta a ciertos momentos inolvidables en ciertas ocaciones. Es que ya hace mucho tiempo que se fue sin despedirse y juro que la extraño, siempre dijo que no me dejaría jamás y hoy solo miro hacia el cielo preguntándome cual de todas las estrellas es ella, preguntándome si me ve aún, si me extraña tanto como yo lo hago porqué la extraño tanto que siempre le rezo a Dios para que esté en mis sueños y en su gloria.

Reconozco que la he llorado con palabras y nadie se da cuenta y duele, pero en ocaciones no queda más que decir adiós, no es sencillo, es especialmente difícil cuando nos damos cuenta que la persona que se ha marchado no la volverán a ver nuestros ojos. ¿Pero qué mas da? Hay que saber dejarlos ir, decirles adiós sin sacarlos de nuestro corazón para poder continuar pese al dolor que se lleva en el alma.
¿Pero qué es lo que realmente duele? ¿Saber que nunca más nos volveremos a ver? ¿Ese montón de palabras bonitas y cosas hermosas que siempre quisimos hacer y decir pero no pudimos? ¿El echo de saber que aún seguimos aquí y ellos no? ¿Entonces como pedirle al corazón que no llore por tanto dolor acumulado en el alma?

No sé si esto está bien, pero muchas veces me pega la nostalgia y por eso la seguiré llorando, porque tengo derecho a hacerlo y porque merece que lo siga haciendo. En ese mar de lágrimas encuentro la paz que el ruido del mundo intenta negarme.

Una puerta se me cerró en la cara devolviendome a la realidad y mis lágrimas solo eran un escape a lo que me estaba pasando, mi corazón destrozado en aquel momento quería despertar, y sin pena lloré incansablemente sin importar donde ni con quién me encontrase. Aún sigo llorando y nadie puede condenarme por ello, nadie puede sentir lo que yo siento, porque al final me queda su amor, los recuerdos y la experiencia. Me queda lo vivido, los instantes compartidos y las ganas de volverla a encontrar y la esperanza me dará las fuerzas para continuar aprendiendo a caminar incluso con el corazón herido, gritando al aire libre un te amo para sentir como se me estremece el cuerpo, aunque no reciba una respuesta. ¿Saben porqué? Simple, hubieron muchas personas en el mundo que se fueron queriendo hacer más cosas, quizás lamentando no tener mas tiempo. Y sí, tengo miedo de morir, por eso voy a vivir, y cuando aprenda a hacerlo entoces el miedo a la muerte se transformará y no la esperaré con temor para ir de su mano al mismo camino de quién se fue antes que yo, no la esperaré con resignación porqué igual me tengo que ir pero primero viviré para entonces contarle a la muerte lo hermosa y sencilla que es la vida.

Mientras tanto, aquí, puedo decir que después de un adiós ciertas calles, lugares, incluso horas del día duelen sin que alguien se de cuenta, se convierten en un campo de batalla entre los latidos acelerados del corazón y las lágrimas que amenazan con salir, solo se convierte en una mina emocional y es entonces cuando aprendí a aceptar lo sucedido y no fue olvidar, sino comprender que la vida continúa y seguirá conmigo no de la misma manera. Pues jamás olvidaré el día en que sus ojos se cerraron y su vida se apagó, porqué a partir de ese momento la mía jamás volvió a ser la misma, a partir de ese momento me costó seguir ¿Saben porqué? Porque no es la muerte lo que duele, duele buscar y no encontrar, duele hablarle y no saber si me escucha, duele sentir su presencia y no poder verle, eso duele eternamente. Entonces me quedé pensando que algunas personas jamás nos dejan, nunca se van por completo aunque ya no estén, su esencia queda, las sentimos sonreír, simplemente quedan porqué son eternas en el corazón.

¿Y yo? Desde entonces la pregunta más grande que me he echo ¿Qué fuí?¿Qué seré? ¿Qué soy? Pues no lo sé, creo que tal vez solo soy las veces que me preguntaba porqué y el tiempo que esperé.
Las veces que llené de lágrimas mi almohada.
El miedo al que pasará y la cicatriz que llevo en el alma.
Sí, también soy la alegría y el tiempo perdido, las veces que dije que no y los días que dije porqué no o tal vez si.
Soy las cosas que escribí para mí y las hacen suya los demás, soy esa canción que hace que se me llenen los ojos de lágrimas. La ilusión de ver cumplidos mis sueños y los recuerdos que perduran en mi memoria.

Me gusta pensar que tengo toda una vida por delante, sin embargo me engaño a mi misma pensando que es así, pero no, todo acaba, por eso decidí reír mas y odiar menos, perdonar que no olvidar, aceptar y escuchar. Decidí despeinarme un poco, bailar a lo loco y cantar a todo pulmón, cumplir mis sueños y perderme en todos los lugares que pueda ofrecerme el mundo, y si es necesario, volver a disfrutar de la soledad acompañada por mi propia compañía, que aunque muchos digan lo contrario, no es mala, es solo disfrutarla y aprender un poco de ella como he aprendido y disfrutado de otras tantas compañías para que cuando llegue el día en que ya no tenga un mañana lo último que recuerden de mí sea una sonrisa, el cariño o mis ganas infinitas de comerme al mundo. Mientras tanto me seguirá pareciendo lindo amar lo roto, lo raro, lo que nadie quiere. Me seguirá pareciendo lindo ver como el día muere y la noche vive, ver como el mundo se cae a pedazos y miles de personas, incluso yo, seguimos siendo felices, aún amando sabiendo que todo sigue ahí.
Porque si, soy y seguiré siendo las heridas que he tenido y los golpes que he recibido, las cicatrices que aún duelen pero que ya no sangran. Las decisiones que he tomado y las muchas oportunidades que he dejado ir. Simplemente soy lo que he aprendido y lo que la vida ha echo conmigo, si, soy lo que yo he decido ser, sin tiempo, sin justificación y sin importarme el mundo. Desde siempre soy lo que soy por las cosas que viví y pasé. Ya no soy nada de lo que un día tal vez fuí en el ayer porqué mas que los años son los daños los que me ayudaron a crecer y aprender. Ahora solo soy lo que me convirtió la vida, pequeños momentos en los que soy feliz, horas largas de tristezas que parecen eternas, sueños estancados queriendo cumplirlos, una vida juzgada sin antes saber que pasa. No soy ni tan feliz ni tan cuerda, mucho menos amargada, por eso me quedo para seguir siendo esos momentos fugaces de locura que todavía me hacen sentir viva.

Nunca habrá un lugar mas triste que ese donde me recuerdo feliz y si que duele pero solo Dios sabe porqué lo hace ¿Pero que hago si así es la vida? Unas veces soy el cuchillo y otras las heridas pero hoy tengo la opción más fácil y sencilla, empezar de nuevo pero conmigo misma, arreglar las cosas que duelen, darme todo el amor posible, olvidar todo lo malo, dejar ir lo negativo y atraer lo bueno, aprender a no perder mi estabilidad, cerrar ciclos y no dejar ir la felicidad.
Y si, aunque me sienta segura de querer hacerlo debo confesar que me causa miedo ¿Porqué? Porque soy tan normal que todo dentro de mi ya está muerto y no quiere decir que no viva o que soy un fantasma, no, es que de verdad morí hace mucho tiempo. Me quité la vida sin necesidad de pastillas, cuchillas, o que el corazón me dejara de latir. Solo me quité la vida de la manera más dolorosa, atormentadome con recuerdos, nostalgia, soledad, depresión, ansiedad, desolación y angustias ¿Pero saben qué? Sobreviví al peor charco de mi vida. Tenía el corazón en mil pedazos y le hablaba al cielo buscando entender y fue ahí donde entendí que si sobreviví a eso ya no habrá algo mas que no pueda vencer. Es que todo lo que pasa en la vida no es malo o porque nos lo merecemos, simplemente a veces son necesarios ciertos tropiezos y dolores para poder soportar el camino y eso fue lo que me hizo morir un par de veces para aprender a valorar la vida que todavía tenía y cuando hablo de morir no me refiero a dejar de existir pues hubieron situaciones que mataron mi espíritu aunque todavía seguía respirando
Pero hoy solo tengo una cosa, confesarme con la vida, confiarle que después de todos esos golpes que me ha dado dejando sus marcas, aún sigo esperando el golpe de la suerte, por favor no vayas a dejarme sin ese.

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