7. La chica linda

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Se mostraron desconfiados ante aquel hombre, se sentían realmente incómodos con su presencia además de que sentían algo de repugnancia por el mal olor de este, un olor del cuál él ya estaba bastante acostumbrado. Lester les dijo que los podía acompañar hasta un pueblo en la cercanía para así conseguir ese repuesto para el auto, en realidad no le interesaba lo que buscaban, igual ellos morirían a manos de sus hermanos, tan sólo quería que esto se terminará para ir a cenar junto a sus hermanos y Norman, él les había dicho que iba hacer un pie de miel de postre, y no pensaba perdercelo por nada del mundo- ¿Oye, no eras tú el que estaba ayer en esa tienda? -le pregunto de pronto el joven de cabellos castaños haciendo sobresaltar al conductor-El que iba junto a esa belleza-dijo, recibiendo un codazo por parte de su novia.

-Si, era yo-respondio con aspereza.

-A Nick le pareció muy hermosa-comento el chico, y el rubio cenizo recordó haberlos visto el día anterior, y quizás era ese Nick el que no le quitaba la mirada de encima a Norman disfrazado. Apreto el manubrio con enojo, no le gustaba el rumbo que estaba tomando esta conversación- ¿Sabes si esta soltera?

Freno de golpe, provocando que las cabezas de la pareja se golpeara contra el cristal-No. No está soltero.

- ¿Como...?

-Es mi pareja-se apresuró a decir. Estaba bastante molestó, incluso, se sorprendió por lo salido de sus labios, no comprendía la razón por la cual lo había dicho, no eran celos, sería bastante estúpido si así fuera, pero, ¿entonces porque soltó esa mentira? -Ya llegamos. Abajo.

Básicamente los corrió del automóvil y sin dejar tiempo a reproches se alejó dejando a la pareja allí varada junto al pequeño arroyo que al cruzarlo llegarían al pueblo, pero de eso ellos no estaban enterados ya que Lester no les menciono nada al respecto. Y tal escena había sido apreciada desde la distancia por cierto pelirrojo que mantenía su apariencia verdadera, sin disfraces. La duda estaba vigente en su mirada, ¿a que había venido eso? Sabía que Lester no eran de enojarse fácilmente como lo era Bo, o de ser brusco y levantar la voz como lo era Bo, ¿qué le habrán dicho para que se pusiera de aquél modo?

Sus preguntas no serían resueltas si seguía allí ocultó, tuvo que improvisar, haciendo acto de presencia, y esta vez no fingió, está vez fue Norman- ¿Quienes son ustedes? -pregunto, sorprendiendo q la pareja que no lo había visto llegar-Jamas los había visto por aquí, ¿son turistas?

-Eh si-dijo apenas la chica.

-Ya veo-murmuro-El pueblo queda cruzando el arroyo.

-Oh, gracias...-sonrio agradecida, como si esperara a que le dijera su nombre y lo hizo.

-Soy Norman-se presentó, estrechando las manos de ambos-, y en verdad lamento la actitud de mi amigo, no ha tenido un buen despertar. Jamás lo había visto actuar así.

-No te preocupes-se adelantó a decir aquel joven.

-Hablare con él-murmuro, y elevó la mano en saludo, adentrándose en el bosque. Pero, antes de comenzar con el show,  debía de encontrar a Flan, no lo veía desde la mañana y temía que algo le hubiera pasado aquel felino. No tardo mucho encontrarlo,  están jugando con el perro de Lester, y llevando a ambos de regreso al pueblo los alimento y comenzó arreglarse para comenzar con aquel acto.

Bien ahora tan sólo debía de actuar como la hermosa y encantadora Ruth Ortiz, una adolescente de cabellos negros ondulados y de ojos ámbar, de tez algo morena; amiga cercana de los hermanos Sinclair también hace la limpieza en el museo de cera y en el taller del mecánico del pueblo, Bo. Ese era el papel perfecto para engañar a esos pobre diablos que acababan de llegar a Ambrose. El mecánico se había encargado de la pareja y los había dejado a su suerte mientras este se iba a continuar con aquella falsa ceremonia de entierro, esa pareja se dirigió al Museo de cera, allí es donde la linda Ruth haría su aparición estelar. Vestido como una chica de la limpieza, comenzó a darle una sacudida a las estatuas de Vincent, ¿por Dios santo de todos los santos, hace cuanto que no limpiaban este lugar? Se cuestionó, mientras pasaba el plumero en esas pequeñas estatuillas tan extrañamente hermosas que hacia aquel artista trastornado.

Había tomado prestada (robado) la radio a Bo, limpiando así a la son de Rich Girl de Gwen Stefani, movía sus caderas al ritmo de la música, teniendo como pareja de baile a su escoba, era un baile raro sin nada sexy en el, solo era un tonto que le gustaba moverse al ritmo se la música. Ciertamente, cuando de joven y escucho esa canción por primera vez, deseo eso, quería tener dinero y poder hacer lo que quisiera, eso sería increíble, aquello fue de los he trataron sus pensamientos en aquel entonces, deseaba tener dinero... Y verlo ahora, era un travesti, algo que hacia para robarle el dinero de sus bolsillos a toda esa gente con dinero y lo gastaba en boludeces.

Escucho voces en el piso inferior y bajando el volumen a la radio, bajo apresurado las escaleras, tapándose con la pareja, fruncio el entrecejo fingiendo molestia, y colocando las manos en su cintura, se dirigió a la pareja con firmeza- ¿Acaso no saben leer? El museo está cerrado, largo de aquí.

-Diculpe, no era nuestra intención hacer que se moleste-se disculpaba con desesperación la única chica.

-Pues ya lo hicieron-suspiro con pesadez, intentando borrar aquel semblante de molestia-Se supone que este lugar tiene llave y si Vincent se entera que la perdí, perderé mi empleo.

Hacerse la víctima siempre funciona para que las personas se apiaden de ti, y como funcionó, la chica se acercó a él y le acaricio la espalda en un modo bastante reconfortante. Sonrió internamente al ver como ya los tenía bajo sus hilos-Perdona, no teníamos idea-dijo está vez el novio de ella-Ya nos ibamos.

-Esta bien-murmuro con falsa dolencia-Los acompaño hasta la puerta.

- No es necesa...

-No tengo problema al hacerlo-lo interrumpió.

Guiándo a la pareja hasta la puerta cerró la entrada al museo sin llave, a decir verdad Vincent si le había dado una llave del Museo una llave la cual había perdido al ratito de que se la dieran, así que, no había mentido del todo. Dejando eso de lado, ya que para el próximo acto entra el viejo Charles Benedelthi, el loco de Ambrose.

Mentiroso, mentiroso ᴸᵉˢᵗᵉʳ ˢⁱⁿᶜˡᵃⁱʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora