Capitulo I

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El mundo era un desastre, la guerra estaba destruyendo todo a su paso, naciones viéndose involucradas de manera directa o indirectamente. Entre aquellos principales causantes de aquella guerra se encontraba Imperio Alemán, quien no solo era la representación actual de aquel territorio germano, sino que también se encontraba unido por nupcias con Chile, un latino quien conoció gracias a su padre y que con el tiempo la amistad que habían forjado se fue convirtiendo en algo más entre ambos.

Chile actualmente se encontraba resguardándose en su territorio, en una casa que el mismo Imperio había enviado a construir apenas se casaron. Debía mantenerse oculto por seguridad, pocos sabían que eran esposos principalmente familia o uno que otro cercano al matrimonio, así como la ubicación de aquella casa. Era el lugar perfecto para mantenerse a salvo al igual que a sus hijos ante aquellos que podrían usarlos en contra de Imperio Alemán.

-Mami ¿Cuándo vuelve vati?- el chileno quien se alistaba para dormir, giro sobre sus talones, ahí parada en la entrada de la habitación se encontraba Villa, quien abrazaba un oso de peluche -Pronto mi niña... ¿no deberías estar durmiendo enana?- se termino de colocar su pijama, se acerco a la pequeña tomándola entre sus brazos y llevarla de regreso a su habitación-es que extraño a mi vati- se acurruco en el pecho del mayor mientras este se sentaba en la orilla de la cama de la menor -yo igual cariño ¿te tinca si mañana le escribimos una carta a tu papito?-

-¡sii! ¡Le hare un dibujo! -

-¡Perfecto! Ya a dormir mi niña, buena noches- la acostó y arropo no sin antes darle un beso en la frente.

Camino por el pasillo viendo cada habitación y revisando que todos durmieran, pero al pasar por uno de los cuartos no pudo evitar escuchar unos sollozos, con cuidado se asomo notando al hijo de Imperio sentado sobre la cama, cubriendo sus oídos con sus manos -basta... cállense-

-Weim ¿pasa algo? -

-¡C-Chile! sie wollen nicht aufhören zu reden, Hilfe/ no quieres dejar de hablar, ayuda-  se notaba la desesperación en su rostro, Chile se acerco, lo atrajo a él apoyando el rostro del contrario en su pecho, le daba algunas caricias mientras el contrario se aferraba de las ropas del latino.

-¿Quién no deja de hablar mi pequeño pudú?-

-No se... escucho voces... siento cosas raras...emociones que no comprendo... no parecen mías- Chile se quedó quieto un momento, tenía sospechas de que se podría tratar, pero no quería creerlo -tranquilo amor, mira cierra los ojos-

Le miro de lado como el contrario cerraba algo dudoso sus ojos -eso, ahora despeja tu mente, solo escucha mi voz- asintió ante aquello, intentaba calmar su respiración, cedía ante las caricias que el latino le daba en su cabeza y espalda -todo estará bien weim, es algo normal, eres una futura representación... de a poquito aprenderás a controlarlo, eres fuerte e inteligente, igualito a tu papá jeje- el contrario estaba más calmado, sus músculos se relajaron, el agarre de sus manos se aflojaron haciendo que poco a poco se separara del chileno hasta volver a verlo a la cara -gracias Chile... no soy nada tuyo y aun así...-

-¡No digai weas! somos familia, te quiero igual que a todos mis cabros chicos, aunque a veces te pasas con tus bromas pesadas jaja- ambos reían, Chile le acaricio la mejilla con su dedo índice -ya llorón ¿querí un tecito con galletas? Te las traigo-

-¡Ja! Pero te acompaño... y no estaba llorando- se levando rápido siguiendo al chileno quien estaba saliendo de la habitación -¡claro que lo hacías! Esto debo contárselo a tu papá jajaj-

-¡Ni te atrevas!- intento darle un empujón pero Chile fue más rápido y se aparto haciendo que casi callera al suelo pero lo sujeto de la cintura con su cola -ya, ya oh, vamos por el tecito, mira que yo también quiero uno-

𝐒𝐞𝐡𝐧𝐬𝐮𝐜𝐡𝐭 𝐝𝐞𝐬 𝐇𝐞𝐫𝐳𝐞𝐧𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora