Epilogo

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Porque quise, aún no quería dejarla ir.

Yo quería poner más recuerdos de sus 20 años juntas desde que se conocieron hasta el funeral, pero algunos eran "innecesarios" dejé únicamente los que servían para la trama, así que traigo este epílogo donde puse todo lo que quería poner.

Estos son flashbacks que Lena tiene desde el suelo de su casa después de haberse tropezado en las escaleras y habiéndose partido el cuello a los 72 años, sin más que lo disfruten.

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Lena Luthor no sabe al principio lo que ve, todavía no tiene el concepto de lo que es, pero en términos simples es una luz, luego sombras y finalmente algo más, tiene frío, sus pulmones pelean al respirar por primera vez.
Entonces unos brazos cálidos la abrazan, se siente mejor, es acurrucada contra algo suave dónde pude posar su tierna mejilla, entonces escucha un sonido rítmico que le parece familiar. Es el corazón de su madre.

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Lena ahora tiene tres años y sabe suficiente del mundo para saber que significa eso. Su casa es grande, todos los muebles son grandes, camina con pequeños pasos hasta el lugar lleno de libros dónde siempre encuentra a su papá. Es ahí donde lo ve por primera vez, un juego de cuadros blancos y negros, le gusta, tiene un caballito.
Papá le enseña a jugar, todo es estrategia.

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Los días corren a su lado, inevtables.
Lena festeja su décimo cumpleaños en un parque de diversiones, ahora tiene un hermanito que solo lloriquea, pero es feliz. Es la mejor de la clase en su escuela, tiene amigos, sus padres le dan todo lo que quiere y más, pero hay algo que su corazón anhela, no sabe que es, algo que al parecer nadie tiene para darle.

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Lena ha cumplido dieciséis ¡Cuánto tarda en crecer! Sus amigas en la escuela hablan de chicos, de citas, de besos. Ella no sabe de eso, no la dejan salir.
Pasa los días viendo por la ventana añorando.
El fin de semana quiere leer, al menos en libros puede vivir ese romance, esa aventuras de adolescentes de su edad, entonces su mayordomo le abre la puerta y la ve.
Kara Danvers.
Como si la conociera desde siempre, como si la esperara desde siempre, su corazón late en frenesí, ha encontrado lo que anhelaba.

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Un año pasa. Kara es dulce, empezaron con saludos, pequeñas conversaciones sobre el clima. Ahora hablan todo el tiempo, tienen gustos parecidos. Es lindo.
Lena la busca y Kara se cuela en su cuarto, escuchan música, ven películas, la lleva a comer hamburguesas.
La vida ha sido cruel con Kara, pero siempre tiene una sonrisa para ella.

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Los meses pasan, y cada vez es más difícil para ambas estar lejos una de la otra, entonces Kara la besa.
No deberían, a sus padres no les gustará, van a alejarlas, así que son un secreto.
Lena ama sus besos, siente todo lo que una vez leyó en sus libros, las mariposas bailan en su estómago, su corazón late agitado, no puede apartarse de su lado.
La vida no es estratégia, ahora cree que es sensación.
Lena quiere más, quiere todo.
Una noche que su padre está de viaje y que su madre lleva a Lex de visita con unas tías, Kara y Lena se entregan por primera vez.
Kara es dulce, ella es música, pétalos de rosa y velas encendidas.
Es tierno, es torpe, lo es todo.

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Pronto sus padres se enteran, es imposible esconder tanto amor, pero hay aceptación dónde pensó que habría rechazo.
Su padre espera mucho de Kara.

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Lena llega a los 18 años, tiene que estudiar, debe ir a una buena universidad, pero se queda dormida en su cama, sobre sus libros.
Más tarde unos brazos la abrazan desde atrás despertándola. Aprietan demasiado fuerte.
Es Kara, está llorando, sus manos están cubiertas de sangre.
Lena no sabe que ha hecho, o más bien, lo que le han ordenado hacer pero sabe que le duele. Ella la consuela, intenta preguntar, Kara no puede decirle, sin embargo, encuentra paz con ella.
Todo es por ella.

Pesadilla postmortem: Caso Danvers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora