Capitulo 18

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Conocer el amor de tu vida y verla morir y vivir una y otra vez no es lo mejor del mundo, no se lo desearía ni a mi peor enemigo. no pensaba que el dolor, el resentimiento y el orgullo que estaba acumulando, se rebosaba del vaso en cualquier momento.

Mi vida no fue muy buena que digamos, hubo momentos buenos, como malos. Siempre nos arrepentimos de algo, en los tantos años que he pasado en la tierra puedo decir que es peor que el propio inframundo, son tan iguales, pero a la vez distintos, que me dan ganas de vomitar, en los dos mundos comparados, como si fueran personajes de un juego.

Mi luz fue ella o es, por todo lo que ha hecho por mí, a pesar de las incertidumbres, fue la única que estuvo para mí, no le importaban las reglas, leyes o normas de los mundos y la naturaleza, ella y yo somos tan diferente que no hay nada igual entre nosotros, los polos opuestos se atraen y su fuera era como la ley de atracción. Livia es mi ángel universal, el ángel de la tira y todo ser vivo los planetas y más allá de lo que hay tras de la oscuridad, se todo de ella, la recuerdo y tuve oportunidades de contarle todo, guardarse un secreto no es fácil, aguantar un peso en el pecho sin poder escupirlo es presión, pero aguantaba para no decirle nada, ni pienso decirle, sé que ella sería capaz de saber y de enterarse de los secretos hasta más horripilantes escondidos de grandes rocas.

Solo era de tiempo y paciencia, pero ella es todo lo contrario, los secretos llegan a ella.

Una tarde lluviosa le da la bienvenida al bien y al mal. estaba afuera dl salón de bebe en el hospital distrital del país, esta tan nervioso y contento de saber que había vuelto de nuevo, mirarla a tras ves del cristal que nos separaba, se veía tan delicada y frágil, tan pequeña que tendrían que trarala con cuidado, con solo a kilómetros de distancia me dominaba con sus ojos grandes y brillosos, pude sonar malditamente pervertido, pero su belleza no se compara con nadie y no me cansaría de verlo una y otra vez , ella resplandecía luz en la habitación, re sala su piel pálida y su cabello de color rojo naranja.

En ese momento no supe como demonios había llegado hasta aquí, no había sentido un conexión tan fuerte y de atracción tan obsesiva como sus feromonas, ese ser tan pequeño que atrae el peligro y la calma, ese ser vivo que hizo que me afectar en todas las distintas formas, tanto así que quería saber más de ella, quería saber cada detalle de ella, en las antiguas no era ella, todas era diferente y no importaba el sexo u origen, aun la seguía amando, ver todo su procesos de infancia, adolescencia y adultez, quería ver sus primero pasos, sus primeras palabras, me había imprimido tanto en ella que no me había dado cuenta que yo era quien dependía de ella.

Hubo momentos en el que había tomado decisiones tan desesperadamente peligrosas, pero no podía interferir en su vida, todo llegaría a su momento y es mejor no desafiar el libro de la vida, naturalmente nos mataría a ambos que desatara un desastre.

Y si, no mataría, a los dos y a todo ser vivo que habite en el universo, no quedaría nada sin ella.

Livia no tuvo una mejor vida y yo creo que no es la única, más de uno vive en peores condiciones, unos con necesidades económicas, otros siendo vulnerados y lo queda de la sociedad haciendo justicia por sus derechos.

En este mundo de agua y tierra, todo tiene precio, mal o bien este mundo es algo prestado para nosotros, cuando portamos algo que no es de nosotros y lo utilizamos como se nos dé la gana, más adelante nos cobraría factura, tarde o temprano. Es como un videojuego, cada uno de nosotros tenemos un rol, un papel por actuar, unas misiones por cumplir, unos objetivos por seguir y obstáculos por enfrentar, pero hay peores castigos que estos, como la eternidad y depende de cómo no va por cómo hemos tratado a la madre de todo, de cómo decidimos al libre albedrío, en el más allá hay niveles en el inframundo o el paraíso de los cielos, o como el peor de todas, la reencarnación matutina en el mundo, se dé la especia que sea, solo se vuelve a repetir el mismo juego y volver a cumplir con el propósito de su vida,, hasta finalizar.

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