Niño mimado - Heewon

Mala idea

— Lo que hiciste fue una tontería. — Le dijo Taehyun, con una mirada seria. Jungwon soltó un bufido y se recostó en la silla. — Tomando en cuenta que ambos se gustan, sería doloroso para ambos no ser nada y solo follar y besarse.

— Yo no le gusto. — Lloriqueó el castaño. — Yo soy el único imbécil que está enamorado.

— ¿Estás de joda? — Inquirió el pelirrojo. — Se nota a millones de kilómetros que ambos se gustan y hay tensión entre ambos, solo ustedes son los imbéciles y tontos que no se dan cuenta de ello.

¿Entonces fue una mala idea?

Lo era para ambos, ambos se destrozaban el uno al otro sin darse cuenta porque ambos creían que eran los únicos enamorados en esa "relación", solo eran ciegos, tenían una venda en los ojos que no podía hacerlos ver que ambos estaban enamorados.

Jungwon volvió su vista al pizarrón para concentrarse en las clases y dejar el tema para después, al igual que Taehyun, Ni-Ki estaba arriba de ellos, pero sin estar atento a lo que hablaban y Sung Hoon debajo, también sin prestarle atención a su charla.

Los minutos pasaron antes que el timbre sonara, Jungwon sonrió de lado y tomo sus cosas para meterlas a su mochila, era martes y estaba ya llevaba un día con Heeseung de esa manera, le gustaba saber que después de cada clase podría tener a Heeseung besándolo y también en la salida, como era el caso.

— ¿Qué harán hoy? — Inquirió Sung Hoon una vez terminó de guardar todas sus cosas en su propia mochila. 

— Estaré en una cita. — Mostró Ni-Ki, con un papel en manos. — Se llama Kim Sun Ah y me la encontré en una fiesta el domingo, pienso liberar mi estrés con ella.

Sung Hoon asintió.

— ¿Y tú Kang?

— Saldré con BeomGyu. — Alzo sus hombros y cerro su maletín para colgarlo en su hombro. — Igual tengo una cita.

— ¿Y tú Jungwon? — Preguntó Sung Hoon, con la esperanza que él si estuviera disponible ese día. — ¿Qué harás hoy?

— Estudiar.

— Que interesante, Jungwon. — Se rió Ni-Ki. — Los dejo, suerte en tu cita, Taehyun.

El menor de los cuatro abandono el salón, que ya estaba casi vacío a menos que por ellos tres y unos cuantos estudiantes más que querían admirar a aquel grupo, en tan solo unas semanas su popularidad había crecido mucho, todos los conocían, incluso personas de otras carreras.

— Yo igual me voy. — El castaño se despidió de Taehyun y le sonrió a Sung Hoon en modo de disculpas.

Al salir de su salón fue a donde estaban los estudiantes de medicina, vio su reloj, ya debían haber salido todos, en el camino a este, varias chicas le preguntaban a donde se dirigía y si estaba perdido, al igual que algunos chicos, aunque este les negaba su ayuda.

Una vez estuvo en el lugar de medicina, logró identificar rápidamente al pelinegro, quien al verlo, sonrió levemente y se acercó hasta el castaño a pasos rápidos, cuando estuvieron juntos, los dos se encerraron en el baño y una vez que se aseguraron no había nadie, empezaron a besarse.

Eran besos necesitados, como si no se hubieran besado en meses, llenos de pasión y también dolor, ese dolor que aunque ambos quisieran ocultar seguía ahí, ambos se hacían daño sin saberlo y tampoco querían admitir que se lo hacían.

Heeseung mordió el labio inferior de Jungwon y soltó un gruñido, la temperatura en el ambiente empezaba a subir con forme los besos subían de intensidad, Jungwon hizo el primer movimiento y metió sus manos bajo la camisa de Heeseung, empezó a acariciar su abdomen y luego bajo su mano peligrosamente al bulto del pantalón del mayor.

— Uhm... Jungwon. — Jadeo el mayor. — Ahora no.

El menor sacó rápidamente su mano y asintió.

— Claro, no es buen lugar para eso. — Murmuró, atrayendo a Heeseung a él. — Vamos a casa y continuemos esto en mi cuarto.

— Como digas.

— Pero primero salgo yo. — Avisó el menor, tomando su mochila, se lavo las manos y se arregló un poco el cabello que traía alborotado. — Luego sales tú.

Sin importarle la respuesta del pelinegro salió del baño sin mirar atrás, solo se dedico a salir del lugar y buscar al chofer para que los lleve a casa rápidamente, se subió al carro y dejo su mochila, minutos después Heeseung también entró.

El chofer no dijo nada y arrancó el vehículo con dirección a la mansión, en el camino ambos estaban impacientes de arribar a la casa del menor y terminar lo que habían empezado en la escuela. 

— Llegamos. — Anunció el chofer y ambos chicos se bajaron rápidamente del carro, Jungwon entró a la casa y se quitó los zapatos en la entrada.

— Joven Yang. — La madre del pelinegro apareció, viendo a su hijo de pies a cabeza. — ¿Y a ti qué te pasó? ¿Te peleaste? estás despeinado y tu ropa está fuera de lugar.

— No mamá, lo que pasa es que-

— Luego hablamos. — Advirtió. — Señorito Yang, sus abuelos están aquí.

— ¿De nuevo? — Habló cansado, sabiendo que no podía librarse tan fácilmente, así que se resigno a que no tendría sexo con Heeseung. 

— ¡Jungwon! — El castaño volteo a donde provenía el grito y al ver a su abuelo sonrió y se acercó hasta él para abrazarlo. — Oh mi pequeño Jungwonnie... solo mira que alto estás.

— Solo pasaron dos semanas, abuelo. — Rió Jungwon, abrazando a su abuelo paterno con fuerza, amaba al hombre, pues a diferencia del señor Jeon, él era mucho más amable y no era clasista. — Creo que fue usted quien se encogió un poco.

— ¿Tú crees que fue así? — Habló sonriente el anciano. — Tú abuela y yo vinimos a visitarte para darte una sorpresa.

El castaño sin importarle mucho Heeseung, tomo la mano de su abuelo y empezaron a platicar mientras hablaban, hablar con él siempre era entretenido y agradable porque no tenía que fingir ser alguien que no era.

Con su abuelo se sentía libre de todo.

"¿Yo le vende los ojos o él decidió vendárselos? "