Capítulo 8

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Naruto logro mirar atentamente la cantidad de personas de distintas especies aglomeradas en el lugar.

Todos se veían realmente mal.Tenían heridas, cicatrices, suciedad y miedo en sus rostros. Algunos estaban encadenados, otros enjaulados, otros simplemente tirados en el suelo. Era una escena dantesca que le recordaba a los peores momentos de su vida.

Se sintió culpable por haber hecho el ridículo delante de ellos. Por haberse comportado como un animal en celo con Hinata, la mujer que los había rescatado de un traficante sin escrúpulos. Por haberla expuesto al peligro y a la vergüenza.

Hinata, por su parte, no parecía impresionada con él. Al contrario, le miraba con frialdad y desconfianza. Le soltó la mano y le indicó que la siguiera por el lugar, presentándole a los que habían salvado. Le explicaba sus nombres, sus especies, sus historias. Le exigía que les ayudara a curar sus heridas, a darles comida, agua y ropa. A darles esperanza.

Naruto se dejó llevar por ella, pero no sin resistencia. Se sorprendió de lo bondadosa y valiente que era con los demás. De cómo se ganaba la confianza y el respeto de todos esos seres que habían sufrido tanto. De cómo los trataba como iguales, sin importarle sus diferencias.

Se dio cuenta de que Hinata era especial. De que había algo en ella que lo atraía más allá de su sangre. De que quizás su castigo no era tan terrible como pensaba.

Pero no quiso admitirlo. No quiso aceptar que ella le importaba más de lo que debía. No quiso renunciar a su orgullo y a su libertad. No quiso arriesgarse a sufrir de nuevo.

Se convenció de que sólo la necesitaba para evitar los síntomas de su maldición. De que sólo la usaría para saciar su sed, su dolor y su placer. De que sólo la mantendría cerca hasta encontrar una forma de romper el vínculo que los unía.

Se propuso engañarla, fingir que él también podía ser bueno. Que él también podía ayudar a los demás. Que él también podía amarla.

Pero Hinata no era tan ingenua como él creía. Ella no era dócil con Naruto y no confiaba plenamente en esa historia que le contaron de la enfermedad. Ella sabía que había algo más detrás de ese vínculo extraño que los unía. Ella quería averiguarlo.

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Ya basta, Hinata - dijo Naruto, soltando la bandeja con comida que llevaba en las manos. - No soy tu camarero. No tengo por qué hacer todo lo que me dices.

Hinata lo miró con incredulidad y molestia. - Naruto, ¿qué te pasa? Estamos tratando de ayudar a estas personas. Necesitan nuestra ayuda.

 Pues que se las arreglen solos - replicó Naruto, cruzándose de brazos. - Yo no les debo nada. Yo no pedí estar aquí.

 Naruto, no seas egoísta - intervino Sasuke, que estaba curando las heridas de un hombre lobo. - Estas personas han sufrido mucho. Merecen una oportunidad de vivir mejor-  el pelinegro quería  matar al idiota de su amigo estaba arruinando la oportunidad que había logrado haciendo el cuento de la enfermedad.

Hinata Se quedó callada, sin saber qué decir.

Naruto la miró con desdén y se dio la vuelta. - Me voy - dijo, caminando hacia la puerta. - No quiero hacer esto.

Hinata reaccionó y corrió tras él. Lo tomó del brazo y lo jaló hacia ella. Lo miró a los ojos y le dijo con firmeza:

- Naruto, tú vienes conmigo.-

Naruto sintió un escalofrío al escuchar su voz. Era una voz que no podía ignorar. Era una voz que lo dominaba.

-¿Qué? ¿A dónde? - preguntó Naruto, confundido.

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⏰ Última actualización: Aug 26, 2024 ⏰

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Blood / (Naruhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora