Capítulo #16

0 0 0
                                    

La vida es como un columpio, como una montaña rusa que suben y bajan sin parar. Algo constante que vive en complemento movimiento mareando la pista que pisamos, sin darnos oportunidad de cerrar los ojos porqué al abrirlos algo nuevo ha sucedido, ¿A qué me refiero? A mi nueva vida, una nueva existencia, una que no vendrá a hacerme nada más fácil pero si un poco complicado mas no imposible, enterarse de un momento a otro que la vida me cambiará absolutamente todo, otra vez. Saber que seré madre cuando me planteaba mil cosas por delante.
Cuando lo principal en la vida eran los sueños, las metas y el anhelo de salir adelante, logrando algún día cumplir con todo lo que una vez me tracé.

No es fácil aceptar una nueva etapa en la vida, una que aunque no estaba planeada solo sucede así de la noche a la mañana.

No es fácil pensar en las dos opciones: Pecar, o dar vida a esa vida.
En las críticas de mierda que dirá la sociedad solo por errar o acertar, en los cochinos estereotipos de los que se hablan aún sabiendo que en cualquiera de las dos opciones yo no sería la primera ni la última sobre la faz de la tierra, porqué sí, en el mundo hay muchas que lo han pensado, lo han echo, a veces en silencio para no ser juzgadas, para no perder su valor como mujer o su dignidad, otras quizás lo han echo a gritos, donde todos se enteran y la sociedad lo único que hace es tocar la herida sin saber los motivos del porqué toman cierta decisión. Pero somos mujeres, soy mujer y no merecemos ser tachadas por una decisión que solo nosotras podemos tomar. No se vale que la sociedad la critique cuando en ella se han visto peores casos, abortos después de los tres meses cuándo ese niño ya siente su corazón, abandonos, incluso el asesinato de diferentes formas a sus propios hijos cuando ellos ya saben dar un paso o incluso decir mamá o papá y con esto me refiero a violaciones, ahogos, y más.
Pero vamos, eso no es tan mal visto por la puta sociedad como cuando se rumorea que una mujer ha decidido no dar vida, y en cierta manera no es sólo el aborto, también son las tantas operaciones que existen para no concebir, los métodos anticonceptivos para llevar una vida sexual sin concebir por algún tiempo o por toda la vida. Y eso no es malo, somos mujeres y decidimos como vivir, por eso ninguna mujer pierde su dignidad ni su valor. Las que si lo hacen son las que tienen el corazón negro como para dar a luz y tirar a sus hijos como si se tratase de algún objeto que se encuentra y después se deja por ahí, y aún así nadie sabe sus motivos ¿Pero si no lo quería para que esperar que viviera y luego hacerle ese daño?

Y eso fue exactamente lo que me sucedió aquel día que mantuve esa prueba de farmacia sobre mis manos, con los ojos vidriosos, sin una lagrima en mi mejilla, con la mente en blanco y la vida nuevamente en el aire queriendo que lo que estaba ante mí solo fuese un error.

No escuchaba nada, me fui de la realidad, me fui del mundo, otra vez.

No sabía nada, no sabía que hacer, que decir o lo que pasaría de allí en más. Mis pensamientos hablaban por mi, mis manos temblorosas acompañas de sudor sin poder tomar esas pruebas y salir de allí, mi rostro lleno de lágrimas y mi mente diciéndome que allí todo había terminado. Que ya no habría tiempo para mi, para mis estudios, para mis sueños, que todo el tiempo se lo llevaría aquel ser que venía en camino pero la razón me decía que ya me había levantado antes del suelo y está vez no podía quedarme allí, está vez debía levantarme mas fuerte y luchar contra todo para lograr lo que quería, que está vez encontraría aliento en una nueva sonrisa y fuerzas en un pequeña manito que iría a mi mismo paso sobre el camino, si así lo quería, y si no, creo que aun después de negarle estaría viendo mi proceso desde algún lugar del cielo, donde ya habita alguien que quería que estuviera aquí. Juntos, quizás alegres por mí por haber continuado el camino "Sin trabas" o decepcionados por no haber compartido mi proceso con alguien que lo viera, lo aplaudiera y disfrutara tanto como yo.

¿Que me pasó? ¿Que sucedió? Pues simple, solo fue mi responsabilidad.

Solo estaba perdida, el mundo me daba vueltas, y con los latidos del corazón a mil por segundo, las manos sudorosas, las lágrimas amenazando con salir, decidí volver a repetir una vez mas esa prueba rogandole al cielo por qué todo fuese un error, pero no lo fue.

MÁS FUERTE. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora