Capitulo 6

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La brisa de la ciudad golpeó mi rostro ligeramente, causándome un escalofrío. No era la altura del edifico donde nos encontrábamos lo que me dejaba sin aliento, era el viento. Fósforo y yo habíamos subido por el costado de un hotel a unas cuadras de comisaría con el objetivo de vigilarla.

Estábamos en el tejado del edificio, al lado del letrero gigante que marcaba el nombre del hotel, junto a las vigas metálicas oxidadas que lo sostenían. Teníamos visibilidad directa con el frente de comisaria, el garage de vehículos incautados y el estacionamiento al costado.

Desde ese lugar, la comisaría se veía pequeña y vulnerable para cualquier tipo de ataque. Subí mi pierna al bordillo y me recargué en ella, habíamos montado un mini campamento justo ahí. Había un cuaderno con varios apuntes a su lado, junto con una bolsa de frituras abierta, una bebida energética y un paquete de cigarros.

Fósforo era dedicado, y honestamente me sorprendió. Después de que le conté como iría la movida, hasta él mismo se sintió confiado con sus bastas habilidades y conocimientos como para realizar la tarea con éxito.

No dejaba de parlotear entusiasmado por su nuevo rol dentro de la organización y prácticamente me arrastró a acompañarlo a hacer eso. Estaba agotada, dejé caer la cabeza hacia atrás y suspiré.

– Fos, llevamos aquí tres horas, nada ha sucedido. Deben estar ocupados en el funeral de ese oficial.

Él tenia los ojos pegados a unos binoculares.
– Si tengo que activar los explosivos debo saber todo acerca de cómo se manejan aquí, solo necesito que lleguen las patrullas.

Bufé y rodé los ojos.
– Pásame los cigarros.

Palmó el bordillo sin quitar la vista de los binoculares. Cuando sintió la cajetilla, la deslizó a mi lado. La atrapé, saqué un cigarrillo y lo encendí.

– ¿Algo interesante que ver? – le pregunté.

– No, tienes razón – se incorporó –. Esos servicios velatorios deben haberles ocupado todo el día.

– Sí. Conway tampoco me ha contactado.

La brisa del viento levantaba mi cabello a la misma dirección que el humo del cigarro.

– ¿Qué hay con ese Conway, eh? ¿Por qué todo el mundo le tiene tanta rabia?

Hasta ese punto, yo tampoco lo entendía. Solo era uno más de esos inútiles servidores públicos. Su único crimen era ser un malhumorado despreciable. Me hubiera gustado tener una respuesta más certera para eso.

– Es un objetivo, Fos. Esta en medio del camino de muchos y estorba. La gente como él solo termina muerta.

Observé la comisaría como si él estuviera ahí, delante mía, y me perdí en ese pensamiento por unos momentos, hasta que sacudí la cabeza y recobré el sentido. Me puse de pie y estiré los músculos.
– Como sea, yo me voy de aquí. Te veo en el apartamento si quieres.

– Vinimos en mi furgoneta.

– Pues te voy a dejar aquí si no vienes conmigo.

– De acuerdo, está bien – se puso de pie – Vámonos.

Levantó todo y bajamos por el mismo lugar que subimos. La barandilla de la escalera no llegaba completamente al suelo, así que me dejé caer sobre mis dos piernas. Habíamos aparcado la camioneta dentro de un callejón poco concurrido.

Nos subimos y arranqué el motor. Me uní a la avenida que llevaba a comisaría e hice alto en la esquina directamente a ella.

– No me jodas... – habló Fos.

SEMPER FIDELIS [SpainRP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora