CAPÍTULO 12

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No podía mentir, estaba nerviosa pero sentía que lo gazaba y lo anhelaba, el pasillo de la escuela era como una boda, pero no de un sueño de fantasías, era de esas que nadie espera que fuera la mujer que me fuera a casar o a aquellas que van a opo...

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No podía mentir, estaba nerviosa pero sentía que lo gazaba y lo anhelaba, el pasillo de la escuela era como una boda, pero no de un sueño de fantasías, era de esas que nadie espera que fuera la mujer que me fuera a casar o a aquellas que van a oponerse al matrimonio. no sentía dolor aunque está consciente que aun sangraba, toda mi ropa estaba empapada de sangre, entre las filas de estudiantes me miraban confundidos, debatiéndose si era realidad o actuación, por otro lado los rostros de asco en los que me hacen analizarlos de pies a cabezas y los murmullos aterrorizados.

No me importa nada en estos momentos, si me expulsan o incluso me muero o hago un escándalo en vano, caminando aun por el pasillo de la escuela me encuentro con el grupito de las "Perras" o así las llaman aquí, me detengo paro  mirarlas un momentos, las observo detenidamente como se ríen entre ellas, en como se nota que tienen una amistad, de esas que hacen lo imposible para tener el pelo y las uñas perfectas. Una de ellas se percata de mi presencia, al verme su felicidad se esfuma totalmente aterradora en el que tal expresión todas se giran hacia mí, después de todo lo que me hicieron pasar, no las puedo pasar de largo y seguir como si nada.

—Me entraré que en esta pocilga nson llamadas "Las perra" pero a mi parecer suenan más a "Prostitutas", o me equivoco, no creo —digo con un brazo cruzado y la otra señalándolas.

Nadie se ríe, todos murmuran entre sí como si fuera el mayor secreto, sus caras me fulminan con la mirada.. Una de ellas se me acerca para decir algo pero la paro.

—Oh mi vida, no he terminado, vengo a cobrar factura  —le digo dejándolas confundidas, me volteo para ver a mi alrededor y todos están en círculo viendo la escena —Ohhh créanme que deberían grabar esto —digo girándome hacia ellas. —Ustedes, quiero que se arrodillen —les ordeno señalandoles el piso.

No acatan a la orden, pero solo basta con una mirada fría, con una mirada fría y cansada. Ladeo la cabeza suavemente, alzando la ceja subiendo un poco la cabeza para darles una mirada superior.

—¿Crees que te vamos a obedecer a alguien como tú, quién te crees? —dice riéndose la persona que menos quería que se metiera.

—¿Bien... a la de tres, okey? Si no lo hacen tendremos que atacar a las consecuencias —les digo soltándome de los brazos abriendo y cerrando los puños —Uno... —comienzo con la cuenta acomodándome las vendas llenas de sangre para que no se me desaten —Dos... —vuelvo a mirarlas, ellas mirándose entre sí, sin saber que hacer —Tres... —digo captando su atención con sus rostros aterrorizados.

—¿Les dio miedo? vaya, increible —les digo a los demás.

La verdad es que no quería hacerles nada, solo un pequeño susto, aunque debería desquitármelas, pero mi objetivo es cierta persona.

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