IX: Overdose

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Advertencia: contenido para adultos

Wen Kexing levantó su abanico para protegerse del sol mientras miraba hacia el edificio del hospital. Había buscado en varios hospitales de Hangzhou y no había llegado ni a la mitad, pero aún tenía esperanzas.

Entró al edificio y una bocanada de aire frío le atravesó la cara, dobló el abanico y tartamudeó para explicar a las enfermeras en la recepción a quién buscaba, pero apenas podían entender sus palabras entrecortadas.

—Lo siento, señor, no hay ningún 'A-Xu' aquí... —la enfermera le dirigió a Wen Kexing una mirada de disculpa.

Wen Kexing casi podría llegar a desmayarse. Era pleno verano y el calor se filtraba por sus venas, hirviéndole la sangre. Había estado despierto y corriendo durante dos días sin comida ni ningún tipo de nutrición. Se sintió mareado y rápidamente se apoyó contra el mostrador, la falta de comida y sueño le pasaba factura a su mente y cuerpo.

—Yo... deme un minuto —se frotó las sienes, haciendo todo lo posible por mantenerse despierto y consciente—. Zhou Zishu —susurró—. Su nombre es Zhou Zishu... Por favor, vuelva a comprobarlo.

La enfermera suspiró y volvió a hacer clic con el mouse, desplazándose perezosamente por los nombres.

—Sí, sí. Tenemos ese paciente —miró a Wen Kexing con preocupación—. Habitación 203... ¿Está bien, señor?

—¡¿Está aquí?! —Wen Kexing sonrió a pesar del cansancio poco saludable evidente en su rostro—. ¡Gracias, gracias!

No podía esperar a que llegara el ascensor repleto de gente. Subió las escaleras, buscando inquieto por los pasillos, chocando con médicos y enfermeras, mientras sus ojos barrían los números de las habitaciones al pasar por cada puerta. Y finalmente, ahí estaba, la habitación 203.

Wen Kexing agradeció que la puerta no estuviera cerrada, extendió la mano lentamente y la empujó para abrirla con la palma de la mano, los latidos de su propio corazón sonaron más fuertes que los pitidos de las máquinas dentro de la habitación. Dio unos pasos ligeros para ver a A-Xu inconsciente, con tubos y materiales hospitalarios innecesarios pegados a su cuerpo por todas partes. Han Ying estaba durmiendo en una silla al otro lado de la cama, su cabeza descansando inestablemente sobre su mano. Parecía perdido en un sueño profundo a pesar de la posición incómoda.

Wen Kexing se acercó en silencio, conteniendo la respiración para no despertar a ninguno de los dos. Trazó el dorso de su dedo sobre el rostro dormido de A-Xu, saboreando la sensación familiar contra su piel.

—A-Xu... —susurró, con el corazón dolorido con cada sílaba—. Lo siento... —¿Cómo llegó a esto? ¿Por qué?

—Gracias al cielo que estás aquí —habló Han Ying—. No me dejó contactarte... —caminó rápidamente al lado de Wen Kexing—. ¡Gracias a Dios que estás aquí! No lo dejes ir de nuevo, te lo ruego.

—Yo-... —Wen Kexing hipó algunos sollozos—. Intenté... Traté de encontrarlo, seguirlo... él nunca-

Han Ying agarró la mano de Wen Kexing, suplicante.

—Sé que puede ser frío, ¡pero ha pasado por mucho! ¡Mucho! Y tiene miedo, se ha negado a confiar en nadie después de... —hizo una pausa y se mordió el labio—. No lo culpes, no le guardes rencor. Él te ama demasiado, mucho más de lo que nunca amó a nadie —Han Ying apretó la mano de Wen Kexing—. Por favor, ayúdalo, te lo ruego, nunca lo dejes ir... Si pudiera hacer algo para aliviar su enfermedad, lo haría... pero tú eres el único que puede hacerlo.

Made Of Stone [WenZhou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora